She's Emily| Teen Wolf | [Por editar]

Vingt-six

Créditos por la miniatura a chrissy-cost

Me recosté sobre mi cama acariciando la cabeza de Rex a mi lado pensando en el mensaje que me ha mandado Alex hace unos minutos atrás "La bestia te pondrá a prueba, quiere ver que tan hábil eres para luchar a su lado" Si claro, luchar, él solo asesina a cientos de personas, pero no a la persona que quiero yo asesinar. Bostecé al ver la hora en el reloj de mi teléfono debatiéndome si ir o no a dormir, pues siento la necesidad de ir a buscar a la bestia como también mis ojos comienzan a cerrarse solos. Aun que debo decir que se me ha quitado el sueño en segundos cuando oí un rugido fuera de casa al igual que un pequeño temblor que agitó mi hogar. Rex pegó un ladrido en dirección a la ventana de mi habitación y yo con una pistola en mi mano me acerqué con cuidado a la ventana, miré por esta viendo a la Bestia de Gévaudan moverse inquieto, supuse que el mensaje de Alex el cierto por lo tanto me puse unos zapatos cómodos y una gabardina negra junto a los pequeños accesorios que consiste en armas de todo tipo.
Bajé corriendo hasta la primera planta seguida por Rex a quien dejé en casa con su comida y agua, cerré la puerta con seguro y corrí donde la Bestia.

— Ya estoy aquí — La criatura gruñó en respuesta y comenzó a trotar, lo que para mi es correr una maratón para alcanzarlo. — ¡Espera! ¿Si quiera me llevarías en tu espalda?

Aquello sonó muy grosero para la criatura, no obstante aquel extraño animal con una de sus patas delanteras tiró de mi gabardina dejándome sobre su espalda. A decir verdad la bestia no es muy grande como el Dragón Smaug, pero aún así me siento cómoda en su espalda.

— ¿Dónde vamos? — Como respuesta a eso obtuve rugidos y sirenas de la policía por la carretera en que la Bestia nos lleva — Yo me encargo.

Para demostrar lealtad a la bestia supuse que es cubrirlo mientras escapa de una situación como esta donde la policía nos sigue. No quise gastar mis balas por lo que saqué la ballesta que colgaba de mi espalda junto a las flechas, la cargué y comencé a disparar a las ruedas de las camionetas de la policía. En algunos tiros fallé y eso pareció no importarle a la Bestia quien giró a la derecha dirigiéndose al hospital.

— ¿Atacaremos el hospital?— Cuestioné entre gritos. La bestia hizo un sonido con su nariz que lo tomé como un sí y yo seguí en lo mío que es detener a la policía disparando a las ruedas de sus camionetas.

Llegamos al hospital ya vacío y sin pacientes, pero la Bestia siguió su camino rompiendo unas cuantas paredes intentando llegar a los pasillos del hospital, yo lo seguía cubriendo su espalda en caso de que aparezca la policía o la manada de McCall.

— ¿Qué hacemos aquí? — Interrogué con mi pistola lista para disparar.

No entiendo porqué le preguntas o hablas si solo te responderá con un gruñido o rugido.

Y otra vez mi conciencia tiene razón. La bestia me respondió con un rugido, más bien le rugió a alguien ya que la criatura no me miraba.