El fausto y el caballero

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Yo solo te cuido
no juzgues mi aspecto
porque el enemigo tiene el cabello rizado
y unos profundo ojos azules como el mar,
llenos por las lágrimas de sus víctimas
se regocija en súplicas de piedad,
tiene una piel fina de porcelana,
el muerde tendones y libera estrés,
como una bacteria
el se aloja en el interior
e incuba falsa alegría,
sólo cuando la verdad lo mata
el se retira
pero antes su piel se torna dura y agrietada,
su mirada azul de los mares ahoga,
su rizado cabello se abre en la puntas,
cada pisada que dió al entrar y hasta el salir fueron marcadas en el pecho
y como una escena del crimen
el lugar dejo de ser concurrido
y las luces brillaron por última vez.
Ahora entiende que aquel ser de mal aspecto, sollozando, impaciente por un abrazo.
Aquel que todos ignoramos,
aquel que sólo bien vestido lo buscamos
cuando creemos estar preparados,
si que es el quien obligó a la mentira a dar puntadas sin hilo en el pecho
lastimar todo por despecho con un pretexto de que alguna vez,
lo que el dijo fue cierto.

Mi otro yoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora