Capitulo 6. Kay Capuccio y Liam Payne.

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Hola!! Lamento haber tardado tanto con el capítulo 5, es que estuve con cierta personita y no pude subir!!!

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Abrí los ojos. Perfecto, sigo en la habitación en la que me acosté. La primera vez que deseaba estar en Carmona. Cómo echaba de menos a todos mis amigos, y las películas, y las historias para no dormir de Dani y Koke y... Ya me estoy poniendo sentimental. ¡Mi padre es un puñetero cabrón! Traerme aquí sin dejar que me despidiera de todos ellos...

Mi tripa rugió. Sería mejor que bajara a desayunar, aunque no me apeteciera nada verle la cara a mi padre. Y... Un momento, ¿qué hacía Tecla en casa? Cuando me choque con ella, no le había dado importancia, pero ahora que me paraba a pensarlo... Pero tampoco quiero pensar que mi padre tiene una aventura con ella ni nada por el estilo.

Bajé como una sonámbula por las escaleras, y como siempre casi me mato. Recorrí los pasillos laberinticos de la casa y por fin entré a la cocina. Cogí un vaso y eché leche, y me comí unas galletas que había por allí. ¡Sabían a mantequilla! Al pensar en la mantequilla se me vino a la cabeza el chocolate, y con el chocolate me acordé de Liam. Debería ir a visitarlo... ¡Ya mismo! Corri hacia el baño y me lave los dientes, la cara y desenrredé mi pelo. Caminé hasta mi habitación, y me dirigí al vestidor. Estuve cavilando sobre qué ponerme unos treinta minutos, hasta que decidí ponerme unos vaqueros, una camiseta a rayas azul marino con unis botines de tacón marrones. Cogí mi bolso y mis gafas de sol Aviador y sali por la puerta, no sin antes dejar una nota a mi padre y coger dinero para el bus. Pregunté al mayordomo dónde quedaba la parada y me encaminé hacia ella calle abajo.

Por el camino me crucé con mucha gente, y casi todos me decian "sorry" cuando pasaban a mi lado. Me acordé del chico del autobus que me encontre el primer dia y me rei. No se por que, pero me rei. Llegue a la parada, no habia nadie con quien hablar. A los cinco minutos, el bus ya estaba alli.

- ¿Pasa por Wolverhampton? - pregunte al conductor en un (otra vez) perfecto inglés.

- Pues claro. ¿Billete?

-Sí, por favor.

Cuando terminé de pagar, busqué un asiento libre sin ladie al lado, pues no me gustaba sentarme con desconocidos, y menos si no hablan mi idioma. Genial, ninguno libre. Al final me tuve que sentar al lado de una chica de mi edad. Ella iba mirando un cartilla en la que ponía, en letras grandes, St Paul's School. Bien, una "amiga". Creo que si quería sobrevivir al primer día de clase, tendría que empezar una conversación decente con la chica. Bien, allá que voy.

- ¿Vas a St Paul's School? - le dije esperando que no me contestara borde por meterme en donde no me llaman.

- Sí, llevo llendo toda la vida. ¿Tú vas a ir? Lo digo porque si vas no te he visto... - contestó amablemente. Menos mal.

- Es que soy nueva - reí. - Acabamos de llegar a la cuidad y mi padre me ha matriculado allí.

- Pues entonces, ¡perfecto! Así podemos vernos y te digo un poco como va la cosa. Por cierto, soy Kay Capuccio. ¿Tú?

- Paula Uriarte, encantada.

- ¿Eres española? - preguntó levantando una ceja - Lo digo por tu acento. 

- Sí. - le contesté tímidamente, esperando que no fuera algo malo...

- ¡¿En serio?! ¡Siempre he querido ir allí! ¡Me encanta España! - dijo entusiasmada.

- Oye Kay, qué te parece si me llamas y tú me enseñas Londres y yo te enseño fotos de España.

- ¿De verdad? ¡Pues claro que sí! ¿Esta tarde? - me dijo más entusiasmada todavía.

- Esta tarde no, la paso en casa de un amigo.

- ¿Un amigo... especial?- preguntó con curiosidad y a la vez picardía.

- No me seas tonta, Kay. Sólo es un viejo amigo. -

El autobús paró. "¡Wolverhampton!", gritó el conductor. Kay y yo nos despedimos con dos besos en la mejilla y una sonrisa, y me bajé del bus. Cuando ví que se alejaba, miré hacia la ventanilla, y allí vi a Kay despidiéndose de mí con la mano. Saqué de mi bolso una libreta donde llevaba apuntada la dirección de la casa de Liam. Estaba a dos manzanas de allí. Suspiré y empecé a andar.

Número 36. Es aquí. LLamé a la puerta con los nudillos y esperé. Me di la vuelta para observar mejor el barrio. Bastante amplio y bonito. Abrieron la puerta.

-¿Paula? ¿Eres tú? - oí una voz femenina detrás de mí. Me di la vuelta al sorprenderme.

- ¡Sra. Payne! ¡Cuánto tiempo sin verla! - le dije mientras me abrazaba.

- Y que lo digas, querida. Pasa, Liam está dentro.

. . .

- ¿Y cómo lo hiciste? - pregunté intrigada.

- Pues no lo sé, simplemente me acerqué y la besé.  Pero eso ya fue hace mucho, dos años, creo. - me dijo restándole importancia. - ¿Y Koke?

- Bien... pero ahora le hecho de menos. - dije apenada.

- Es que, vaya ocurrencias las de tu padre, mudaros sin avisar...

- Lo sé, pero ya me ha matriculado en un instituto y todo...

- ¿De verdad? ¡Qué rapidez! ¿Y ya has hecho amigos?

- Sí, antes, cuando venía hacia aquí, me he encontrado con una chica que iba a ir al mismo colegio y nos hemos hecho amigas.

- ¡Genial, entonces! ¿Y es guapa? - preguntó con picardía.

- ¡Ligón! Pero sí, es muy guapa. ¿Qué hora es?

- Siete y media. La hora de cenar. - me dijo sonriendo.

- ¿Qué? Ay madre, mi padre me mata.- le dije algo preocupada, de verdad que mi padre me iba a matar. - Creo que me voy.

- Bueno, si no hay más remedio... ¡Pero ven otro día!- comentó triste.

- ¡Claro que vendré! Bueno chato, me despido de tu madre y me voy, que verás tú la bronca que me llevo cuando llegue a casa.

- Tú tranquila...

. . .

-¡Losientolosientolosietolosiento! - entré gritando por la puerta de la cocina, dirigiéndome a mi padre. Pero no estaba. "Menos mal", pensé. ¡No hay bronca! Creo que me viene bien un baño...

Mi teléfono empezó a sonar. ¿Quién coño se atreve a interrumpirme en la ducha? Salgo cabreada de la bañera y envuelvo mi cuerpo en una mini-toalla que me cubre hasta por debajo del trasero y miro la pantalla del teléfono. Número oculto.

PólvoraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora