Capítulo 12. Fiebre.

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Salí por la puerta del recibidor. Necesitaba salir a resfrescarme las ideas. No me podía creer lo que había visto minutos atrás. En mi pasillo. No era cualquier cosa. Era Harry; Harry besándose con otra chica. ¿Cómo mierdas se conocían y cómo mierdas me afecta tanto? Porque, a mí no me gusta Harry, ¿no?

Me senté en los escalones de la entrada, mirando la nada. Estaba rota en pedacitos y todavía no sabí porque. Quiero decir; sí que lo sabía, pero no por qué eso podría afectarme. Es solo un beso, ¿no? Oh, Dios. ¿Qué mierdas me pasa?

En ese momento, la chica en cuestión salió del hotel cargada de maletas, y detrás de ella, ayudándola, se encontraba Harry. Y no me podía sentir peor. Ellos se despidieron con dos besos, y la chica se subió al coche que la esperaba. Éste arrancó y dejó a Harry pensando en su mundo. Al darse la vuelta, él me vio y se acercó a mí.

- ¿Qué haces aquí? - me preguntó, sentándose a mi lado. 

- Nada, sólo pensaba - le dije, haciendo una sonrisa forzada. Lo que menos me apetecía ahora era hablar con Harry.

- ¿Y en qué pensabas? - me preguntó curioso, y con esa inborrable sonrisa estampada en su rostro. "Pues en tí, pedazo de idiota", pensé.

- Cosas mías - respondí, desviando la mirada.

- ¿Te pasa algo? - me dijo, sonando preocupado. "Sí. Sí que me pasa. He estado siempre ahí y tú no te has dado cuenta, imbécil" . 

- ¿Qué? No. - me limité a decir. Eso me pasa siempre, me guardo lo que pienso para no discutir. Es mejor así - ¿Quieres helado?

- Por qué no - me dijo riendo - Yo invito - 

Nos alejamos de allí andando despacio. él pasó un brazo por mis hombros, lo que me hizo sentir algo incómoda, pero no le dije nada.

Poco después, hablando de nada y riendo de todo, sentí como Harry se tambaleaba. Cuando se "recompuso", se llevó una mano a la cabeza.

- Harry, ¿estás bien? - le pregunté preocupada.

- Sí, tranquila - me contestó con el ceño fruncido. Pero volvió a tambalearse.

- ¡Harry! ¡¿Qué te pasa?! - le grité,  sujetándole por un costado para evitar que se cayera al suelo. 

- N-no lo sé - dijo pensativo - De repente me he mareado, la cabeza me da vueltas... - me dijo, tambaleándose por tercera vez. 

- Nos vamos al médico - le dije decidida.

- ¿Qué? No. Nos vamos a la habitación con los chicos. No creo que sea para tanto. - yo suspiré.

- Está bien - le dije, y acto seguido comenzamos a caminar en dirección al hotel; yo sujetándole como podía, y él abrazándome por la cintura. Si esto fuera una película romáantica, ya nos estaríamos besando. Irónico, ¿no?

. . . 

Empujé la puerta de la habitación con el pie. Llevé a Harry hasta la cama y le indiqué que se tumbara. Por allí no había ni rastro de Liam, Louis, Zayn o Niall, a si que tendría que quedarme con él hasta que viniesen. Me senté al lado de Harry en la cama, y llevé mi mano a su frente. Estaba ardiendo. Debería llevar a Harry al médico, pero le conozco lo suficiente como para saber que si él dice que no, es que no. Me levanté de la cama buscándo un jodido termómetro, mientras que una verdosa mirada me seguía a todas partes. Hasta que encontré lo que buscaba. Me acerqué lentamente hacia la cama, y volví a sentarme, a su lado. Sus ojos seguían todos los movimientos que yo hacía, por muy pequeños que fueran. Le tendí el termómetro.

- Colócatelo debajo del brazo - le diije, aunque más bien sonó como una orden. él dudaba, pero al final lo cogió. Me levanté y fui al baño. Cogí una palangana y la llené de agua fría, y luego, varios paños. Volví de nuevo con Harry. Cuando me fijé en el, casi derramo todo el agua por el suelo de la habitación. Mi visión de Harry era espectacular; él estaba tumbado, con unos cuantos rizos cayéndole por el rostro. Su torso, desnudo. Se había quitado la camiseta el muy cabrón. Tenía los ojos cerrados, y el termómetro premanecía debajo de su brazo. Me acerqué lentamente, dejando el balde de agua y los paños en la mesita de noche; y me senté en la cama. Ni se inmutó. ¿Estaría dormido? Me quedé mirando su cara. Estaba tan mono así, tan quietecito. Hasta que sonó ese irritable pitido del jodido termómetro. Harry abrió los ojos bruscamente. él se dio cuenta de que le miraba demasiado y sonrió pícaramente. Normal, se pone semi desnudo delante de mí, no se cómo mierdas quiere que no le mire demasiado. Me sonrojé casi al instante. Carraspeé para salir de ese incómodo momento.

- Dame el termómetro -  le pedí. 

- Estás tan guapa cuando te sonrojas - me dijo pasando su lengua por los labios.

- El termómetro - insistí. Quería creer que esas palabaras las decía con el corazón, pero sabiendo de su estado, no sabía qué pensar. Se sentó rápidamente en la cama y acercó su cuerpo al mío.

 - Me gustas tanto, Paula, que ya no sé nni qué hacer conmigo mismo- me dijo en un tono seductor, rozando sus labios con mi oreja. Todo mi cuerpo se estremeció con su simple roce. Llevó ambas manos a mi cintura y apoyó su barbilla en mi hombro. Pero no pude evitar recordar el momento en el que lo ví besándose con aquélla chica, y me sentí traicionada. Mierda, algnas veces me sorprendo de mis propias acciones; y por orgullo, no podía dejar que pasara nada entre Harry y yo. Al menos, no ahora.

Mis manos aterrizaron en el pecho de Harry, y lo empujé suavenmente para que volviera a tumbarse. Le aparté con mis dedos un mechón de pelo rizado que caía sobre su frente. él iba a decir algo, pero le interrumpí con un: "Shhhh"

- Tranquilo, sólo estás delirando, ¿vale? Ahora tienes que descansar. - le dije, mojando un paño en el agua fría y colocándoselo en la frente.

- Pero Paula, yo te quiero - me dijo. Y eso fue lo más parecido a un disparo al corazón.

Yo no dije nada. Sólo me dedicaba a cambiarle los paños, y guardar silencio, mientras mi cabeza estaba en un debate mental. Mi nerviosismo me estaba afectando en mal momento; tanto, que el balde de agua se cayó al suelo, boca abajo. 

- Oh, al demonio - exclamó Harry viendose desesperado.

Y lo único que pude ver entonces, fue su rostro acercándose al mío.

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