Capítulo 19. Guerra de cupcakes

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* Zayn *

Habia estado desde que llegue del instituto con el móvil en la mano, miraba y las llamadas perdidas, pero nada, que no llamaba. Me revolví el pelo frustrado. Estaba impaciente. El teléfono vibró entre mis manos. Ella era. "¿Qué Hago?", pensé. "Cógeselo, pedazo de idiota", me dijo una voz en mi cabeza. Descolgué la llamada.

- ¿Hola? - pregunté, intentando sonar lo más calmado posible.

- ¿Zayn? - Me dijo. Ella era. Con solo su voz  ya se me aceleraba el pulso. 

- Sí, soy yo.

- Escucha, que soy Kay - me informó. Ya lo sabía - ¿Para cuando los cupcakes? - me preguntó.

- Pues ... podriamos empezar esta tarde - la dije, nervioso.

- ¿Tan pronto?

- Em ... Si ... - Piensa, coño - Cuanto antes los empecemos, antes los terminamos - ella soltó un bufido.

- De acuerdo. ¿Voy a tu casa o vienes tú? - me preguntó borde.

- ¿Te importa que vaya a tu casa? Es que hoy hay visita en la mía - me excusé. Oh, vamos, sólo queria sacar a pasear la moto.

- De acuerdo. En una hora aquí - me dijo - Maddox Street, número veintidós.

- Vale. Hasta ahora - nos despedimos.

- Hasta ahora - colgué y fui a darme una ducha.

* Kay *

Llamaron al timbre. ¿Qué? Todavía no estaba lista. Las zapatillas, las zapatillas. ¿Se puede saber dónde están las puñeteras zapatillas? Me agaché para mirar debajo de la cama, y ¡ajá! Ahí estaban. Volvieron a llamar al timbre.

- ¡Mike, abre la puñetera puerta! - le grité a mi hermano.

- ¡Ya voy! - me gritó de vuelta. Oí cómo se abría la puerta, y la voz de Zayn pregunando por mí.

- ¡Kay, aqui hay un tío que te  está buscando! - me gritó enfadado.

- ¡Que ya bajo! - le grité, enfadada también. Fui hacia las escaleras con los cordones desatados, y me miré al espejo. Una camiseta de tirantes blanca, con el estampado de la bandera de América, y unos shorts de tela vaquera yo  creo van bien. Bajé las escaleras abrochándome los cordones, y cuando llegué abajo, me incorporé mirando a Zayn, quitándome un mechón de pelo de la cara.

- Hasta que llegas - me regaño Mike. Él se dirigió un su habitación y le hice burla. Zayn rió y fue cuando me di cuenta de que seguia allí. Lo miré de arriba un abajo descaradamente, y después solté un bufido. Estaba condenadamente sexy.

- ¿No te piensas quitar la chaqueta? - le dije, sonando más borde de lo que queria. Él se sorprendió y reaccionó. Se quitó la chupa y me dejó ver lo que llevaba. Esa camisa de cuadros le hacía más sexy todavía. Si es que se puede. Me miró con un gesto de "¿Dónde la dejo?", y  como respuesta cogí la chupa y la dejé en el perchero. Le indiqué que me siguiera hasta la cocina, y una vez allí nos lavamos las manos y sacamos de todos los ingredientes. Puse música y comenzamos a trabajar. La sola presencia de ese chico me incomodaba, y ni siquiera yo sabia por qué. Metimos el los cupcakes en el horno y esperamos bebiendo unas latas de refresco, en silencio. No se puede decir que el chico hablara mucho. El horno avisó y Zayn se ocupó de sacar la bandeja, mientras que yo recogía todo. Él dejó la bandeja encima de la encimera, y cogió un cupcake.

- Ahora, a probarlos - dijo divertido. Yo cogí dos cucharillas, y cuando me giré para darle una, chocamos, y todo el cupcake se estampó en mi camiseta.

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