Haberlo sabido desde el primer momento habría bastado...
"El aleteo de las alas de una mariposa se puede sentir al otro lado del mundo."
Nunca se mereció la muerte... Pero quien lo diría.
"El aleteo de las alas de una maripo...
— ¿Dónde se ha metido esta niña? — murmuró Yeol abriendo otra clase. Estaba igual de vacía que las otras cinco clases que había mirado.
Era el cuarto día de clase, pero Ji Yeol aún no sabía donde estaba cada clase. Porque las cosas que no solían importarle no solía recordarlas, eso incluía la localización de las clases. Suspiró cansada y se recostó contra las taquillas.
Después de la clase de inglés Neul había salido corriendo al baño, dejándola atrás. Ella habría ido al baño a buscar a su amiga, pero se había perdido después de girar dos pasillos.
Los pasillos estaban totalmente solitarios, no le extrañaba, era la hora de almorzar. Casi diez minutos nada más ni nada menos llevaba buscándola.
La paciencia casi se le había acabado, pues no había cenado y tampoco desayunado, y su estómago estaba gritando por comida.
Se dirigió hacia su taquilla para dejar los libros que ya había utilizado y coger los que utilizaría después.
— ¿Ya sabes lo qué le vas a dar?
— No tengo ni la menor idea. — la voz de unos chicos resonó en el pasillo, Yeol simplemente las ignoró.
— ¿Y así quieres enamorarla? — una de esas voces era demasiado conocida. A punto de introducir la contraseña del candado, esa voz sonó a sus espaldas.
— Yo solo... ¡Oh! Tú de nuevo.
La chica cerró los ojos y se maldijo. Ayer había sido un día largo en el que ella le dejó claro a su compañero de asiento lo irritante que era. Aún así él pareció no comprenderlo. Incluso durante las clases de la mañana él no había parado de hablarle. Incluso la había llamado amiga. Golpeó su frente contra la taquilla antes de girarse.
— ¿Me estás siguiendo? — no esperó respuesta y volvió a girarse hacia su taquilla.
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— No. — el chico se puso a su lado, mirándola. — No te creas tan importante.
— Entonces qué haces aquí. — Ji Yeol lo miró de reojo y miró a su otro lado contrario. — ¿Y tú quién eres? — el chico con el pelo naranja la miró.
— Taehyung, Kim Taehyung. — el chico abrió su taquilla, la taquilla que estaba justo al lado de la de ella. — Deja de mirarme.
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