Capítulo Dos

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- Hola – dije un poco nerviosa – ¿te ha gustado el colegio? – le dije pero me arrepentí, que pregunta tan más tonta.

- Si, todos han sido muy amables y creo que ya hasta tengo amigos – dijo señalando con la mirada a Erick, castaño, ojos color ámbar, nariz definida, era bastante guapo. Y a otros chicos que eran Dylan, cabello negro, ojos cafés oscuro, alto y muy definido de sus músculos, podría ser más guapo, sin embargo los músculos hacían que se apartaran de él. Sean, moreno y alto, nariz pequeña, ojos negros, algo que parecía imposible, así que yo siempre decía que eran cafés oscuro. E Ian, castaño pálido, ojos azules, sus rasgos tan marcados hacían que él pareciera italiano o francés, tal vez ambos.

- Genial – le dije y desvíe la mirada a otro lado, había algo en él que me hacía querer correr, pero a la vez, me quería quedar.

- Si – dijo él casi sin emoción. –, pero no me dan mucha confianza, aunque se ven que no son tan malos.

Yo no sé porque me hablaba con tanta confianza si apenas en la mañana nos conocimos. Había algo que me hacía sentir que ya nos conocíamos, claro, antes de esta mañana, lo había visto en algún lado, pero no recuerdo en donde, ¿tal vez un sueño? No, eso sería muy ridículo.

- ¡Oh! – Le dije, y volví a mi casillero, él me siguió, recargado en los casilleros de enfrente mío.

Se quedó con su mirada fija en mí, sus grandes ojos verdes me penetraban, tenía la mirada fijada en mí, estaba incomoda, me puse algo tensa, se dio la vuelta hacia la puerta, volvió su mirada hacia mí, examinándome de nuevo, no volteé, me concentré en mi casillero, tratando de evitarlo, tal vez lo notó, porque solamente se apartó y comenzó a caminar hacia la salida.

<< Genial Ali, lo volviste a arruinar >> Rodé los ojos por mi pensamiento. 

<< ¿Acaso te importa? >> Pregunté contraatacando a mi conciencia, que me miraba por arriba de sus lentes de media luna, ¿qué se creía?

<< Si, ya que somos la misma persona, y oí tu preguntita, me creo tu conciencia, niñita >> Hablándome de nuevo, con una mirada de superioridad. 

Agh, tonta conciencia.

<< Ya te oí >> 

Me estoy volviendo loca.

Salí del Instituto, busque con mi mirada a Kels, tal vez estaría con Erick, o simplemente ya se había ido. 

Recorrí el campus con la mirada, una y otra vez, era difícil, ya que era un terreno grande, rodeado de arboleda, vivíamos en una gran zona de bosques, así que el aire siempre era limpio, aquí el otoño llegaba rápido, inexplicablemente rápido, pero en este año creo que tardaría, aunque en unos pocos árboles se caían las hojas, tal vez solo el viento. Era difícil buscar a Kels, no se quedaba en el mismo lugar por más de 5 minutos, a veces era tan estresante, y mucho peor ahora, ya que el campus estaba con más de la mitad de los estudiantes habitada. Una última mirada. Nada. Mientras hacia la última recorrida con los ojos noté que alguien me observaba desde unos frondosos árboles, mire de nuevo, con más atención, no había nadie, tal vez solo era mi imaginación. 

Decidí ir a casa sola, un escalofrío recorrió mi espalda, debí traer un suéter, grabe error. 

Sentí que alguien venía caminando detrás de mí, mire hacia atrás, pero no había nadie. Tanto amaba vivir fuera de la ciudad, pero a la vez lo odiaba, no, odiaba a Kels por dejarme sin compañía hoy, pero que más le podemos hacer, así es mi pequeña Kels, la mataré. De nuevo el escalofrío, pero ahora estaba segura que era por el viento, un montón de hojas me pegó en la cara, agh, creo que me comí un mosquito, me lavaré la boca llegando a casa. De nuevo esa sensación de que alguien me seguía, mira hacia atrás, solo vi la cola de un saco negro de alguien que se metía en el callejón. Caminé más rápido, sin embargo, aquellas pisadas igual aumentaron. Corrí, no faltaba tanto para llegar a las afueras de la ciudad, eso significaba que estaba cerca mi casa. Corrí todo lo que pude, de repente esas pisadas se oyeron a pocos centímetros de mí. Corrí. Corrí. Y tropecé, caí de rodillas cerca de unas hojas, la silueta negra que me perseguía estaba cerca de mí, me senté y fui retrocediendo hacía la arboleada de las afueras de la ciudad.

Ahora me daba cuenta, no era una silueta, era una forma humana, sin rostro y en vez de manos unas garras negras. Grité. Estaba a punto de tomarme con sus garras, iba perdiendo la vista, todo se estaba tornando oscuro, antes de desmayarme vi tan solo una silueta arrodilla frente de mí, tenía la capucha de la sudadera levantada, no le veía el rostro. 

‘’Estarás bien, ¿me escuchas? Solo, no, no te desmayes’’ Oí, esa voz me sonaba familiar, y entonces, todo se tornó negro y no oí, ni vi nada, solo oscuridad.

Había unos rostros, una mano extendida, trate de tomarla, se iba alejando, trate de nuevo, se iba más rápido, corrí tras ella, y de repente caí en un abismo negro.

Desperté en mi cama, con la espalda mojada en sudor frío, tenía mi ropa de dormir puesta, era raro, ¿todo había sido un sueño? Pero, se veía tan real. No estaban las persianas abiertas, así que no sabría con exactitud que hora era. Tomé mi celular del taburete junto a mi cama, las 12:30 p.m., era muy tarde. Me levanté y fui a la recamara de mis padres, no estaban ahí, claro, seguramente sus “negocios” de nuevo. Baje a la cocina, había una nota.

“Ali:

Espero que te sientas mejor, dejamos unas pastillas para tu dolor en repisa junto del horno. Nos vemos en unos días, tu padre y yo tuvimos que salir de urgencia, ay dinero donde siempre.

Te amamos, tu madre y padre.”

Así que me dolía la cabeza, no lo recuerdo, en fin, sin padres por una semana, tendré que hallar una forma de como divertirme. Tomé un vaso con agua y lo llevé a mi habitación, cuando eh entrado, noto una figura en la ventana, la veo caer. Corro hacia la ventana y la abro, no hay absolutamente nada. Tal vez si me estoy volviendo loca.

Noches Pasadas. [En Pausa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora