Capítulo Tres.

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Volví a la cama y me propuse dormir, no conseguía dormir, tenía la sensación de esas garras tratando de tomarme. Y después venía a mi mente ese rostro que yo conocía, sin embargo no lograba ver entre las sombras oscuras de mi mente. Tomé el reloj, 2:30 a.m., más de dos horas despierta, pensando y pensando en lo que sucedió apenas esta mañana anterior. ¿En verdad solo había sido un sueño? Y de ser así ¿cómo regresé a casa? No recuerdo esos momentos, busco en mi mente y no hay nada, absolutamente nada.

Tal vez solo si tenía dolor de cabeza, e incluso fiebre y tal vez sea por eso que no recuerdo nada.

 

Logré dormir después de estar pensando, desperté como de costumbre, para ir a la escuela, donde el aburrimiento me esperaba. Me vestí, un vestido que mi madre me había dado, solo hace unas semanas, estampado de flores, rosas mejor dicho, unas medias blancas y las botas rústicas, algo típico en mí. Tomé un vaso con leche y una manzana, la comería en el camino. Cepille mi boca y baje para emprender mi camino a la institución. Tal vez en el camino me encontrará con Kels y así la podría matar por dejarme sola. 

 

Y como lo había supuesto, me encontré de camino con Kels.

–Niña, ¿dónde te has metido? Me pase una hora buscándote en el campus, al final me rendí y  me fui con Erick – dijo la pelirroja en modo de reclamo.

–¿Qué donde me eh metido yo? Lo mismo te pregunto a ti. Ayer salimos de clases y te fuiste corriendo detrás de Erick y me dejaste sola en medio del corredor. 

–Eso es mentira. Después de que Erick me ofreciera llevarme a casa, vi a Dorian salir del edificio, le pregunté por ti y había dicho que seguías adentro, en tu casillero, te fui a buscar y no te encontré. – me dijo ella.

–Raro, ya que igual te estuve buscando después de que Dorian se fuera.

–Espera un momento, ¿estuviste ayer con Dorian platicando? Ali, hay algo que en él no me cuadra, es muy reservado, ayer en el descanso intente saber de él y no me ha respondido nada bien, además se fue y me dejo con la boca abierta, en serio Ali, ese chico tiene serios problemas.

 

Kels siempre dudaba de todo mundo, solo de algunos les tomaba confianza, yo era parte de esos “algunos”. Fue hablando por todo el camino, decía sobre como la había mirado Erick apenas ayer, que tenía el presentimiento de que estaba progresando y él ya se estaba enamorando de ella, aunque de eso no cabe duda, en los dos se notaba el amor mutuo que se tenían.  Estuvo también hablando de cómo nos vendría de maravilla una salida de compras.

 

– Lo digo en serio, nos vendría de maravilla un masaje en el spa, con tantas tareas y trabajos que nos han dejado, nada mejor que el masaje y tal vez un baño de vapor. – Ya habíamos llegado a la escuela, nos detuvimos en la puerta. 

– Kesl, hace apenas ayer entramos a clases, no han dejado muchos trabajos, solamente la tarea de artes.

 

Y claro, yo lo había olvidado, no había hecho el boceto que había dejado apenas ayer, tal vez si hoy lo hacia lo tendría listo justo a tiempo para la clase de mañana. Estábamos aún en la puerta del edificio, Kels seguía insistiendo con lo de ir de compras y al spa. Después de que yo le haya dicho que no podía. Estaba sola en casa, lo cual significaba no salir después de las 11:00 p.m. de la casa. Claramente no tardaría tanto con Kels en su salida, pero tenía que hacer el boceto. 

La campana que indicaba la hora de entrada sonó, de este modo sacándonos de nuestra conversación e igualmente haciéndonos sobresaltarnos ante el susto. Al final, Kels comprendió que no iría esta tarde con ella, así que nos dirigimos al aula de Literatura. Era una de mis clases favoritas, pero desde que llegó Dorian a la institución (técnicamente, ayer), no me gustaba la sensación de que él me mirara fijamente, me daban escalofríos y a la vez me daba una sensación de timidez con él. Entramos y ahí estaba él, sentado en su lugar, revisando tal vez algunos apuntes de la clase. Me senté a su lado, mirando hacia el frente.

 

–Hola Ali – me dijo con una gran sonrisa en su rostro y con sus hermosos ojos verdes fijos en mi cadena que había regalado a los trece años mi abuela.

–Hola. – dije en modo de respuesta.

–Muy bien todos en silencio, siéntese por favor, señorita Connor – le dijo la profesora a Kelsey que estaba platicando con Erick.

–Si profesora – dijo y volteo a ver a Erick – luego hablamos, Erick. – dicho esto fue a su lugar.

–Ahora sin más interrupciones, les voy a explicar sobre el trabajo que les asignaré. El tema es hacer un relato con su compañero o compañera de mesa, tendrán solo esta hora y el día de hoy para concluir su trabajo. – nos dijo la profesora, era raro en ella que nos diera trabajos en parejas. – Este trabajo contará como parte fundamental de su calificación, así que por favor, presten atención a lo que hacen.

 

Dicho esto la profesora se dirigió a su asiento, había estado distraída desde que llegué a la escuela, tal vez sería por el sueño que tuve o por la cara desconocida que conocía.

 

–Okey, haremos el trabajo en tu casa o también lo podemos hacer en la biblioteca escolar – dijo el chico a mi lado, Dorian.

Me daba la sensación de que estar en casa sola con Dorian no era buena idea, ya que básicamente, no hace más de 24 horas que lo conocía, tal vez en un lugar público no tendría que preocuparme tanto. 

–Yo diría que es mejor en la biblioteca escolar, hay más… – dije yo con la mirada en la libreta.

–Está bien, en tu casa será. – me dijo con una sonrisa en su rostro. 

Me quede con la boca abierta, después de que el decidirá donde haríamos el trabajo sin tomar en cuenta mi opinión, decidí poner atención en la clase y no pensar en lo arrogante que él era. 

La profesora hablaba y hablaba de literatura, claro en esa clase estabamos, miré a Dorian, no lo podía creer, no estaba para nada poniendo su atención en la clase, sino que estaba mirándome, fijamente, como si estuviera viendo una rareza o algo que jamás había visto en su vida, fijamente.

–¿Qué? – le dije. 

–Es que hoy te ves muy bien. – me dijo con una sonrisa de medio lado.

Volví mi mirada al frente, sonrojada, ignorando su mirada, intenté, pero era tan incómodo. 

La campana que marcaba el final de la clase sonó, Dorian se paró de inmediato y se fue. No puse atención en nada de lo que dijo la profesora ya que me la pasé pensando en la mirada fija de Dorian, esa mirada me asustaba, es como si quisiera penetrar en mi alma y desenterrar todos mis temores y deseos. Entonces me di cuenta de que Kels estaba en frente mío hablándome.

–Ali, ¿te gusta Dorian? – me dijo con una sonrisa pícara.

–Claro que no, si es guapo, pero es tan arrogante y no lo conozco, siento que esconde secretos, oscuros secretos. 

–Bueno, tal vez lo de “oscuros secretos” este más en tu mente, Ali. Siempre con tu gran imaginación, querida mía. – Me dijo 

Noches Pasadas. [En Pausa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora