Después de que Kels me diera su discurso sobre mi “gran” imaginación y de que a veces las cosas no son lo que parecen, que todo en la vida es una mentira, que no crea en los cuentos y muchas más cosas. Deje de prestar atención después de cruzar la puerta del aula, en el pasillo para ir a nuestros casilleros había una clase de mancha naranja, un anaranjado fuerte, pero a la vez como luminoso, decidí no prestar atención y seguir caminando hacia mi casillero para tomar mis libros de la siguiente clase.
–¿Si has visto la mancha de jugo? – Dijo Kels haciendo una mueca – Deberían de limpiarla, alguien puede resbalar y además ¿quién es tan bobo para tirar su comida? No me contestes. – Dijo ella rápidamente, tal vez haya recordado las tantas veces que ella ha tirado por “accidente” su comida.
–Tal vez eso no era jugo, otra cosa, quizá. Tiene un color raro. – Dije volviendo la vista a la mancha de atrás.
Kels siguió mi mirada hacia la mancha y después de mirarla un poco más me dijo.
–Sí, es jugo.
Después de tomar los libros, cada una nos fuimos a nuestras siguientes clases. Matemáticas, la peor de todas. Me senté junto de la ventana, es mejor mirar al exterior y fantasear que estar en una clase que no tengo ni la menor idea de que están hablando. Estaba con la mirada hacia el exterior, perdida en mis pensamientos, trato de recordar lo que paso apenas ayer. Las garras, el rostro desconocido que conocía, el chico que me salvo de las garras, la figura desvaneciéndose, mi supuesto “dolor” de cabeza y claro, mis padres de viaje y el hecho de que hoy estaré sola con Dorian, por toda una tarde, ¿por qué accedí? Claro, por la nota en la clase, tonta profesora, tonta clase, tonto Dorian.
Veo que algo se mueve entre las hojas, miro más detenidamente y si, ahí está de nuevo esa figura negra, después de todo, no ha sido solo un sueño, pero necesito saber porque me vigilan aquellas cosas.
– Profesor, ¿puedo ir a la enfermería? Me eh sentido mal del estómago – digo alzando la mano y poniendo la otra en mi estómago para ser más creíble, el profesor hace una inclinación de cabeza, significa que sí. –, gracias.
Dicho esto, tomo mis cosas y salgo por la puerta del aula. Ahora en vez de ir por el camino hacia la enfermería, camino hacia la puerta trasera de la institución, ya que me aseguro de que no hay nadie que me pueda ver, salgo por ella y me dirijo a donde vi por última vez a la silueta negra. Fui hacia lo profundo de la arboleda, entonces vi a la figura, iba corriendo más adentro, decidí seguirla.
<<Estas cometiendo un gran error>> Dijo la vocecilla de mi conciencia.
<<Oh, cállate>> Proteste ante aquella.
Estaba perdiendo el paso de la silueta, iba yendo más y más profundo hacia el bosque, ya no estaba segura si regresaría para el final de la clase. Entonces tropecé y caí. En esta parte del tupido bosque no entraba ni un rayo de luz, por lo que estaba húmedo y no muy iluminado. Tres siluetas se fueron acercando a mí, una al lado derecho, una al lado opuesto y la última por enfrente, eran iguales a las de mi sueño, sin rostro y con grandes garras negras, solamente dos orificios donde supongo que debería ir la nariz, o lo que sea que debería ir en aquellas cosas. Me senté en el suelo y me fui arrastrando hacia atrás, choque contra el tronco de un árbol, la silueta de enfrente ya estaba tan cerca de mí, mientras que los otras dos estaban esperando algo, ¿indicaciones? Tal vez. Me iba a tomar entre sus garras, y entonces paso, puse mi mano sobre mi cabeza y con la otra la puse en dirección a la silueta, en forma de alto, pero algo salió de mi mano, luces, que fueron directamente a la criatura y la quemaron, la criatura se empezó a retorcer y de “él” provino un horrendo grito, no un grito normal, sino, un grito que pareciera el vidrio romperse contra una pared, algo horrendo. Me quede viendo mi mano, con la mirada confusa, sin saber lo que eh hecho fue causa de mi imaginación o de verdad sucedió. Mire de nuevo hacia las siluetas, las dos estaban dirigiendo su “cabeza” en mi dirección, uno pareciera que se rompió la parte de adelante por la mitad, así saliendo de “él” unos dientes puntiagudos y una lengua puntiaguda.
Estaba muy cerca de mí cuando algo por detrás le golpeo la “cabeza” así dirigiendo su atención y la mía a lo que sea que lo haya golpeado, mire por detrás de la silueta y fue cuando vi de nuevo la capucha levantada de su sudadera, los ojos verdes intenso que tanto me atraían, la sonrisa arrogante que tanto amaba como me fastidiaba.
Dorian.
Entonces el rostro que tanto me había estado preguntando de quien era se enfocó en el rostro de Dorian, la mirada penetrante verde, la sonrisa perfecta y el cabello revuelto alrededor de él, como un halo a su alrededor.
Saco la otra mano de su pantalón, así dejando las dos al descubierto, no solo me impactaba al verlo ahí, sino me sorprendía más lo que tenía en sus manos, o mejor dicho, lo que salía de sus dedos. Luces, azules y naranjas, como la luz que hace tan solo unos minutos había salido de mi palma de la mano.
Él apunto con el dedo índice a la criatura que anteriormente había noqueado por detrás, haciendo que de su dedo saliera una luz azul intenso, haciendo así que la luz golpeara contra el “rostro” de la criatura y perdiera el equilibrio, entonces lanzo una especie de bola de luz de su palma, que golpeo a la silueta en el “estómago”, logrando al fin que la silueta se retorciera mientras se quemaba. Le lanzo una sonrisa arrogante a lo que quedaba de aquella silueta, cenizas. Sus ojos se encontraron con los míos, haciendo que me diera un golpeteo en el corazón. Entonces la última de aquellas siluetas se abalanzo contra él, haciendo que los dos cayeran al suelo húmedo, tapizado de hojas secas. Dorian estaba debajo de aquella criatura, dio vuelta haciendo que él quedará encima de aquella silueta, sacó una especie de daga de su sudadera, algo en aquella daga hacia que resplandeciera como las luces que había lanzado hace tan solo unos momentos. Rebano el cuello de la silueta haciendo que esta se desvaneciera debajo de él, dejando tras de sí solo unas cenizas de color marrón anaranjado. Él se paró como si nada y se dirigió hacia mí. Retrocedí más, haciéndole saber que no quería que él me tocará.
– ¡Ey! Vamos, Ali, no te hare nada, después de todo yo te eh salvado la vida. – dijo parando enfrente de mí.
– ¿Qué eres tú? ¿Eres acaso igual que aquellas criaturas? – dije retrocediendo lo más que podía.
–Te lo aseguro, no soy igual que esas cosas, yo si tengo rostro – dijo tendiéndome la mano.
No la tomé.
–¿Qué soy yo? ¿Qué eran esas cosas? ¿Por qué me atacaban? ¡¿Qué eres tú?! – dije con lágrimas amenazando con salir. Una resbalo en mi mejilla, seguida de las demás.
–Ey, no llores, por favor – dijo poniéndose de rodillas enfrente de mí, acerco su mano hacia mis mejillas y limpió mis lágrimas, sin embargo seguían saliendo. – Responderé a todas tus preguntas, solo si me acompañas. – dijo, ofreciéndome su mano de nuevo para que la tomará. La tome y me ayudo a ponerme de pie.
–Vamos a tu casa, necesitas descansar.
–No hay nadie en casa – dije todavía con el rostro húmedo.
–Ya lo sé – dicho esto tomo mi mochila, la colgó en su hombro y me tomo de la mano.