CAPITULO 25:Vayamos al cine

245 18 0
                                    


2/3


  Cerré la llave de la ducha y envolví mi cuerpo en la pequeña toalla.Si iba a salir al cine iría bañada, prefería que las demás personas no sintieran el olor a alcohol que yo desprendía porculpa de dormir con un simio borracho. Me reí de tan sólo pensar en un mono parlante que anda con una botella de ron.Sin embargo, además de ese loco pensamiento, otro se me vino a la cabeza: ¿por qué había dormido con el simio? Nolo recordaba, y no sabía por qué. Quizás era porque la noche anterior había tenido mucho sueño o algo por el estilo.Recordaba haber dejado a Harry durmiendo en su cama, luego ir a ordenar algunos desastres provocados por la casa,luego fui a ver al simio para decirle que se pusiera su pijama ya que se podía resfriar por andar en esas tandas, ydespués de eso... caí rendida a su lado como una estúpida que muere de sueño.Genial. Había dormido con el simio por voluntad propia.Abrí la puerta de mi baño, salí y fue ahí cuando me di cuenta de que una mirada verdosa me observaba de pies acabeza, desde mi cama donde él estaba sentado. Oh, qué vergüenza, el simio idiota de Harold me estaba viendo enpura toalla.­-¿Q­qué haces aquí?-­ pregunté nerviosa y sintiendo mis mejillas arder de la vergüenza.- ­Y­yo..-.­ tartamudeó Harry en respuesta y desvió la mirada de mí al instante-­ Lo­lo lamento, es que te demorabas muchoy­y...­Me...-­ tragué saliva intentando no balbucear-­ Me tengo que vestir, ¿te importaría irte?-­ dije amablemente, cabizbajapara que no notara mi fuerte sonrojo.- ­S­sí. Disculpa­ -dijo velozmente, se levantó de mi cama de golpe y luego de lanzarme una última mirada que meavergoncé demasiado para corresponder, se fue del cuarto.Solté todo el aire que retuve en mis pulmones desde que lo vi ahí sentado. Genial, simplemente perfecto, ahora el simiome había visto en toalla, había revisado mi ropa interior, me había visto con ropa holgada y ropa femenina, me habíavisto enojada, me había visto en pijama. ¿Ahora qué faltaba?Me vestí con un suéter blanco a rayas negras, unos shorts azules, mis zapatillas converse, un collar de listón negro ymis inolvidables (y bastante útiles) gafas negras. Cepillé mi cabello aún mojado por el baño y lo tomé en una bonitacoleta. Ya lista salí de mi habitación, bajé las escaleras y me paré frente al simio que descansaba en el sillón mientrasjugaba con su móvil.- ­¿Vamos?-­ le pregunté amistosamente. No dejaría que alguna pelea saliera entre nosotros, no hoy, quería que noslleváramos bien por una vez en la vida. -­Sí, claro-­ dijo desinteresado mientras seguía observando su celular. Bufé al ver su comportamiento bipolar.­Harry­- llamé su atención, pero de todas formas me ignoró­. -Harry-­ volví a decir. -­Cállate,____-­ dijo molesto mientras seguía jugando en su móvil.Enarqué una ceja incrédula.- ­Harry, vamos, hay que ir al cine­- le dije cruzándome de brazos.Él se encogió de hombros-.­Da igual-.- ­Harry...­ insistí-.- ­Cállate, boba­- dijo él frunciendo el ceño.De acuerdo, eso me había enfadado, y mucho. ¿Boba? ¡Bobo él!­Bien.- Disfruta tú tus estúpidos juegos de celular. Yo me voy al cine-­ dije decidida e intentando escucharmeindependiente, esperando que cambiara de opinión a último momento queriendo ver la película.­-Está bien­ dijo- desinteresado, como siempre.Este chico era incorregible. Simplemente no me lo podía creer, era un maldito simio bipolar que roncaba. Estúpido.- ­Tú apestas-­ murmuré en voz baja. No quería que el idiota me escuchara, sólo quería desquitarme, aunque si me habíaescuchado mejor.- ­¡Te escuché!­ -me informó burlón.- ­Era la idea-­ canturreé burlona al igual que él.Abrí la puerta de la casa para salir, teniendo las intenciones de irme caminando hasta el cine cercano, a pesar de nosaber cómo mierda llegar, cuando la voz del simio me detiene y me hace retroceder-.­¡Espera-!­ dijo él aún concentrado en el celular.Volteé, entré la casa y volví a cerrar la puerta, esperanzada en que hubiera cambiado de opinión.- ­Recuerda que yo te invitaba para pagarte lo de que limpiaste toda la casa­ -dijo él, y por un momento pensé que sí meacompañaría.­-Pues sí, me acuerdo­ -dije yo esbozando una pequeña sonrisa-.­El dinero está encima de la mesa­- informó él y mi sonrisa se transformó en una mueca enojada.Que se jodiera el muy imbécil, era un maldito simio imbécil.Cogí el dinero que Harry había dejado en la mesa, para no desperdiciarlo y usarlo en algo útil, y caminé hasta la puertapara salir, nuevamente.­-Bien. Gracias por el dinero-­ dije con sarna­. Hubiera sido mejor invitar a Álvaro, es mil veces más simpático­ dije paramí misma y salí de la casa cerrando la puerta de un portazo.El muy simio imbécil de Harold me había llamado boba. ¡Boba! Bobo era él, yo era inteligente, no estúpida. Y así,bastante enojada y con el orgullo por los cielos, me dirigí a la pizzería donde había conocido a Álvaro.Me había dicho que la mayoría del tiempo estaba allí leyendo sus libros. Aunque lo dudaba mucho en realidad, aquelera día de escuela, Álvaro no lucía ser un maleante que se saltara las clases, pero no perdía nada con intentar y echarun vistazo en el local.Llegué a la pizzería e ingresé un poco temerosa. Me sorprendió ver al chico de gafas allí. Estaba leyendo un libro, ylucía tener buena pinta con tan sólo ver la portada. Caminé hasta llegar a su mesa y llamé su atención picando suhombro.- Álvaro- alzó la mirada sorprendido. Yo le regalé una pequeña sonrisa-.­¿ ____ ?­- cuestionó él.­-La misma­ -respondí yo.Él se levantó de su lugar a la vez que dejaba su libro encima de la mesa. Nos dimos un corto abrazo de forma de saludoy nos dimos un leve beso en la mejilla-­¿Qué te trae por aquí?­ -me preguntó.- ­Bueno, me quedé dormida y no fui a clases, por lo que pensé en ir a ver una película con mi compañero pero...- ­ hiceuna mueca­ -él es un asco y no quiso venir conmigo-­ me encogí de hombros­.- ¿Te gustaría venir conmigo a ver unapelícula?-- ­Claro­ -sonrió­. -¿Vamos? -Asentí y él tomó su libro ya cerrado. Salimos del local y, luego de informarle que no tenía ni la menor idea de cómollegar al cine, él me dirigió hasta el lugar. Llegamos y la gran cartelera se presentó frente mis ojos. Habían más películasde las que yo pensaba.­-¿Te parece si vemos una de ciencia ficción?­- me preguntó simpático. Yo arrugué la nariz sin estar de acuerdo.- ­No me gusta la ciencia ficción, lo siento-.- Podríamos ver una de humor-­ le propuse.­Odio reír tanto, me hace sentir drogado­- comentó él y yo solté una risa ligera. -­Yo sentía lo mismo, pero créeme, será divertido. Vamos-­ le dije con una sonrisa que esperaba que lo convenciera. Élasintió, sonriendo entretenido.Caminamos hasta la cabina y pedimos las entradas para la primera película de humor que encontramos. Yo pagué,claramente usando el dinero del chimpancé. Sí, mono, simio, chimpancé, Harry, imbécil... no había diferencia.Álvaro invitó las palomitas y las sodas. Entramos a la sala de cine con nuestra comida y nos sentamos en nuestrosasientos. La mayoría de las personas lucía venir con amigos, pareja o niños para ver la película. Me sorprendió ver queluego de nosotros entrara un hombre solo. Me encogí de hombros mentalmente. Igual y no me importaba quién era elcaballero.Lo que me aterró fue ver que aquella persona soltaria se sentara justo detrás de nosotros. ¿Qué rayos...? Nosotros noshabíamos sentado justamente alejados de los demás para que no nos molestara alguien. Sí, a ninguno de los dos nosgustaba estar tan cerca de las personas que hacían ruido hablando, comiendo o riendo, por lo que nos sentamos unpoco alejados. ¿Por qué el hombre se sentaba justo en el asiento que había detrás mío?Qué irritante.Empezó la película y la persona de atrás comenzó a masticar sus Pop­Corn fuertemente, hasta podía sentir su miradapuesta en mí como diciendo "te vengo a joder la vida".Traté de ignorar el ruido y seguir viendo la pantalla, no me iba a distraer y a perder la película por culpa de alguiendesconocido.Sin embargo el hombre continuó masticando las palomitas de una manera irritante. Qué horror.La película siguió su curso obviamente, y justo en una escena que lucía ser interesante, la persona de atrás soltó unacarcajada tan fuerte que no me dejó escuchar. «Tranquila, ____, es un desconocido, no lo asesines...».La otra cosa irritante que hizo además, fue relajar sus pies en el respaldo de mi asiento. ¡Esto ya era el colmo!Y justamente a la mitad de la película, en el clímax, un par de Pop­Corn cayeron en mi cabello desde atrás. ¡Iba agolpear al muy imbécil!Me levanté de mi asiento furiosa, dejando que mi lado agresivo saliera a la luz, y volteé sobre mis talones decidida,haciendo que mi mirada se posara sobre el sujeto. Y estaba a punto de gritarle «¿¡Qué sucede contigo, estúpido!?»cuando esas palabras fueron reemplazadas por una sola:¿Harold?  

Cancelada Temporalmente/Viviendo Con La Nerd(Harry&tu)Adaptada (MyOnlyWay)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora