10° día

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Como personas, somos seres sociables, necesitamos vivir en comunidad, el mayor miedo para muchas personas es quedarse solo, sin nadie con quien hablar, a quien contarle tus anécdotas, nadie que te aconseje, pero muchas veces aunque estemos rodeados de 1.000 personas, nos sentimos más solos que cuando en realidad no hay nadie a tu alrededor.
Es triste sentir eso, ese sentimiento de vacío, ese "dolor emocional" que muchas veces es peor que el dolor físico, para estos últimos existen analgésicos, ¿cómo borras algo que ni siquiera es real?, -deja de pensar en eso-, dirán muchos, pero, entre más lo evitas más tiempo demora merodeando en tu cabeza.

No tiene solución, debes vivir con ese tormento hasta el final de tus días, una maldición que te asesina lentamente, un maleficio que te consume.

El ser humano ha aprendido a sobrellevar este tipo de situaciones, somos expertos viviendo con la culpa, somos unos maestros en el milenario arte de fingir.

Te mueres por dentro día a día, no eres como los demás, tu no tienes la misma maestría, ni la misma experiencia, eres igual a un niño en todos los ámbitos, nunca sabes que hacer, no aprendes de los errores, tu vida es tan monótona que no hay cambio alguno que te mueva de tu zona de confort.

Se supone que el cambio es lo que te lleva a evolucionar, el adaptarte le da acción y propósito a la vida, debes estar en constante cambio, eso te lleva al aprendizaje, te da experiencia, lo necesitas para poder afrontar los diferentes escenarios de la vida. Si solo estas acostumbrado a una cosa te irá igual que a los liliputienses cuando les robaron el queso.

Diario De Un DesenamoradoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora