Naces, como nacemos todos, como nacen miles y miles de niños todos los días. Y creces, y vives tu vida.
Y llega un día, en el que no hay marcha atrás. El tiempo ha pasado, y casi no te has dado cuenta.
Has recorrido tu camino. Hecho insignificante para la gran mayoría de habitantes como tú; ya que, al final, sólo son una mísera gota de agua en este gigantesco mar. Una pequeñísima partícula en el espacio. Dentro de algunos años, un "nada".
¿Para eso tantas dudas, tantas inseguridades y tantos problemas?Es normal tener preguntas. Es lo que nos hace seguir, el buscar una respuesta que abarque todas esas cuestiones. Saber por qué estamos aquí, para qué.
Necesitamos darle un sentido a la vida que vivimos. Y para eso nos ponemos metas.Estudiar esa carrera con la que siempre has soñado y que tu familia niega, esa actuación que puede marcar un antes y un después...
Ese "Te quiero", que puede cambiar tanto las cosas.
El viaje a Brasil, mudarte a Malta, dejar tu odioso trabajo para dedicarte por fin a sacar sonrisas vestido de payaso a los niños de esa ONG. Cualquier cosa, la más insignificante, puede dar mucho sentido a este teatro que vivimos. A nuestra historia.Pero al final nada. Todo se queda en retos, sueños, palabras y vida que se ha consumido. Entonces, ¿Qué es lo que nos impide ser felices? Si es el único objetivo al final, y a veces nadie nos lo impide, es ser felices. Supongo que nuestro mayor reto... Somos nosotros mismos.
Y por eso deberíamos acostarnos esta noche. Porque estoy harta de depender del consentimiento de mis padres, de depender de su ideología, de lo que creen que está bien o mal. Mañana quizá no estemos aquí, así que, ¿Por qué no hacerlo hoy, ahora?
Dentro de una semana será sólo un recuerdo, o ni eso. Y si se entera la gente, que hablen, que ya me da igual.
Porque esta vida solo tiene un propietario, y ese soy yo. Yo voy a decidir lo que quiero hacer, cuándo y cómo.
Y quiero quitarte la ropa ahora mismo, y hacer que te pongas tan cachondo que no puedas controlar tu instinto, y sudes y te dejes llevar como nunca lo habías hecho y lo hagas dentro de mí, una y otra vez.
Quiero que sacies estas ganas que tengo, y que no esperes un solo segundo más.
Y cuando acabemos, vete, y vives tu vida.Haz lo que te de la gana, y llegará ese día, en el que no haya marcha atrás. El tiempo habrá pasado, y nos cruzaremos por la calle y no nos reconoceremos. Al igual, que no reconocerás a las cientas de chicas que te han dado noches como yo.
Habrás recorrido tu camino. Hecho insignificante para la gran mayoría de habitantes como tú; ya que, al final, tras los siglos, solo serán un gran "nada". Eso es lo que somos, aire.
Y solo hoy, voy a prescindir de este pegada a ti.Calla. Me mira sorprendido. No me puedo creer que reaccione así. ¿Qué es lo que está pensando?
Cierra la boca, y di algo.
Con cierta discreción y agilidad, muevo mi brazo suavemente hasta su boca, y con un golpecito en su mandíbula, hago que la cierre. Sacude la cabeza rápidamente.-Esto... Perdón, perdón. No me esperaba este discurso. Sí, no sé... Está muy bien.
Muy original, muy... Ingenioso, sí. Eh... un... Un diez, claro.¡Lo conseguí! Prueba superada.
-¡Muchísimas gracias Marcus! Eres el mejor profesor de filosofía del mundo, gracias por aplazarme el trabajo, en serio. ¡El mejor!
Y le clavo un enorme beso en la mejilla. Es un hombre estupendo. Debería haberle entregado la redacción el jueves, pero me salté las clases. A él no se lo he explicado así exactamente, pero le ha valido la trola. Sin justificante médico ni nada.
-Genial Cristina, pero háblame de usted cuando estemos aquí dentro, por favor. Ya te puedes ir.
¡Vamossssss!
Mientras salgo al pasillo, voy sacando el móvil. Ahora toca resolver otros asuntos más personales, en los que entra ella, ellos... Y el conflicto de la cafetería. Siempre me toca a mi lidiar con estos líos.
