Capítulo 14 -Entre Ángeles y Demonios (Parte III)

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Lyra se sentía como un gato enjaulado, hacía horas que no sabía nada de Eldar. Para colmo, un demonio con dos pares de brazos, custodiaba su puerta armado hasta los dientes. Había intentado salir en una oportunidad haciéndose la distraída y el maldito le había cruzado una especie de lanza con una punta afilada que se habría en tres gajos como un tridente. No era de extrañar que no la dejaran salir de la habitación después de todo lo sucedido, no iban a querer arriesgarse a que volviera a suceder. Pero por lo menos, lo único que pedía era un poco de información de lo que pasaba afuera. Solo eso. Se suponía que ella era una pieza de suma importancia para el ritual y desde que regresara al castillo nadie había venido a verla, aunque más no fuera para asegurarse de que aún estaba allí.

Aparentemente, afuera todo estaba en calma, a juzgar por el silencio reinante, pero el castillo era enorme y bien podría estarse librando una batalla en la otra ala que ella jamás se enteraría.

¡Deseaba tanto saber algo de Eldar! Realmente sentía miedo por él, miedo de que algo malo le hubiese pasado. Si bien era cierto que desde que le pasara todo esto de ser mitad demonio se había vuelto mas fuerte, no era inmortal. Cuando se dejó capturar por los demonios que los buscaban, Lyra nunca creyó que lo vería en las condiciones en las que luego lo trajeron los malditos bichos. Casi le da un vuelco el corazón cuando lo vio con tremendas heridas y tuvo que contenerse para no salir corriendo a abrazarlo y echar a perder todo el plan. Aún no lograba entender cómo había logrado fingir que estaba escapando de él. ¿Cómo se les había ocurrido tremenda estupidez? El plan era demasiado arriesgado, y ahora que lo pensaba mejor, era una total locura. Estaba muerta de miedo, pero ya no podría volver atrás. 

Su cabeza daba vueltas entre tantas cosas que habían sucedido y se preguntó si realmente no se habrían dado cuenta de que ya no estaba bajo el hechizo de Eysêll. Estaba segura que Gêldar no se había creído la farsa.

Caminaba de un lado a otro de la habitación sin poder dejar de moverse, quería encontrar la forma de salir aunque fuera un momento para poder averiguar algo. Por mas que daba vueltas se dio cuenta que no tenía sentido y se sentó en la cama tratando de concentrarse en dejar la mente en blanco.

Justo cuando parecía que lo estaba por lograr, unos pasos acompañados de un ruido metálico, repiquetearon por el pasillo y se detuvieron junto a su puerta. Se quedó expectante mirando la puerta sin saber que hacer. Decidió esperar en la misma posición a que la puerta se abriera y eso no se hizo esperar. La puerta se abrió bruscamente y Eysêll entró echa un torbellino. Llevaba los ojos llameantes y estaba de muy mal humor por lo que Lyra bajó la mirada al verla, temía enfrentarse a ella.

Eysêll venía escoltada por una comitiva de demonios y un perro horrible que por suerte se había quedado fuera de la habitación. Llevaba algo negro en la mano que arrojó encima de Lyra.

- Pónte esto - le dijo con desprecio - En un momento más comenzaremos con el ritual y debes estar preparada. Mandaré un sirviente para que te ayude a terminar los preparativos.

Lyra tragó saliva y tomó lo que la princesa le había revoleado por la cabeza. Era un vestido negro sin mangas, sin ninguna clase de adornos. Era recto y largo, de una tela algo áspera pero brillante.

- Es lo que usarás para el ritual -le dijo Eysêll al ver que Lyra examinaba el vestido.

- Esta bien - dijo Lyra tímidamente.

Por su cabeza pasaron un montón de cosas en ese momento. Por un lado no veía la hora de reunirse con Eldar, y por el otro estaba asustada, tan asustada que tenía miedo de que Eysêll se diera cuenta de que ya no estaba bajo su hechizo. 

La princesa la miraba con malicia y caminaba de un lado a otro de la habitación con nerviosismo.

- Póntelo -le dijo con desdén.

Entre Ángeles y Demonios: La Daga de los Mundos (en edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora