Capítulo 1

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Salí corriendo del insituto, no podía ser cierto lo que el director me había dicho, sabía que estaba mal, pero no, eso no podía haber pasado, no conseguiría aguantar otro golpe así, y todo por mi culpa, por que soy un estúpida egoísta.

De pronto me desperté. Estaba en mi habitación, en mi cama, pero no eran las de siempre, no era un sueño, había pasado de verdad, y ahora vivía sola en un casa que me había comprado mi padre, al que nunca conocí y que nunca se interesó por mí, por lo menos hizo algo bueno trasladandome a Nueva York. No habría podido soportar seguir en Portland después de lo que paso.

Me levanté un poco para poder ver el despertador, eran las 5a.m. todavía podría dormir un par de horas más, pero no iba a conseguir quedarme dormida, así que me levante y dejé la bañera llenandose mientras iba a la cocina a ver que encontraba para desayunar. Saque la masa de los gofres, y me hice un par, dejé que se enfriaran mientras me daba un baño.

Hoy era el primer día de instituto, y aunque llevaba en la ciudad algo más de un mes, no conocía a nadie excepto a Nana, la mujer que mi padre había contratado para que hiciera la compra y limpiara la casa un par de veces por semana.

Antes, yo era muy sociable, en Portland tenía un montón de amigos, estaba en las animadoras, era una chica normal, pero después de lo que paso, cambié, no lo hice adrede, pero pasó sin más, me mudé aquí, estuve en casa con mi padre hasta que compró esta, pero no salía, y apenas hablaba. Por suerte este era el último año de instituto y no me haría falta hacer amigos, ni habla con nadie.

Cuando estuve preparada, me tumbé en la cama y encendí el equipo de música, la música era la único que me mantenía a flote, no era la psicóloga a la que tenía que ir, o mi padre, era la música la que siempre me salvaba.

Llegó la hora de irse, cogí el fabuloso coche que mi padre me había comprado y fui al instituto. Estaba perdida, el instituto era enorme, no sabía a donde ir, había mucha gente, eso era bueno, así no llamaría la atención. Un chico moreno, con ojos color miel y pelo de punta se acercó a mí.

- Pareces perdida, ¿eres nueva?

Asentí con la cabeza.

- Tienes que ir a secretaría, allí te darán tu horario y te dirán a donde ir, está un poco más alante.

- Gracias -contesté casi en un susurro y me fui-.

Alguien ya había notado mi presencia, no había empezado bien, solo quería acabar el año, sin que nadie me molestara, no quería tener amigos, no quería relacionarme, quería estar sola.

Fui hasta secretaría, allí me dieron mi horario, como me había dicho el moreno, y como no, iba a llegar tarde a mi primera clase. Aceleré el paso para llegar cuanto antes a la clase, llamé y entré.

- Llega tarde señorita -regaño el profesor-.

- Lo siento, no sabía llegar -primer día, primera clase, y ya iban a echarme la bronca-.

- ¿Es usted nueva?

- Sí señor -mierda, todo el mundo me estaba mirando-.

- ¿Y como se llama?

- Kat -contesté bajito-.

- Muy bien Kat, sientesé en la mesa vacia, y que no vuelva a pasar.

- De acuerdo.

Me acerqué a mi mesa, por suerte era estaba vacía, y no tendría que compartirla con nadie. El profesor iba a reanudar la clase que yo había interrumpido cuando un chico rubio con el pelo de punta y ojos azules entró en clase de golpe.

- Llega tarde como siempre señor Horan, ¿sigue usted sin madurar?

- No señor, he madurado, pero sigo durmiendo mucho.

Brave (Niall Horan)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora