Capítulo 4

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Me despertó un rayo de sol que se colaba por la ventana del salón y me daba directamente en los ojos, me había quedado dormida mientras veía la tele, no me acuerdo ni que estaba viendo.

Fui a la cocina, tenía bastante hambre, en el frigorífico había una nota de Nana.

Niña,

no te dejo comida hecha, come con tu padre, y traete algo de cenar, muchos besos,

Nana.

Mierda, se me había olvidado, tenía que pasar el día con mi padre, miré la hora, eran las nueve de la mañana, subi a mi habitación, me di una ducha, y despúes me peine, tenía que volver a la peluquería, se me estaban aclarando las raíces, quería seguir con mi moreno, no quería el rubio. 

Después de ponerme una sudadera, unos shorts y mis converse, me hice un sandwich y fui al coche. El viaje duró algo más de una hora, y eso que estábamos en la misma ciudad. 

Aparqué a la puerta de su oficina, era la hija del jefe, no me iban a decir nada, así que entré. En la recepción había una chica, debía ser nueva porque no la conocía.

- Hola, vengo a ver a Jack Brook.

- El señor Brook está ocupado, no puede ver a nadie -dijo intetando ser más lista-.

- Está haciendo una sesión de fotos o tiene una reunión?

- Tenía una sesión de fotos, pero la modelo no ha venido y está intentando arreglarlo, pero eso da igual -seguí intentando ser más lista que yo-.

- Vale, gracias.

Me di la vuelta y me dirigí al ascensor.

- Oye, no puedes molestar al señor Brook -salió de la mesa y se dirigió hacia mi-.

- No creo que le moleste ver a su hija -dije mientras se cerraban las puertas del ascensor y su mandíbula prácticamente tocaba el suelo-.

Por qué la gente en esta ciudad se creía mejor que los demás solo por saber de moda? No tenía ningun sentido, pero bueno, por lo menos, el tiempo que dedicaban a la moda yo la dedicaba a leer y podía hacer lo que había hecho y dejarlas sin poder decir nada o rojas de ira como Claire.

Subí al piso 20, allí estaba la oficina de mi padre y hacían allí la mayoría de los reportajes, solía ser una zona muy tranquila, pero cuando las puertas del ascensor se abrieron, no había más que gente corriendo de un lado para otro. Me acerqué a la oficina de mi padre y le vi allí hablando por teléfono, llamé y entré.  Cuando me vio me dedicó una sonrisa, colgó el tléfono y se acercó a mi.

- Hola Katherine, cómo estás?

- Creo que mejor que tú ahora, no?

- Sí, siento mucho esto, nos iremos más tarde de lo que pensaba.

- No importa, me quedaré por aquí, ve a trabajar.

- Vale, te prometo que en cuanto termine nos vamos los dos solos.

- Sí, tranquilo, ve.

Nuestra relación había mejorado, no le llamaba papá todavía, pero estabamos conociendonos, y la verdad es que nos llevábamos bien aunque discutiamos, nos pareciamos bastante.

Mi padre se fue a hablar con todo el mundo, de teléfono en teléfono. Yo me acerqué a la mesa del catering, sólo había comido un sandwich y tenía hambre. Iba a coger un bollo cuando alguien me llamó la atención.

- ¡Oye tú!

Me giré y vi como aquel hombre bajito, casi calvo,con gafas, un metro colgado en el cuello y ropa un poco extraña se acercaba a mi.

Brave (Niall Horan)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora