Capítulo 8

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Maratón 2/2

Estuvimos en casa de Alice un rato más, y después me fui a casa, estaba haciendo los deberes cuando sonó el timbre, rapidamente bajé a abrir. No esperaba a nadie, asi que no tenía ni idea de quién podía ser, de todos modos abrí la puerta.

- Menos mal que estás bien, estaba preocupado -me dio un abrazo-.

- Estoy bien Niall, no pasa nada.

- Sí que pasa, pensé que lo habías vuelto a hacer -me miró los brazos- y no contestabas al teléfono.

- No, estoy bien, es que no se donde está mi móvil, pasa.

- Joder, menos mal.

- Tranquilo Niall.

- Sí, ahora estoy tranquilo, pero antes no lo estaba.

- Por qué?

- Pensaba que habías hecho una tontería.

- Estaba con Alice, de hecho, acabo de llegar.

- Al poco de iros vino Claire, dijo que quería hablar contigo a solas.

- Yo no quiero hablar con ella.

- Lo se, no te preocupes, no te va a hacer nada, no la dejaré.

- Gracias Niall.

- No es nada -me dedicó una sonrisa-.

- Quieres comer algo -pregunté dandome cuenta de lo mala anfitriona que había sido-.

- Vale.

Fui a la cocina para ver que podía darle, encontré una bolsa de patatas fritas, y a llevé al salón.

- No tengo mucho más.

- Sirve, gracias.

Niall empezó a comer, este chico siempre estaba comiendo, incluso en clase, era alucinante, y comía cualquier cosa. Seguí metida completamente en mis pensamientos cuando Niall me habló.

- Kat.

- Dime.

- Confías en mi?

- Sí Niall, por qué lo dices?

- Necesito saber porque lo haces, quiero ayudarte.

Iba a tener la misma conversación que con Alice, pero a Niall no podría decirle que no se lo contaba, siempre se lo acababa diciendo todo, pero tenía que intentar ser razonable y no dejarme llevar por el chico rubio de ojos azules que estaba sentado en mi sofá comiendo patatas fritas.

- Niall... -comencé, pero no me dejó terminar-.

- Si no me lo quieres contar porque piensas que después pasaré de ti o algo por el estilo estás muy equivocada.

- Ya lo conté una vez, y todos mis amigos se olvidaron de mi -mierda, las lágrimas amenzaban de nuevo-.

- Eh, no llores por ellos, no merece la pena, ahora tienes otros amigos, y ellos no te harán eso, les conozco, y yo tampoco Kat, confía en mi por favor.

- Es que....

- Por favor Kat.

No podía, es que no podía decirle que no, lo peor? Que no sabía porque no podía.

- Está bien, pero no se por donde empezar, son muchas cosas Niall.

- Empieza por el principio, hay tiempo, es viernes.

- En Portland, yo estaba en el grupo de animadoras, mis amigas también lo eran, y mis amigos, eran del equipo de fútbol, puedes hacerte una idea de como eran. Era casi final de curso, y Ryan, el chico con el que estaba empezando a salir, organizaba una fiesta. Cuando volví a mi casa de la fiesta, la puerta estaba abierta como siempre para que pudiera entrar, pero todo en casa esaba revuelto, mi madre no se podría ir a dormir con la casa así, y me puse a buscarla, la encontré en el salón, junto a mi hermana pequeña, Evelyn, las dos estaban atadas, y había dos hombres allí, cuando me vieron salí corriendo y me escondí en un cuartito con pestillo, pero me encontraron. No sabía que hacer, así que llame a la policía, pero los hombres me oyeron, yo me quedé ahí encerrada hasta que escuché dos disparos, conseguí abrir la puerta y cuando llegué al salón, mi madre y mi hermana estaban rodeadas de un charco de sangre, de su sangre -sin darme cuenta las lágrimas empezaron a salir de mis ojos- uno de los hombres intentó violarme, pero se escucharon las sirenas de policía, y me dio un golpe en la cabeza con la pistola, entonces me quedé dormida. -hice una pausa- Cuando me desperté estaba en una habitación pequeña y tenía una cadena enganchada al tobillo. Uno de los hombres entró en la habitación, al principio intenté que no me cogiera, pero con la cadena no me podía mover mucho, así que me cogió y..... -hice otra pausa, esta más larga- me violó, y me pegó porque no me dejaba, cuando terminó, me dio otro golpe en la cabeza y volví a quedarme dormida, cuando desperté estaba en el hospital, y no tuve la suerte de tener amnesia, me acordaba de todo, y lo sigo haciendo. Cuando me dieron el alta pregunté por mi madre y mi hermana, me dijeron que no pudieron hacer nada por mi madre, y que mi hermana estaba en coma y no sabía si se recuperaría, una semana después volví al instituto, no aguantaba más en casa, necesitaba hablar con mis amigos, pero ninguno quiso hablar conmigo, solo me evitaban. Ya no me quedaba nada, solo luchaba por mi hermana, porque se pusiera bien, pero no había ninguna mejora. Uno de los últimos días de clase el director me llamó a su despacho, me dijo que llamaron del hospital, que mi hermana había entrado en parada, y no habían conseguido que recuperar las pocas constantes que le quedaban, ella también se había ido, y todo era por mi culpa. En ese momento apareció mi padre, al que yo no había conocido en 18 años, pero hizo algo bueno y me sacó de Portland, ya no me quedaba nada allí, solo una de mis amigas hablaba conmigo. Cuando llegué aquí no hacía nada, ni siquiera hablaba, no tenía ganas de nada, ni siquiera de vivir, si yo no hubiera sido tan egoísta mi madre y mi hermana seguirían vivas, era culpa mía y yo solo me quería morir, así dejaría de molestar a mi padre y a la poca gente con la que tenía relación. Un día casi lo consigo, mi padre me llevó al hospital cuando ya me había desmayado, pero me salvaron como no hicieron con mi hermana y mi madre, empecé a ir al psicólogo cuando vivía con mi padre, y cuando me mude aquí tuve que cambiar a ya sabes, y eso es todo -dije limpiandome el már de lágrimas de mi cara con la manga de la sudadera.

Brave (Niall Horan)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora