LEYENDA DEL YPAKA'A

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Dicen que había una mujer, dueña de una casa espléndida; la matrona se adornaba y se perfumaba, olvidándose de Dios y de que algún día iba a morir. Frente a la casa había un estanque rodeado de lujosas flores, plantadas por su servidumbre, que las cuidaba como si fuesen niños.

Esta mujer, que más parecía muñeca pintada, tenía perros y gatos a los que perfumaba y mimaba día y noche, tal como ella misma se acicalaba. Solo cuidaba su cuerpo esta dama que no quería envejecer, y que permanentemente olvidaba su alma.

Una mañana tocó a la puerta de su casa una pordiosera, vieja y flaca, pidiéndole un poco de yerba mate.

- Se terminó la yerba dijo en mal tono.

Y la vieja le respondió:

Es solo para tomar mate, pues no he comido aún.

- Vete a buscar lombrices en la cercanía de mi piscina, si es que quieres almorzar, porque te repito que ya se terminó la yerba.

- Ojalá dijo al irse la mendiga- que te conviertas en pájaro y escarbes tú también en procura de lombrices alrededor del estanque, por tu crueldad de corazón.

- ¡Se acabó la yerba! -le gritó finalmente, y con una risotada entró a su casa.

Muy poco después cayó en cama esta mujer, cuya vanidosa soberbia no le cabía en el pellejo, y una rara dolencia fue consumiendo su cuerpo: a medida que este encogía, brotaron de su piel lucidas plumas.

Una atardecida se agudizó dolorosamente su enfermedad, y su cuerpo, encogiéndose cada vez más, se convirtió en pájaro. Se levantó, y a largos pasos, se encaminó hacia el agua, para cavar en busca de lombrices.

Desde esa noche es conocido este nuevo pájaro de relucientes plumas.

- ¡Opa ka'a, ypaka'a! (terminó la yerba, acabó la yerba) -grita por entre los camalotes

MITOS DEL PARAGUAYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora