69. CUIDADO

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—Muchas gracias Alice, vendimos casi todo —comentó mi madre con alegría mientras cargaba los únicos 3 pescados que fueron imposibles de vender en el puerto.

— ¡Mamá! ¡Tengo mucha hambre! —dijo mi hermano saliendo de la casa con mucha euforia.

—Bien, bien. Calentaré algo que nos dieron las vecinas ¿Si Max? —sugirió mi mamá haciendo que Max diera un salto de alegría. —Entremos.

—No lo puedo creer —refunfuñó una señora apareciendo en la entrada de nuestra casa con las demás vecinas.

Se veían algo molestas.

— ¿Ocurre algo malo? —preguntó mamá.

—Eso mismo queríamos preguntarte—espetó otra mujer. — ¡¿Cómo te atreves a engañarnos de esa manera!? ¡¿Qué tipo de estafa estás haciendo?!

— ¿U-una estafa? —repetí sorprendida al saber que lo habían descubierto.

¿Mi mamá porque tuvo que abrir la boca antes de tiempo?

—Tu mamá nos dijo que te casarías con el heredero Rickford, pero mi hija dijo que era mentira —vociferó la señora de la nariz respingada.

— ¿Ves esto? Esta es la chica que se casará con el heredero —dijo la mujer con los tubos en la cabeza mientras me señalaba una revista en donde aparecía Allie abrazando a Andrew en lo que parecía ser una fiesta. —La empresa de su familia es igual de poderosa que la compañía Rickford. Mira el título, dice NUEVA FUSIÓN.

Cogí la revista y observé que la fecha de publicación fue de hace dos meses. Antes de que Allie y Andrew cancelaran la boda.

—Esa noticia es vieja —interrumpió mi hermano elevando sus hombros. —Andrew ya no se va a casar con Allie Klein.

— ¿Entonces qué? ¿Tu hermana se va a casar con Andrew Rickford?

No. Di que No.

—Creo que ya no —murmuró Max en respuesta.

— ¡Olvida eso! Páganos el dinero que te prestamos —vociferó otra vecina.

— ¿L-lo quieren ahora mismo? —preguntó mi madre con sorpresa.

— ¡Claro! Ustedes pueden huir a media noche.

— ¡Ah! ¡Pero eso sí! ¡Aceptaste nuestros presentes! Nos querías ¡estafar a todas!

— ¡Queremos que nos pagues todo y con intereses! —gritó una mujer antes de que todas las vecinas se balancearan contra nuestro pequeño hogar con la intensión de destruirlo.

—Yo pagaré su deuda —una voz ya conocida hizo eco entre el bullicio, así que todas las mujeres, sin exceptuarme giramos para observar el dueño de ese ofrecimiento.

Adam.

Mi bombero, mi pañuelo y mi alma gemela.

—Adam... —susurré sin poder creer que Adam estuviera en el puerto Penryh justo al frente de mi casa.

—Ya pagaré la deuda... —repitió con serenidad. —Que la familia Lawler debe.

Con emoción, todas las señoras se avecinaron hacia Adam como si estuvieran viendo alguna especie de Dios griego.

—Necesito que hagan una fila, me dicen sus nombres y el valor del préstamo que dieron. Pagaré también lo correspondiente a la tasa de interés —anunció Adam haciendo que en una fracción de segundos las mujeres acataran su orden.

Pronto, Adam sacó de su chaqueta un tabulario de cheques vacíos los cuales en pocos minutos estaban siendo entregados a las mujeres y estos correspondían a una gran cantidad de dinero.

AMOR CHICOS Y DINERO *Completa*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora