31 | Narrado |

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Terminan de estacionar el tourbus, el aire es fresco y hace una bonita tarde soleada aquí en Oxford. Es bastante notorio y las personas que están cerca no tardan en llevar su atención al bus de dos pisos que ha aparcado en su ambiente.

Así es imposible disimular que pretendemos ir encubiertos, sobretodo cuando el logo de Bars And Melody yace estampado entre las ventanas.

Como puedo, con mi siempre compañera gorra favorita salgo aparentando tranquilidad, silbando en lo que Leo baja detrás mío.

Creo que el término "Pasar desapercibido" no va a nuestro caso, yo sigo pintado como dálmata y Leo tiene líneas rojas en las mejillas y un círculo del mismo color en la punta de la nariz, no contengo reírme en voz baja cada vez que lo veo: Lo he pintado como un gato.

Y estoy que quiero tirarme a morderlo mientras dejo que él me arañe.

-¿Dónde habrá un puesto de chuches por aquí..?- dijo subiéndose a su skate y empezando a rodar por la calle, menos mal y tiene puesta la sudadera, así con la capucha no se nota tanto que es mi Bars el que va animado por ahí.

Confirmo con el mánager que daremos un recorrido antes de la hora establecida, tomo el trapo con alcohol con el que llevo la hora entera luchando para quitarme el marcador de la cara y voy tras Leo montado en mi skate.

Rodamos un largo rato por las calles de Oxford, no puedo expresar lo relajante y satisfactorio que es la sensación de ir con Leondre bromeando y compitiendo sobre ruedas. Varias veces son las que hemos tropezado, a punto de chocar o caernos, y eso no nos impide reírnos de nosotros mismos.

-¡Mira!- no termino de voltear a ver donde me señala y ya Leo ha llegado rápido con el skate a un puesto de revistas.

Y donde hay revistas, hay golosinas.

Estoy burlándome por dentro en lo que llego hasta él, Leo ha pedido algo en lo que se busca dinero entre los bolsillos, veo al dueño del puesto, él cual nos observa extraños, no creo que nos reconozca, debe de ser más por la imagen de tener a dos chicos adolescentes con las caras rayadas en formas animales... si, eso debe de ser.

-Rayos no puede ser.. No tengo dinero- gruñe mi compañero casi que quitándose la ropa buscando alguna pobre moneda.

Sonrío ante la elocuencia de mis pensamientos –¿Qué te va quedar? Si el otro día te lo gastaste en regalos para medio mundo-

-¡Estoy seguro que tengo más!- se palpó los pantalones, nada –Diablos, debe de estar en el bus-

-Ay.. Que pena- comento burlándome de su expresión.

Pero algo sale mal, lo sé viendo sus ojos. Estoy a punto de dar vuelta e irme pero.. –¡Charlie! ¡Amigo no sabes cuanto te quiero!-

Demonios, me ha tomado del brazo y ahora no me dejará escapar, y lo más molesto de la situación es que su sonrisa solo me está contagiando –Olvídalo Devries, eso no funciona conmigo-

-¡Pero Charlie!- se está poniendo pesado haciéndome su berrinche –Por fa, si soy tu mejor amigo-

-Suelta Leo- le sacudo.

Leo sigue insistiendo, aferrándose a mi brazo –¡Anda Charlito!, hazlo por mí- me zarandea con cariño de niño pequeño.

No le importa que nos vean, Leo me abraza con ternura haciéndome ojitos de cachorro -Porfis, que soy tu Bae- me está sacando una sonrisa de estúpido, y lo peor es que el dueño nos está mirando.

Gruño, soltándome de su agarre y pasando de sus ojos de cordero degollado.

-Ya vámonos- comento sonrojado mirando al piso de la vergüenza.

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