𝕮𝖆𝖕í𝖙𝖚𝖑𝖔 9. 𝕮𝖆𝖈𝖊𝖗í𝖆 𝖉𝖊 𝕸𝖊𝖑𝖔𝖉𝖞'𝖘

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 Nota de autor 03/Abril/2020:

Hola, me he perdido un tiempo (mucho haha) y la verdad es que mi propósito en esta cuarentena es actualizar mis historias.
Como había dicho en la nota pasada, esta historia fue escrita hace muchísimo tiempo y NECESITA ser editada.
La ortografía es un crimen y leerlo me ha causado mucho cringe hah.

Les pido una disculpa de verdad, estoy haciendo todo lo posible por editarlo y terminar pronto.

Gracias por permanecer a mi lado y leerme sin importar que ♥ lo aprecio demasiado.

Sin mas que agregar, sigo editando.

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Elizabeth regresó a la habitación después de algunos minutos en los que nadie dijo nada, traía consigo un montón de libros pequeños y de distintos colores, con el símbolo de una estrella en la portada; traía también velas negras y una caja con gises desgastados, dentro de la caja había también una bolsa de contenido misterioso.

Edward caminó hacia su hermana y comenzó a revisar los libros con sumo cuidado, hojeando y susurrando para sí mismo; luego de aquella revisión tomó la caja que cargaba su hermana y avanzó hacia uno de los pasillos de la habitación; todos los siguieron sin decir una sola palabra así que también lo hice yo, mas por el temor de quedarme sola que por interés a su misterio.

Aquel recorrido entre pasillos parecía ser un laberinto, era como si debajo de la escuela existiese otra completamente distinta, desierta y lúgubre; las paredes estaban enmohecidas y no había iluminación, salvo por alguna que otra tintineante luz que no mejoraba el ya terrorífico aspecto del lugar; pasamos junto a distintas habitaciones con números extraños grabados en las puertas; el piso era negro y estaba húmedo por el gotear de las tuberías que había en el techo <<probablemente las tuberías de la escuela que nadie se molestó en cubrir aquí abajo>> pensé mientras secaba alguna gota perdida que cayo en mi hombro.

Edward se detuvo al final de un pasillo, frente a una gran entrada de dos puertas, parecida a la del gimnasio de la escuela. Cuando abrió las puertas y entramos al lugar, me sorprendí con la similitud que tenia al gimnasio de Track... solo que este se veía descuidado y abandonado desde hacia mucho tiempo, el piso de duela estaba magullado y rechinaba al primer paso que se daba, las gradas que tal vez sirvieron en algún momento para media escuela, ahora difícilmente podrían sostener a una persona sin derrumbarse; en las paredes pude ver diversas marcas cuyas formas me inquietaban terriblemente... supe que haber ido ahí fue una mala idea... la peor idea que pude haber tenido en mi vida después de nacer.

Al fin puse atención a los chicos, ninguno había dicho palabra alguna, todos se movían con exactitud, como si todo aquello estuviese ensayado... como si ya lo hubiesen hecho cientos de veces.
Edward puso la caja en el suelo y de ella sacó todas las velas negras, acomodándolas en el suelo y enseguida comenzó a hacer trazos en el suelo con el gis mientras murmuraba en voz apenas audible.

Mark y Sam se colocaron cada uno a mi lado, sin decir una palabra y con miradas expectantes, fijas en Edward; Elizabeth no se apartó ni un momento del lado de su hermano, susurrando de igual forma y tal vez fue solo mi imaginación... pero su aura parecía mas pesada ahora... no parecía ser la misma Lizzy.

- ¿Qué esta pasando? Estoy demasiado confundida – susurre al aire a ver si alguien salía del trance.

- El señor Edward esta invocando a los demonios – contesto Mark con cierta molestia en su voz - ¿de que otra forma crees que vendrían?

- ¡¿invocando?! – no pude evitar alzar la voz, pero ni Edward ni Elizabeth se percataron de ello.

- Silencio señorita Montes, no debemos interrumpir la invocación... si algo sale mal el portar de su mundo podría abrirse para algún demonio no deseado. – esta vez Samuel parecía ser más él mismo, tomándose la amabilidad de explicarme lo que estaba pasando. - los libros que el señor Edward revisó con tanto cuidado son grimorios, libros que corresponden a una criatura demoniaca, en ellos están escritas las instrucciones para invocarlos y ofrecerles ofrendas, una vez que hayan aceptado las ofrendas Edward podrá expresar su petición y ellos deberán concederla.

𝐿𝒶 𝓂𝒶𝓁𝒹𝒾𝒸𝒾ó𝓃 𝒹𝑒 𝓁𝑜𝓈 𝒱𝑜𝒹𝑒𝓁𝑒𝓇. (EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora