Ronnie se detuvo al final del pasillo. Todo a su alrededor se encontraba oscuro y no había ruido, tan solo las gotas de la lluvia que caían sobre el alféizar de la ventana de la sala. Dylan había ido primero a la terraza a averiguar que sucedía y luego al patio superior, pero de esa segunda excursión no había vuelto. Nunca pensó que algo parecido se había escurrido de las manos. ¿Porque estuvo ciega todo ese tiempo?
Tomo el bata que estaba debajo de la encimera y lo levanto tan alto como sus hombros le permitieron, sus manos sudaban...
—Ronnie... —una voz susurro su nombre, detrás suyo y pego su espalda a la pared, conteniendo el aliento. Miro el pasillo a su izquierda, estaba oscuro, solitario y frio. No había nadie allí.
Trago saliva.
Me estoy volviendo loca, pensó rápidamente.
—Ronnie... —de nuevo la voz, pero esa vez pudo tantear que era de una niña. Intento girar el picaporte de la puerta, pero no servía, no giraba. —No puedes escapar de mi —seguía torturándola.
Respiro hondo y se armó de valor, si se trataba de lo que pensaba, no podía dejar que vieran su miedo. Que lo olieran. Apretó el bate hasta que sus dedos y nudillos se volvieron blancos y camino en dirección a la oscuridad cegadora. El suelo de madera rechinaba debajo de sus botas, deseo que ese mismo ruido continuara, porque extrañamente la hacía sentir segura.
Sus pulmones ardían y la amenazaban con dejarla sin aire, fue entonces cuando se dio cuenta de que había contenido el aire. Así que lo dejo salir lentamente... y la luz volvió. Dejándola cegada por unos segundos. Todo había acabado. No debía preocuparse por nada, descanso los hombros.
Se giró sobre sus talones para regresar a la cocina, pero algo la detuvo, sosteniéndola del tobillo izquierdo. Volvió alarmarse e intentó golpear con el bate, pero en cambio perdió el equilibrio, cayendo de espaldas sobre el suelo. Su cabeza comenzó a dar vueltas, el golpe la dejo aturdida y sin pensarlo demasiado, pataleo hasta que esa cosa la soltó. Gateo hasta la luz proveniente de la cocina y maldijo.
—¡Dylan! —grito, lo más alto que pudo y no obtuvo respuesta. Era como si la casa estuviera vacía. Levanto la vista hacia la bombilla parpadeante, la luz estaba por irse de nuevo y no debía quedarse allí, sola.
La bombilla se detuvo y hubo calma, de seguro estaba a... algo la tomo con fuerza del tobillo y la jalo con una velocidad impresionante a lo largo del pasillo, llevándola directamente hacia el sótano. Logro sostenerse del umbral de la puerta, intentando soltarse del maldito agarre. Pero era más fuerte que ella.
—¿Creíste que podrías conmigo, Ronnie? —la niña de nuevo hablo, pero esa vez lo suficientemente alto como para que sus oídos dolieran, y su corazón comenzara a bombear con fuerza.
Abrió los ojos espantada.
La niña se acercaba a paso sigiloso, y no tenía rostro. Solo el cabello cubriéndole hasta la cintura de un rojo pálido. Un indicio de sus ojos caramelo se podían ver mirándola con ese escrutinio escalofriante. Seguía sintiendo el jalón de sus piernas, sus manos no soportarían por mucho.
—¿Quién eres? Déjame en paz, por favor... —suplico. Las lágrimas comenzaban a salir de sus ojos, la desesperación la sentía hasta en el pecho, impidiendo que respirara con normalidad. Todo autocontrol estallo en un dos por tres.
—Demasiado tarde, Veronica. ¡Lo debiste pensar antes de venir aquí! —grito acercándose a pasos agigantados—. Maldita... —sus manos forcejaron con las suyas en un intento de que se soltara. A cada segundo sus manos se iban soltando. —Maldita, suéltate. —bramo con un delirio que la asusto. La hizo gritar de dolor por los rasguños hechos por la madera en su piel. La vio alejarse, deteniendo su cometido. Estaba a unos centímetros de su rostro, sonriéndole malévolamente. Su respiración se detuvo, y supo que venía lo peor.
—Adiós... Querida Ronnie. —levanto su pierna y pateo su rostro para que perdiera el balance. La puerta y la poca luz que podía ver, desapareció.
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Subido: 02/23/15.
Editado: 06/27/17.
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Ronnie. (2017)
ParanormalLa joven Verónica "Ronnie" Darwin de veinticinco años, escritora y con una peculiar habilidad de ver muertos y comunicarse con ellos, es llamada por la repentina muerte de su madrina debido a un ataque al corazón. Para ello debe viajar a Portland...