Capítulo 01 | De vuelta en Portland.

234 17 11
                                    

⇝ Ronnie ⇜

Baje la última caja que se encontraba en el auto y Dylan la tomo entre sus manos para luego sonreírme antes de encaminarse a la casa. Cerré la cajuela del auto y mire la casa, tenia tantos recuerdos de ella. Algunos bonitos y otros no tanto; como la vez que me caí en el porche por andar huyendo de las muñecas de porcelana de la abuela. Esas que tenían los ojos vidriosos y vacíos, desde ese entonces las odio, y pese a ello, abuela decoraba todo con ellas.

Tenia una fachada sombría, justo como la recordaba. Fruncí mis labios cuando vi el desastre en el que se había convertido esa hermosa casa. Las rejas de las ventanas lucían despintadas, los arbustos estaban sin cortar, el césped seco y el portón lleno de enredaderas. No recordaba lo mucho que odiaba ese pueblo aunque fuera parte de mi infancia. Maine era cálido en verano pero terrorífico cuando llegaba la noche. Las historias que contaban en la calle Roosevelt te ponían los pelos de punta, mas las de Franklin, un antiguo cuidador de tumbas que se la pasaba ahuyentando a los niños en las noches de brujas. Un experto, por así decirlo.

Solté un suspiro que pareció mas a uno pesado que de alivio, y camine en dirección a la casa. Cuando gire el picaporte de la puerta, escuche la voz de Dylan desde el segundo piso, parecía que comenzaba a decorar o poner sus cosas en orden.

—Ronnie, tu tío vendrá a quitar las rejas de las ventanas...  —grito Dylan—, creo que mañana.

Segundos luego apareció mirándome con sus manos en los bolsillos, y no pude hacer nada mas que sonreír. Me llevaba 18 años, mis padres no lo aceptaron de entrada; ya que fue mi profesor de universidad. Nuestra relación al inicio se volvió tediosa. Nadie creía que estábamos juntos, y después de que nos hubieran visto en publico, todo se ve torno mezquino. 

Sus clases habían sido una puerta hacia mi habilidad de escritora, y algunas cosas mas que el conocía, se dedicaba al mundo paranormal pero constantemente la gente se burlaba de él. Su ultima reunión de la universidad, se convirtió en un caos, los medios y los estudiantes comenzaban a especular sobre su trabajo. Igual aquello nunca le detuvo, inclusive haciendo casos complicados con su equipo.

— ¿Sientes algo en la casa? —pregunto, sus labios estaban en una línea recta. En ocasiones detestaba que se preocupara demasiado— Puedes decírmelo...

Por mas que lo intente, no sentí nada cuando entre, así que niego levemente. Podía mentirle si deseaba pero lo sabría de tan solo mirar mis ojos. 

—Estoy perdidamente enamorado de esta mujer con cualidades tan extrañas... —susurro colocando sus brazos alrededor de mi cintura y pese a nuestra diferencia de estatura, él se bajó un poco para poder rozar mis labios con los suyos... Sus manos fueron a mi cadera apretándome hacia él.

— ¡Veronica! —La voz de tío  me sobresalto. Dylan me soltó de solo un salto. Me voltee para mirarlo y sentirme ligeramente avergonzada. Traía su caja de herramientas. Su rostro presentaba picardía. —Siempre me ha caído tan bien este muchacho...

Se acercó y saludo con la mano a Dylan, quien le sonreía muy feliz pero se notaba aun avergonzado. Luego me saludo y beso mi mejilla estrujándome en un abrazo.

—Estas hermosa, Verónica. Lamento que volvieras en estas circunstancias tan... incomodas —lo último que dijo fue para él, duro. Mi abuela era su madre, y la había perdido, no existía una buena comunicación entre la familia pero sin duda, él siempre estuvo allí para ella. De eso no hay duda. —Pero, me alegra verte, ¿ya se han casado o siguen en planes?

            Dylan sonrió ampliamente.

            —Estábamos pensando que este año podríamos.

Ronnie. (2017)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora