Debí quedarme en casa

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En la mañana oí el despertador sonar, yo solo quería dormir por lo que después de apagarlo solo me volví a acomodar en mi cama, no me apetecía ir a estudiar, menos con el frío de diciembre adornando el exterior, pero tampoco quería estar en casa ya que se perfectamente que los días en los que no asisto a clases Tatsuya se «divierte» conmigo o si no debo ir con alguien, ya que soy una fuente de ingresos el «trabajo» es más importante que estudiar, aunque Tatsuya me dijo que seguro no serviría para nada más que satisfacer a los demás y que ya no debería molestarme en siquiera ir, sin embargo el alejarme de Tatsuya es ahora lo que más deseo en el mundo y en el instituto estoy a salvo de él, pero hay unos chicos que se encargan de hacerme sentir casi como en «casa» ellos abusan de mi en el instituto, de manera física y verbal. Para ellos soy un juguete o un sirviente, se toman la molestia de ir a buscarme, humillarme y golpearme, no los aguanto, pero ellos me tratan mejor que Tatsuya a pesar de todo...

Respiré hondo y me levanté para alistarme y comer algo antes de ir al instituto, cuando bajé para comer Tatsuya no se encontraba ahí y no había señal de él por ningún lado, aproveché eso para relajarme, comí el desayuno que era simplemente cereal porque no tenía ganas de cocinar y al terminar salí de casa, rogando en mi interior que no me hicieran nada...

Al llegar no vi a los bravucones en la entrada del instituto y tampoco los vi en la entrada del salón esperándome, así que entré e incómodamente todos pararon de hablar, me vieron y empezaron a murmurar, la mayoría con desprecio y otros se reían...
Los ignoré a todos, me concentré solo en llegar a mi asiento.
Entró el profesor y empezó la clase, algo normal. Cuando llegó la hora de comer, con ella también aparecieron los bravucones y con ellos los problemas, Ryuji el «líder», Azumi y Kuma... Al verlos intenté huir del salón, pero ellos no me dejaron.

—¿a dónde vas? —dijo Ryuji tomándome de la muñeca.

Acababa de irse el profesor y todos los alumnos estaban aún en la clase.

—Estuviste ausente mucho tiempo ¿nos extrañaste? —añadió Azumi que es como la mano derecha de Ryu.

Todos estaban ahí... quería alejar a Ryu de mi, pero tenía miedo de hablar o usar mi voz para pedir ayuda...

—¿que vamos a hacer hoy con él? —dijo Kuma.

Intenté soltarme del agarre de Ryu, pero me gana en fuerza, por lo que solo le causé gracia, a él y a otros más.

—tratas de huir pequeña rata ¿eh? —Dijo tomándome más duro de la muñeca— vamos a otro sitio, a un lugar más privado.

Después de decir eso fui arrastrado por ellos a la azotea, nadie se molestó en detenerlos...
Se supone que esta prohibido subir a la azotea, por eso está vacío todo el tiempo, los únicos que ignoran esta regla son Ryu y sus amigos. Me arrojaron dentro y cerraron la puerta.

—¿cómo estuvo tu día? ¿Aburrido? ¿Quieres divertirte con nosotros? —dijo Ryu con la misma sonrisa que tenía aquel hombre en la cafetería, acercándose a mi, solo retrocedí, intentando alejarme, pero tres contra uno no me daba ni una oportunidad...

Azumi y Kuma se pusieron uno a cada lado, Ryu se rió de mí e hizo una seña a los otros dos que no entendí al principio para que, pero lo comprendí al instante cuando me tiraron al suelo, rápidamente Azumi y Kuma detuvieron mis brazos sobre mi cabeza, se notaban más violentos que otras veces, pero también más nerviosos. ¿Por qué mierda todos me ponen en esta posición? Ryu puso su pie con un poco de fuerza en mi entrepierna, haciéndome gemir, soltó una risa nerviosa.

—Te diré que extrañamos a nuestro juguete —Dijo.

Empezó a mover su pie sobre mi entrepierna con una mueca de felicidad en el rostro. Me sacudía tratando de que quitara su pie, pero por supuesto no lo haría.

¿Hice algo malo?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora