Dedicado a : PaliitoShipps , Just_One_Chance y LucianaBlanco2
Ahora era Zeus el que no sabía qué hacer, estaba tan confundido y vulnerable, todo lo que algún día se planteó y prometió ahora mismo se le estaba yendo al carajo, se suponía que no debía de desarrollar ningún tipo de sentimiento hacía su sumiso, pero lo había hecho.
Y ahora tenía que remediarlo.
Después de estar meditando la propuesta que le había hecho su socio decidió que tal vez era lo mejor, además de que ganaría un dinero extra, tal vez hasta se olvidaría de aquel estúpido sentimiento que rondaba por su cuerpo, pero a la vez no podía, era su bebe, solo suyo, no podía compartirlo.
Aun se quedaba en las noches a escuchar como su sumiso le hablaba de cosas que había hecho en el día, pero al final siempre terminaba en lágrimas del menor, recordándole tanto que lo amaba y que él nunca podría hacerlo, lo cual era totalmente cierto.
Pero tal vez eso es lo que tenía que hacer...
Había pasado en su oficina varios días encerrado, varias botellas del vino más caro lo acompañaron, varias de ellas tiradas por el suelo, nadie logró sacarlo de ahí, había estado pensando, la decisión que tomaría sería crucial para su vida.
¿Cómo de pronto llega un pequeño joven a cambiar todos sus planes, a voltear su mundo y hacerlo dudar de sus propias creencias y peor aún, dudar de sí mismo? No lo sabía, pero lo que si sabía es que si sus enemigos se llegaban a enterar de que tenía a un punto débil irían contra aquello, no podía exponerlo.
Pero, ¿Por qué se preocupaba? Trataba de engañarse a sí mismo, no pensaba lógicamente, el alcohol corría por sus venas, tenía tanta adrenalina y euforia en su cuerpo, necesitaba descargarla con algo o alguien.
...
David volvía a la misma situación, frente a aquella puerta, solo que esta vez había sido llamado, una parte de él brincaba de felicidad porque por fin vería a Zeus, pero la otra parte temblaba de miedo, nunca sabía que se podía esperar de su papi.
Esta vez entró sin tanto vacilar, la luz estaba apagada y solo entraba la luz solar por las ventanas dándole un aspecto escalofriante.
-¿Me llamabas Papi? - Preguntó temeroso.
-Pasa- Dijo, David entró por completo en la oficina, cerró la puerta detrás de él.
Caminó de nuevo hasta su escritorio, aquel que le llenaba la mente de tantos malos recuerdos, un escalofrío recorrió su columna.
Quedo frente a su papi con la cabeza gacha, la mano de Zeus recorrió desde el cuello de David hasta su cadera, tan suave, solo rozándola, su piel se erizó, pudo sentir en sus fosas nasales el olor a alcohol.
La mano de Zeus siguió recorriendo su cuerpo, acariciando desde la cadera a la cintura y después a la espalda baja, su respiración era agitada y fuerte que se podía escuchar en el silencio de la habitación, aterrador, las pupilas de Zeus se habían dilatada y tenían un brillo que David nunca había visto en su vida, su sonrisa daba escalofríos, más porque nunca lo había visto sonreír, la columna de dientes perfectos y blancos se asomaba por entre sus labios, los cuales también estaban brillosos por el alcohol.
Se levantó de su silla sin cambiar su expresión, su cuerpo ardía en pasión, tomó la barbilla del menor obligándolo a mirarlo, sus miradas se conectaron, una temerosa y sumisa, contra otra segura y dominante, ambas totalmente opuestas.
No pudo aguantar más, acercando sus caras cada vez más, mezclando sus respiraciones, el contacto en sus ojos no se perdía en ningún momento, sus narices rozaban la una con la otra, el miedo recorría a David y la lujuria a Zeus, cada vez más cerca, ambos cerraron los ojos dejándose llevar y unieron sus labios en un beso, Zeus lo besó, sus manos presionando sus mejillas.
Pronto las manos de Zeus bajaron de sus mejillas a su cuello, luego a su pecho, recorriendo todo su torso hasta su cintura, donde lo aprisionó con sus brazos, David se aventuró a aferrarse al cuello del mayor, hasta sus pulmones volvían a pedir oxígeno.
Cuando sus labios se separaron todavía había un hilito de saliva que los unía y antes de que pudieran hacer algo se volvieron a unir, con más necesidad que antes, Zeus paseo sus manos por las curvas de David, tomó su carnoso muslo y enrolló su cadera haciendo que ambos cuerpos se juntaran más y sus miembros rozaran haciéndolos jadear en los labios del otro.
Fue deshaciéndose de toda su ropa quedando ambos en la misma situación, solo en ropa interior, Zeus aventó a David con delicadeza al sofá que se encontraba en aquella oficina y luego se posicionó sobre él, sin pensarlo dos veces atacó su cuello, sin compasión, mordía y lamía aquella blanquecina piel, sonrió al ver las marcas rojas en esta.
Paseó sus manos por el cuerpo ajeno, hasta que encontró aquellos dos botoncitos rosas, los tomó entre sus dedos y empezó a estimularlos, los torció entre sus dedos índice y pulgar, sentía el pecho de David subir y bajar de manera exagerada, como si le contara respirar, y es que el aire de la habitación se había hecho más pesado, bajó su mano lentamente por en medio del torso de David llegando hasta la braga que escondía debajo la erección del mismo y no se detuvo de apretarlo.
Y le gemido que David soltó en ese momento fue lo que lo enloqueció, quitó la única prenda que cubría el cuerpo del menor y también del suyo, hizo que David abriera las piernas y se colocó entre ellas, con paciencia y delicadeza lo preparó, uno a uno tres dedos dentro de él, los encorvó un poco y supo que llegó a ese punto cuando David arqueó la espalda y soltó un gemido largo, su miembro escurría pre-semen y el de Zeus palpitaba por atención.
Tomó las piernas de su acompañante y las posó en sus hombros, se acercó más a aquel cuerpo, rozó la punta de su miembro con la pequeña entrada de David y sin más lo penetró, en una sola embestida, y ambos soltaron gemidos.
Las embestidas fueron lentas y rítmicas, David arañó la espalda de Zeus y Zeus marcó la cadera de David con sus manos, haciéndolos a ambos llegar al final.
Tal vez al final de todo...
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My Baby,Only Mine
Roman d'amourÉl es un narcotraficante. A él lo vendieron en una subasta. Ambos se unieron por el cosas del destino, pero en este mundo no puedes enamorarte. "En este mundo, hijo, hay 3 reglas. 1-Cuida tu espalda 2-No confíes en nadie 3-No te enamore...