Seis

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Otra vez de regreso en mi casa. No puedo dejar de ver la ventana, está con seguro y la puerta manchada de sangre seca, empiezo a dudar si esto lo hice yo o ellos, la navaja está tirada en el piso y el corte en mi muñeca izquierda hecho de derecha a izquierda cuidadosamente fino pero lo suficientemente profundo como para que hubiera muerto desangrada.
Ellos no vinieron para despedirme sino para arrastrarme junto a ellos al infierno.

Pero, ¿qué eso no es lo que quiero?

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