Extra: Final definitivo.

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En el pasado, Arthur podía decir que dormir solo no estaba mal. Despertar por tu cuenta, no era triste. No tener quien te de el buenos días ni el buenas noches no era para nada malo. 

Al contrario. El decía, orgullosamente, que no había cosa mas satisfactoria que despertar, vivir, trabajar y esforzarse por uno mismo. 

Pero se equivoco.

Y ahora veía a lo que se referían las personas que, alguna vez le dijeron, que no había cosa mas hermosa y gratificante que despertar junto a la personas que amas, y que esta te ame de vuelta.

-¿Vas a seguir viéndome o me vas a besar?- La voz ronca de Alfred le causo un respingo. 

-Prefiero seguir viéndote.- Contesto con humor. El americano abrió sus ojos y lo observo con un puchero.

-No seas malo, Arthie- El ingles bufo he hizo un amago de levantarse. Alfred, al notar sus intenciones, lo retuvo, y en un rápido movimiento giro su cabeza y junto sus labios.- ¡Ahh! ¡Es hora de levantarnos! ¡Hoy sera un gran día!- El americano se levanto como si nada y se alejo del ingles, quien, rojo como una cereza, le gritaba uno que otro improperio.

-¡Maldito americano!

-¡Nahahaha!

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La música, la decoración, todo era digno de admirar. Todos vestían de gala, platicaban y bebían, impacientes por que el famoso fotógrafo Alfred F. Jones presentara su mas grande obra. ¿Y como no estar impacientes? Si aquel fotógrafo se tomo un descanso bastante largo, y derrepente se presento con la noticia de que tenia la mas grande de sus obras lista.

-Por aquí, por favor.- Alfred, con su acostumbrada sonrisa en el rostro, camino tras el hombre que lo dirigía, excusándose con las personas con las que había estado platicando.- Damas y caballeros.- Inicio aquel hombre, llamando la atención de los demás hasta la plataforma.- Con ustedes, Alfred F. Jones.- Los aplausos de bienvenida no se hicieron esperar.

-Gracias.- El americano tomo el micrófono que le tendían, y se coloco enfrente de todo el publico, los miro a todos. La gente estaba ansiosa por ver su obra, la cual estaba escondida de los ojos curiosos bajo una manta blanca, cerca de la pared.- Primero que nada, quiero agradecerles a todos y cada uno de los presentes...- La gente parecía estar muy interesada en sus palabras, pero a el no le importaban esas personas, solo buscaba la cabellera rubia que tanto amaba y que no había llegado con el, a causa de una firma de libros.- Como todos sabrán, hace ya un buen tiempo tuve un bloqueo...- Por fin lo encontró, el ingles entraba apenas al salón, parecía cansado y hasta agitado, pero aun así se veía radiante en aquel traje negro que resaltaba su piel blanca. Alfred sonrió al conectar su mirada con la de Arthur- Y en todo ese tiempo conocí a la persona que me inspiro en mi obra...- El ingles se congelo en su sitio.- Esa persona me enseño lo que se sentía amar.- Los ojos azules de Alfred, solo se centraban en el tono rojo que adquiría el rostro del ingles.- Por eso me pareció que si tenia que crear la mas grandes de mis obras... Tenia que tratar sobre el.-La gente vitoreo animada.- Sin mas demoras, les presento mi mas grande obra titulada....- El americano se coloco a un lado de la gran manta, la tomo por un extremo y miro nuevamente al publico y a Arthur.- ¡For You!*- Halo la manta, revelando un gran cuadro, lleno de fotos de todos los tamaños con una sola persona expuesta en ella en cada faceta. Arthur se tapo la boca, impresionado. Todas las fotos, todas, absolutamente todas eran de el. El escribiendo, el riendo, el enojado, el asustado, el sonriendo.... ¡incuso estaba las fotos de la vez que defendió a aquella chica! El mirando el cielo, el leyendo, el corriendo, el durmiendo.... ¡Esperen! ¡¿Cuando le tomo esa foto en la ducha!? Suspiro, por lo menos solo era su silueta. 

De Libros y Camaras. Hetalia.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora