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Había estado toda la tarde comiéndome la cabeza, ni siquiera había sido posible concentrarme en la película que había descargado para ver esa noche. Estaba claro que no tenía mi edad, y las únicas opciones que me quedaban era que tuviera veintitrés o veinticuatro. Después de toda una tarde pensando, decidí que era mejor idea coger una moneda y que el azar eligiera, después de todo, por mucho que lo pensara, nunca iba a llegar a su edad real.

Aunque, ¿para qué mentir? Lo que me tenía loco era ella. Esa manera tan profunda con la que me miraba y nunca me había parado a observar. Su tierna pero sexy voz diciendo mi nombre. Lo guapa que estaba despeinada... Ella era sexy y eso me volvía muy loco.

Me coloqué bien el cuello de la camisa y me aseguré de tener todo para salir de una vez y por fin poder verla. Quería verla, desde que salí del ascensor quería volver a reencontrarme con ella, incluso notaba mi cuerpo agitado de la emoción. No podía sacármela de la cabeza. Estaba nervioso, el corazón me latía con rapidez y, no estaba totalmente seguro de lo que pasaría después de esto. Toqué el botón del ascensor esperando a que ella hubiera cumplido su promesa. La puerta del ascensor se abrió y ahí estaba ella.

—Buenos días, Namjoon —me saludó y mi cuerpo se estremeció al oír mi nombre salido de sus labios. Eso era sensualidad...

—Buenos días —le saludé nervioso y medio embobado al verla.

Estaba más despampanante que cualquier otro día; llevaba una falda blanca, un polo azul claro por dentro de esta y unas botas blancas con tacón. Llevaba su pelo marrón medio ondulado peinado hacia un lado, una forma que no estaba acostumbrado a ver. Parecía que no iba a trabajar, tenía pinta de ser una universitaria a punto de comenzar su carrera, realmente se veía joven.

—¿Ya has pensado la respuesta? —Preguntó yendo al grano, cosa que agradecí ya que sentía que me daría un infarto si no se lo decía de una vez. Se me quedó mirando fijamente con los brazos cruzados y apoyando su cuerpo en la pared.

—¿Veinticuatro? —Pregunté con timidez y se quedó callada dándole suspense al momento, cosa que casi provoca que mi corazón se parara definitivamente.

—Creía que esos rumores de que tenías una mente sexy eran falsos —dijo con una sonrisa de lado y agaché la cabeza mirando mis zapatos.

No podía mirarla, me sentía tan nervioso que pensaba que vomitaría el desayuno allí mismo, delante de ella. ¿Cómo es que me gusta tanto sin ni siquiera conocerla? No entendía como había pasado, solo sabía que me gustaba y que me estaba volviendo loco por ella.

Oí el sonido de sus tacones por el ascensor hasta ver que la punta de estos estaba en frente de la punta de mis zapatillas. Vi como su mano se movía hasta que sentí como me levantó un poco la barbilla para obligarme a mirarla. Sonrió mientras sus profundos ojos marrones me observaban con detenimiento. Esa mirada le hacía verse sexy pero a la vez asustaba, sentías como si en cualquier momento fuera a golpearte.

—¿Fue suerte o realmente sabías que esa era mi edad? —Preguntó en un susurro por la cercanía. Mi cuerpo se estremeció al oír esa pregunta proveniente de sus labios.

—Digamos que más bien fue una moneda —dije con honestidad haciendo que riera ante mis palabras. Nunca había oído su risa pero, estaba seguro que nunca me cansaría de oírla.

—Bueno, usar el azar tiene mérito, cualquier otro se hubiera vuelto loco toda la tarde dándole vueltas al tema...

—También lo hice —admití interrumpiéndola haciendo que riera de nuevo, reí con ella. Me gustaba hacer que riera, los chicos simpáticos siempre gustaban más, ¿no?

Elevator ↣ NamjoonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora