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Estaba agotado del trabajo a parte de que me había costado trabajar más que nunca, ¿cómo podía trabajar después de lo que había pasado aquella mañana? Solo se recreaba en mi mente aquella escena donde noona Sooyun me besaba sin tapujos. Necesitaba verla o me volvería loco. Quería ya saber lo que sucedería entre nosotros.

Salí más tarde de lo esperado, por lo que corrí rápidamente para llegar a tiempo. Mis piernas me pedían parar pero, sabía que si paraba nunca llegaría por lo que continué corriendo hasta divisar mi calle. No la veía por ninguna parte y estaba perdiendo las esperanzas de verla, estaba seguro de que lo nuestro solamente había sido aquel beso y nada más; compañeros de ascensor.

Llegué con la respiración entrecortada y, antes de que pudiera abrir la puerta, alguien la abrió por mí. Ahí estaba ella, tan preciosa como estaba por la mañana, y luego estaba yo, sudando después de haber corrido varias manzanas sin descanso. ¿Cómo podía gustarle? Desde luego ella al lado de mí era una modelo. Sooyun me abrazó sin previo aviso y al principio sentí vergüenza porque no olía especialmente bien.

—Pensé que te habías hecho daño, no me asustes —susurró preocupada sin importarle lo sudado que estaba y lo mal que olía. Justo de camino, un vecino estaba intentando cerrar la puerta del garaje, cerró con tanta fuerza que al igual ella pensó que me había hecho daño o algo parecido.

—Vine corriendo para llegar a tiempo —le informé como pude mientras ella me apretaba más entre sus brazos y yo le rodeaba un poco la cintura con los míos—. ¿Cómo puedes abrazarme después de haber corrido tanto? —Pregunté asqueado de mí mismo. Ella me miró con su rostro próximo al mío y sonrió.

—Porque a pesar de estar sudadito sigues siendo Namjoon —dijo con una gran sonrisa haciendo que mi corazón latiera de nuevo con rapidez. No recuerdo que nadie en la vida me dijera algo tan bonito como lo que ella había dicho—. Vamos a entrar, la comida puede enfriarse —tomó mi mano metiéndome dentro del edificio.

Habían unas bolsas en el suelo que tomó en sus manos y las metió en el ascensor de nuevo dejándolas en el suelo junto a su bolso con su chaqueta. Cogió mi bolso para dejarlo al lado del suyo y me ayudó a quitarme la chaqueta que llevaba ya que estaba muerto de calor. Me abanicó un poco con las manos haciéndome reír un poco por sus gestos, la conocía poco pero, sabía que detrás de la imagen sexy que mostraba había una chica risueña y adorable.

—¿Comemos en mi casa o en la tuya? —Preguntó emocionada dando unos pequeños saltitos, cuando hacía eso parecía más pequeña que yo.

—No querrías ver mi casa —admití provocándole una carcajada haciéndome reír. Con ella me sentía cómodo, sentía que cualquier cosa que dijera estaría bien, que ella iba a aceptarme de cualquier manera.

—Uh, tendré que ir para ver que tienes allí metido —dijo levantando la ceja. ¿Por qué sentía como si nos conociéramos de toda la vida? ¿Por qué sentía que ella era mi novia?

—Te lo digo enserio, un piso de un chico soltero es traumatizante...

—No seas exagerado, Namjoonie —dijo con cariño y casi se me derrite el corazón al escucharla. Cogí sus manos.

—Me gusta que me llames así y no Kim —admití haciendo que sonriera. Me apretó las manos.

—Aún no me has llamado por mi nombre... no sé que pensar —dijo recordándome las últimas palabras que pronunció esa mañana soltando una de mis manos para llevársela a la barbilla haciéndose la pensativa, sonreí ante su gesto.

—Me da vergüenza, eres mayor que yo...

—Eso que más da, quiero que me llames por mi nombre aunque adore lo sexy que sale de ti decir noona —abrí los ojos como platos al oír sus palabras, ¿tan directa había sido? Apartó la mirada avergonzada y sonreí de lado.

Elevator ↣ NamjoonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora