t r e c e

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Estaba furioso, más que furioso. Al fin supo lo que le pasaba a Daniela de la peor manera.
Estaban en una de las clases que tanto amaba Abraham, ya que era la única que compartía con ella y él se sentía muy feliz por ello.
Se sentó como siempre en el puesto libre más cercano a Dani y la miraba. Se pasó así toda la clase hasta que dos chicas se acercaron a ella, él sabía que nunca habían hablado y en seguida le dio mala espina.
-¡Vaya Daniela! Lo siento mucho por tu prima, aunque por una parte me alegro por ella, seguramente tenerte como familia es todo un suicidio.
-Sí, la suertuda de la familia. Espero que el cáncer le anime para alejarse de ti, rarita.
Abraham estaba a punto de estallar, aunque no tanto como Daniela, quien tenía las manos en puño y los nudillos blancos.
Las chicas se alejaron en risas y suspiró de alivio, estaba claro que si seguían riendo y burlándose de ella, él se pararía y les gritaría por dañar a la chica que tanto ama.
Un gesto le sacó del trance, era ella sacándose los auriculares preparada para pedir ir al servicio. Abraham necesitaba hacer algo, ayudarla de cualquier manera.
-¿Estás bien? -preguntó y en seguida se golpeó mentalmente por la tontería que acababa de decir, tenía los ojos rojos y llenos de tristeza, por supuesto que no estaba bien.
Aún así ella susurró un muy poco audible "Sí" y salió disparada a hablar con el profesor, pero mientras giraba el pomo de la puerta se giró hacia Abraham mientras él no dejaba de mirarla y le sonrió, una sonrisa triste, una sonrisa de que todo estaba bien cuando él sabía que no, y se fue.

Letter Boy || Abraham MateoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora