d i e c i s é i s

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Daniela suspiró de alivio al leer la última carta, creía que le había perdido. Con tan poco tiempo ese anónimo de ganó el cariño de la chica, gracias a sus bonitas palabras.
Se dirigió a su clase y esperó a que llegara el profesor, mientras preparaba sus cosas llegó Abraham y esta raramente sonrió, se sentía agradecida por la preocupación que mostró el chico anteriormente. Abraham al verle le devolvió el gesto mientras se sentaba a su lado.
-Hola. -volvió a sonreír Dani.
-Hola Daniela, ¿necesitas algo? -preguntó confundido puesto que no hablaban mucho, pero contento.
-Sólo... quería agradecerte por tu preocupación ayer, de verdad.
-No es nada. Pero, ¿te encuentras mejor? Escuché lo que te dijeron esas chicas. -Daniela no sabía qué decir, se le formó un nudo en la garganta al recordar a su prima más cercana, enferma.
Abraham al notar lo tensa que se puso esta, le llamó por su nombre varias veces preocupado. Al tener sólo como respuesta a Daniela mirando a un punto fijo sin hablar, le tomó de la mano y con la otra, hizo lo mismo en la mejilla. Ella le miró a los ojos, comenzó a respirar de manera brusca y sus ojos se encontraban llenos de lágrimas. Abraham en seguida hizo que se levantara de su asiento. -Ven conmigo.- La llevó al servicio de mujeres (por suerte nadie estaba allí puesto que las clases acababan de comenzar) y dejó que ella se lavara la cara.
-Seguramente estés pensando que soy una loca que llora por todo o algo por el estilo.
-De eso nada. -se acercó a ella y le volvió a tomar de las mejillas para que le mirara a los ojos. -Tienes un gran motivo para llorar, debes desahogarte.
-Lo sabes...- Dani se alejaba cada vez más. -No... Vete.
-No, no te pienso dejar sola.
-¡Vete!, ¡fuera de aquí!
-Daniela, tranquila.
-¡Vete!
Seguía gritando, llorando y retrocediendo hasta llegar a la pared, donde se sentó en el frío suelo abrazando sus rodillas. -No quiero que tú también te burles de mí...
-Nunca haría eso y no te voy a dejar sola. Yo no soy como ellos Dani.
Daniela seguía llorando en silencio hasta que sintió unos cálidos brazos abrigarla completamente. Le devolvió el abrazo y Abraham le ayudó a ponerse de pie.
-Gra... Gracias Abraham.
-No es nada. Cuando necesites ayuda aquí estoy, ¿de acuerdo?
-De acuerdo.- Sonrieron.
Abraham estaba a punto de salir cuando ella le tomó del brazo provocando una corriente eléctrica entre ellos.
-De hecho... sí que necesito ayuda, por favor.
-Claro. Cuéntame, te ayudaré en lo que sea.
-Bueno, ya sabes lo de mi prima pero hoy tendré que ir al hospital para visitarla. No creo que pueda hacerlo Abraham. Ella necesita ser fuerte, pero sé que en cuanto la vea yo... voy a derrumbarme. Necesito que alguien esté conmigo, por favor.
-Allí estaré.
-Muchísimas gracias, ¿nos vemos en un punto fijo a las seis y media?
-No te preocupes por eso, yo te recojo en tu casa.
-¿Estás seguro?
-Mucho, dije que no te dejaría sola.
-Oh...
Dani se sonrojó, ahora ninguno de los dos sabía que decir. Se miraban a los ojos en un incómodo silencio que rompió el timbre dando paso a la siguiente clase, por lo visto tardaron bastante tiempo ahí dentro. Se sobresaltaron y antes de salir ella dejó un cálido beso en la mejilla de Abe, quien se quedó en el servicio de chicas sonriendo como idiota enamorado.

Letter Boy || Abraham MateoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora