capítulo 3

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Alex
Creí que me apeteceria salir, pero no es así. Acabo de pasar mucha vergüenza, no se porqué le he pedido a uno de mis guardias un abrazo, a lo que el me ha contestado que eso no está en su lista de tareas. Me siento estúpida, ¿como querría alguien darme un abrazo asi como asi? ¿y porque lo he pedido? Me siento deprimida y aunque apenas es medio día me voy a mi habitacion y me tumbo en la cama. Está fria, falta de calor. Es demasiado grande para una sola persona, lo cual no me suele importar, pero es el ultimo detalle que me falta para ponerme a llorar. Entre sollozo y sollozo escucho al guardia hablar con otros guardias sobre lo sucedido;sus risas atormentan mi inocencia que, una vez mas, no me a servido de gran ayuda.
Poco a poco me voy quedando dormida sobre la fria y húmeda almohada, mojada por culpa de mis lagrimas.

Abro los ojos, despierto desganada, no quiero salir de casa, no quiero salir de mi habitacion, no quiero salir de mi cama... pero justamente hoy he de ir a una tienda de Arco, el reino central, me han dicho que allí también va la reina a comprar su vestido asi que yo también tendré que ir allí.
no me gusta que me ayuden las sirvientas a arreglarme, me hacen daño cuando me peinan, no son nada cuidadosas, asi que suelo arreglarme yo sola, pero hoy me siento tan vacia que ni siquiera me siento con ganas de peinarme, no hace falta que las llame, me siento y dejo que trabajen, ni siquiera llegan a tocarme ni a hablarme, cuando terminan salen de la habitación susurrando entre ellas.
Tardo unos minutos en levantarme y salir.
Me gusta mucho el reino de Arco, tiene unas flores preciosas, tiene unos colores radiantes, tiene unas casas muy bonitas y tiene mucho verde, los parques son maravillosos...seria perfecto, sino fuera porque todos sus habitantes llevan armas encima. No me gusta la violencia, la detesto, algunos arcos son preciosos, pero la conclusion es siempre la misma; sirven para herir.
Cuando llegamos a la tienda nos reciben muy amablemente, me toman las medidas mientras me hacen cumplidos, después eligen la mejor tela, pero ni siquiera puedo elegir el color del vestido.
En menos de una hora ya lo tienen listo; un vestido azul celeste precioso, muy inocente, algo más corto que los vestidos normales, es muy bonito, tiene varias decoraciones con piedras preciosas y lleva unos zapatos a juego, por suerte no tienen tacón, no me llevo muy bien con los tacones... digamos que tuve varios accidentes con ellos, prefiero ir baja y sin tacones a ser alta con tacones.
Al salir de la tienda pido un rato de desanso, que me dejen sola a mi aire, lo consigo prometiendo que estaría allí antes del mediodia aunque mis acompañantes aceptan a regañadientes.
Miro por los mercados y paseo por las calles hasta llegar a un parque.
Me adentro en el parque y cojo una linda flor, la cual inmediatamente pasa a estar en mi cabeza, detras de la oreja adornando mi cabello, siempre me ha gustado hacer eso. Me acurruco en un arbol bastante escondido del parque, intento no pensar en la soledad que me invade, aunque esta soledad es mejor que la que siento cada dia; la soledad estando sola puede llegar a tener cosas positivas, la soledad mala es cuando estás rodeada de gente que te hace sentir sola, vacia.
Admiro cuidadosamente la fuente de cristal que para en el centro del parque.
Me quedo hipnotizada viendo como cae el agua de la cascada, contemplando como se dirije hacia abajo, efecto de la fuerza gravitatoria.

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