Merry Morgan

EL DESAFORTUNADO ERROR

6 de Enero de 2016

Salimos de la sala del hospital. Mis padres estaban destrozados, y yo no sabía qué decir. El cuerpo sin vida de mi hermano mayor Lucas había aparecido en un pozo que había a las afueras, en el bosque. El pozo estaba abandonado, pero aún había agua. La autopsia confirmó que había muerto ahogado, pero también poseía un traumatismo en la cabeza que indicaba que se había caído. Por supuesto, todos sabíamos que había sido un accidente. Lucas se pasaba los días en el bar, bebiendo hasta estallar; y a menudo, salía por la noche, sin saber a dónde iba. Ya había acabado desorientado en el bosque antes, pero no pensamos que fuera hasta tal punto.
Intentaba recordar qué ocurrió exactamente aquella noche de Reyes, y solamente unas vagas ideas aparecían por mi mente: la cena en familia, la silla de Lucas vacía...y luego nada. No recordaba absolutamente nada. En ese momento, lo asocié al trauma del momento, a que no sabía como reaccionar a una pérdida así. Sin embargo, más adelante lo sabría.

Pocos días después, el 9 de Enero, reinicié las clases en la Universidad. Mi Facultad era normalita, todo el mundo era amable y social; sin embargo, yo sólo quería estudiar, por tanto no tenía muchos amigos; más bien todos eran conocidos, pues yo apenas tenía tiempo para crear vida social y salir por ahí de fiesta todos los días.
Por tanto, aquella mañana fui sola hasta allí, como siempre; y me dirigí directamente hacia el aula 303, donde tenía la primera clase. Llegaba un poco tarde, por lo tanto me tocó sentarme en las destartaladas mesas de atrás, las que nadie quería debido a que todos ya habían ocupado las mesas más decentes.
Saqué de mi mochila los libros de Biología y me dispuse a esperar a que entrara el profesor en la clase para comenzar la lección. Entonces, por la puerta del aula, en vez de entrar el profesor, entró un chico alto, de pelo castaño con un flequillo largo que casi tapaba sus preciosos ojos verdes. Llevaba una camiseta negra y unos pantalones vaqueros que le llegaban por las rodillas.
Jamás había visto a ese chico en mi facultad, y menos en mi clase. Bajé la cabeza y ojeé el libro para disimular y pasar desapercibida; pues seguro que se juntaba con los demás y ya no se fijaría más en ella. No quería que supiera que era la rara de la clase.
Estaba inmersa en mis pensamientos cuando oí una voz:
-Perdona, ¿está ocupado?- era el chico nuevo; que quería sentarse en la mesa destartalada número 2, al lado de la mía. De cerca sus ojos eran aun más hermosos. Tardé un poco en reaccionar, ya que me quedé admirando su leve sonrisa de dientes blancos perfectos.
-Claro, osea....perdona...que no está ocupado, que puedes sentarte. - me odié a mí misma por ser tan torpe y tardar tanto en decirle algo, pero las palabras no eran capaces de salir de mi boca.
Se sentó a mi lado, y justo cuando reuní el valor suficiente para preguntarle su nombre, entró el profesor McArthy dando un portazo. En ese momento decidí que era mejor no hablar, y menos con el humor de perros que debía de tener el profesor.
Sin embargo no pude evitar mirar de reojo durante toda la clase al chico de al lado. Cuando la clase acabó, recogí mis cosas y al salir de la clase alguien me llamó;
-Disculpa, no me he presentado.- me di la vuelta y ahí estaba él. El misterioso chico nuevo. - me llamo Merry,  Merry Morgan. ¿Y tú eres...?
- Alice -respondí tímida. -Alice Cartwrite. Encantada. - a modo de saludo le extendí la mano,  pero él la ignoró y me dio dos besos en la mejilla.  Su calor sobre mi piel me hizo estremecer.
- Encantado yo también.  Ya nos veremos por aquí. - y a modo de despedida,  me dedicó una de sus leves sonrisas,  que despertó el calor en mis mejillas,  poniéndome roja.
Cuando me alejé en el pasillo, no tenía ni idea de la cantidad de veces que le volvería a ver. Sin embargo, el futuro no iba a ser tan increíble como yo pensaba.