VXI

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El cuerpo del pequeño rubio se encontraba arrinconado contra el mueble del conserje. Las manos de Zayn estaban a cada lado de su cabeza impidiéndole de esta forma cualquier intento de escapar. Hacía una semana que no lo veía y luego de la confesión que le había hecho esas ganas de verlo se habían vuelto aún más fuertes.

A pesar de la escasa luz de la habitación, el marrón y el azul se habían encontrado a la perfección perdiéndose uno con el otro en ese color que tanto les encantaba.

— ¿Por qué me has estado evitando? —Murmuró el ojimiel rompiendo el incómodo silencio.

— Tenía miedo—. Confesó. La ceja de Zayn se arqueó en un notorio deje de confusión— me aterraba el pensar que por ser virgen ibas a alejarte de mí, yo, lo siento mucho.

Su labio inferior fue atrapado entre sus dientes, siendo mordido con fuerza. El dedo pulgar de Zayn se dirigió allí, jalando de este para que deje de dañarlo y comenzó a brindarle pequeñas caricias.

— Eres lo más hermoso y puro que he visto, Niall, creéme, no te dejaría ir.

Y antes de darle tiempo a responder, su cabeza se ladeo levemente y sus labios se juntaron, probando así nuevamente la suavidad de los labios del otro. Las manos de Niall se colocaron en el pecho del más alto, haciendo puños en su camisa y las manos del mayor fueron a la cintura del rubio, acercándolo aún más a su cuerpo. El beso era lento y con suavidad, demostraba cariño. Cuando la falta de aire se hizo presente, ambos se alejaron y se observaron con una pequeña sonrisa.

El timbre que daba aviso a qué el recreo había finalizado sonó, Zayn se aseguró de que no había nadie en los pasillos y con un último beso se despidió de Niall. El rubio dejando pasar unos minutos para que no sea tan notorio, salió del armario del conserje y se dirigió a su salón de clases, ganándose un castigo por llegar tarde.

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