II

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Al quedar ambos encerrados en la habitación de Alex, éste bajó al pequeño de su hombro y lo dejó en el piso.

-¿Qué hacemos aquí amo?-. Preguntó el chico mirando curioso la habitación del más grande.

-Por todos los cielos,- murmuró despeinado su rubio cabello. Estaba nervioso por la extraña situación en la que se encontraba. -espérame aquí ¿está bien? Ya vuelvo. Si quieres, siéntate en la cama o en el sillón, donde te parezca mejor.- le encargó saliendo de la habitación y cerrando la puerta detrás de sí.

Llegó rápidamente a la entrada donde se encontraba su abuela y le ayudó con las bolsas del supermercado, llevándolas hasta la cocina.

-Abue, no te importa si alguien se queda a dormir esta noche ¿verdad?-. Preguntó rogandole con una pequeña sonrisa inocente.

-¡Claro que no!-. Respondió con una gran sonrisa. -Cualquier amigo tuyo es bienvenido, hijo.

Gracias a Dios me tocó vivir con una buena persona. Pensó.

-Gracias abuela, voy a mi habitación a ordenar un poco, vuelvo en un rato.- dijo yendo por el pasillo.

Al entrar a la habitación, Alex se encontró con el chico sentado en el piso a un lado de su cama, mirando por la ventana.

-Eh... ¿gatito?-. Lo llamó dudoso y éste inmediatamente se levantó adoptando una oposición sumisa y servicial.

-¿Se le ofrece algo, amo?-. Alex rodó los ojos, no le agradaba eso de "amo".

-Primero que de todo, dime Alex, no amo.- dijo encendiendo la luz.- Segundo, ¿cómo te llamas?... Y tercero,-. Lo examinó con la mirada. -necesitas un baño y ropa, estás lleno de tierra y césped.

-¿Qué dice aquí?-. Preguntó enseñándole la placa que tenía su collar.

-Arien.

-Bien, ese es mi nombre.- dijo sonriendo.

-Perfecto Arien, necesitas un baño.- dijo tomando su muñeca para encaminarlo al baño de su habitación.

-¿Baño? Eso no suena muy bien...- respondió. Haciendo que el mayor soltara una carcajada.

-No te preocupes, no es tan malo.- abrió la puerta del baño y empezó a llenar la tina. -y dime, ¿cuántos años tienes?-. Preguntó.

-Serían como veinte en años de humano.- respondió pensativo.

-¿Y en años de... Neko?-. Volvió a preguntar curioso.

-Cómo explicar... unos ¿ciento treinta y dos...?- respondió dudoso. -Es que no se muy bien como controlar el tiempo, de donde vengo es diferente, todo pasa tan rápido y a la vez es tan lento.

-Oh... ¿y de dónde vienes?-. Eso le estaba interesando bastante.

-Sería como... otra dimensión. Un lugar llamado "Akuma no tochi".- explicó.

-En español, por favor.- pidió levantando una ceja.

-Verás, como somos una especie originaria de Japón, casi todo lo que tiene que ver con nosotros es japonés.- explicó. Alex sólo asintió mientras miraba expectante las orejas de Arien. -Así que "Akuma no tochi" quiere decir: "La tierra de los demonios", o algo por el estilo. ¿¡qué haces!?- preguntó al sentir al más alto tirando de sus orejas. Alex de inmediato lo soltó. -Eso duele...- murmuró sacudiendo la cabeza.

-Oh, disculpa,- se alejó un poco. -es que... todo esto es raro, ¿sabes? Casi nunca te encuentras con un niño/gato/demonio.- Se volteó y cerró la llave del agua. -Métete a la bañera, yo iré a buscar algo de ropa.

Alex salió del baño y fué a la habitación a buscar algo que Arien pudiera vestir, eso sería un poco difícil, teniendo en cuenta que Alex medía cerca de 1,80m y Arien debía tener un poco menos de 1,60m. Empezó a buscar y remover entre toda su ropa, pero todo era muy grande, sus camisetas le quedarían como vestidos al pequeño. Sin más, tomó unos bóxers (que para Arien serían como shorts) y una camiseta cualquiera. Al volver al baño, se encontró al pequeño parado junto a la bañera. Suspiró un poco exasperado y de repente recordó que a los gatos no les gusta el agua...

Boku No NekoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora