III

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Arien no se movía, permanecía mirando el agua como si fuera la cosa más tenebrosa del mundo. Alex rodó los ojos, tomó al chico por la cintura y lo elevó para luego meterlo a la bañera.
El pequeño chico, sorprendido por el repentino cambio de ambiente, empezó a agitar los brazos y las piernas como si fuese a ahogarse.

-¡Arien! ¡Basta!- gritó Alex tratando de detener el chapoteo.

-¡Me voy a ahogar!- respondió jadeando.

-¡Sólo siéntate!

Alex lo tomó por los hombros y lo enderezó sentándolo en la tina. El pequeño lo miró avergonzado y con la cara sonrojada.

-Lo siento.

-No importa.- dijo Alex irguiéndose y recuperando la compostura. -Te dejo una toalla y ropa. Iré a ayudar a mi abuela, vuelvo enseguida.- dicho esto, se dio media vuelta y salió del cuarto.

Arien se quedó contemplando el vacío, sin mirar hacia ningún lado en específico, esta situación era un poco rara para él, su nuevo amo le estaba prestando su baño, su ropa e incluso le dejaba llamarlo por su nombre, cuando con su anterior amo fue todo lo contrario...

***

Alex se encontraba con su abuela en la cocina preparando la cena para "el invitado" que supuestamente tendrían esa noche.

-Y... ¿a qué hora llegará tu amigo?- preguntó impaciente la anciana.

-No tarda en llegar, seguro que pronto.- le respondió mientras terminaba de cortar las verduras.

Luego de terminar en la cocina el chico le dijo a su abuela que iba de nuevo a su habitación.
Allí se encontraba Arien, Alex soltó una risita al ver como le quedaba su ropa, la camiseta que le había prestado le llegaba hasta las rodillas.

-Lindo vestido.- dijo sonriendo.

-Me... me queda un poco grande, pero gracias.- Arien se encontraba con las mejillas sonrojadas.

-No es nada. Ahora vamos a comer.- dijo tomandolo del brazo para llevarlo hasta la entrada de la casa. -Mira, vamos a disimular que recién llegaste.- Le susurró. -¡Abuela! ¡Ya llegó!

La anciana se apareció por el pasillo con una gran sonrisa, su nieto nunca había traído a nadie antes a casa. La señora se quedó parada a mitad del recorrido, su sonrisa desapareció y se quedó con la boca abierta, los chicos no entendían que pasaba, hasta que la anciana reaccionó.

-¡Alex! ¡No me habías dicho que traerías una chica!- gritó entusiasmada.

-Abuela, no es una...

-¿Cómo es tu nombre querida?- le interrumpió.

-Es Ari...

-¡Que gusto Ari!- lo volvió a interrumpir.

-Pero no es una...

-¡Que bonito vestido!- Arien sólo se quedó callado observando medio confundido a la anciana. -¡Vamos a comer!- canturreó regresando por donde llegó antes.

-Disculpa a mi abuela, tiene un problema de visión, aunque siempre lo niega.- dijo Alex soltando un gran suspiro.

-No hay problema.- dijo el pequeño sonriendo. -Me cae bien tu abuela. A ella le gusta mi vestido.- le sonrió al más alto mientras agarraba los bordes de la camiseta y los hacía revolotear.

-Bien...- rió -Vamos a comer... Ari- dijo en tono burlesco encaminandose al comedor.

Y es que de verdad podría ser confundido con una chica, su delgada figura, su cabello azabache brillante cerca de sus hombros, su piel blanca cual porcelana, sus ojos verdes y brillantes y por último sus pequeños, rosáceos y acorazonados labios.

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Escrito con ayuda de un amigo, gracias por leer y votar ❤

-Tatii

Boku No NekoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora