VII

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Con una bolsa llena de comida chatarra y golosinas, básicamente corrió hasta su casa, su emoción era grande, si aprobaba esa materia podría graduarse en un par de meses en el profesorado de geografía mundial.
Entró a la casa, no estaba su abuela así que se encaminó a su habitación, al abrir la puerta se encontró con cierto chico de pequeña contextura y no se contuvo de abrazarlo hasta dejarlo sin aire.

-Arien, de verdad, ¡gracias, gracias, gracias!- casi exprimió el cuerpo del más pequeño.

-No debe agradecer. Necesitaba ayuda.- dijo Arien apartándose un poco cuando el más grande lo soltó. -No es como si hubiera salvado su vida del fin del mundo.- miró al suelo, sus mejillas tenían un leve rubor. No estaba acostumbrado a recibir muestras de afecto.

-Bueno, no tan así, pero casi.- sonrió. Recordó la bolsa que traía y se la tendió a Arien, quien lo miró dubitativo mientras la tomaba. -Esto es para ti.

-¿Qué es?- abrió la bolsa y al ver el contenido sus rasgados ojos brillaron, sin embargo devolvió el obsequio. -No puedo aceptar esto.– Nunca le habían entregado un presente.

-¿Por qué?- preguntó confundido. -Solo son dulces.

-¿Alguna vez ha visto a un animal entrar bajo el efecto del azúcar?- elevó una ceja.

-¿Qué tan malo puede ser?- bufó -Vamos, ¡al menos prueba alguno!¡son los mejores chocolates de la ciudad!- agitó una barra de dulce frente la cara del pequeño.

Arien no se resistió y con timidéz tomo el chocolate, abrió el envoltorio y lo probó ante la atenta mirada que le daba Alex, sus ojos parecieron dar un destello de luz a la par que una gran sonrisa se formaba en su rostro, terminó por prácticamente tragarse la barra completa en cuestión de segundos y al momento, arrebató la bolsa de la mano de Alex para luego correr hacia la ventana de la habitación e intentar abrirla, pero sus manos estaban temblando, tanto que no pudo abrir el seguro, tampoco se esforzó por aquello y a una velocidad sorprendente corrió hacia una esquina, tomó un pequeño impulso y subió hasta la parte superior de una estantería. Su pequeño cuerpo cabía a la perfección en el estrecho espacio. Abrió la bolsa y sacó todos los dulces que habían dentro, comenzó a quitarles las envolturas uno por uno mientras murmuraba cosas confusas y quizás en otro idioma.
Alex observaba todo muy confuso y algo asustado, tomó la silla del escritorio y la acercó al estante para subirse y observar de cerca lo que hacía el pequeño. Pronto este tomó todas las golosinas en sus manos y las metió a su boca comiéndoselas todas al mismo tiempo como si de un animal salvaje se tratase, Alex acercó su mano para tratar de quitarle alguno, pero sólo se ganó un zarpazo por parte del pequeño neko. Se apartó un poco, notando la leve herida que le había causado al arañarlo y al levantar la vista de nuevo... Arien ya no estaba.

Volteó hacia todos lados en busca del pequeño y notó la puerta abierta.

–Oh... No puede ser.– murmuró para si mismo, prometiéndose mentalmente no volver a darle dulces a Arien. Escuchó algo metálico golpeándose en la cocina y rápidamente acudió al lugar. Encontrándose al neko casi trepándose en las paredes del lugar...

El acto hasta parecía un exorcismo.

***

Mientras cierto chico universitario luchaba con un pequeño demonio por quitarle unos chocolates, persiguiéndole por toda la casa. En un vecindario bastante cercano se encontraba otro chico, también universitario, luchando por recuperar su propio cuerpo, el cual le fue arrebatado por un extraño ser que creyó haber rescatado esa misma mañana...

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¡ACTUALIZACIÓN!
Lamento si es muy corto... :'v

N/A: Ha pasado tiempo, no? He prometido actualizar pronto, no?

Pues... No😂

Me he pasado todo este tiempo de vaga... Me golpearé a mi misma por eso. En fin! Nuevo cap. Espero que les guste, contiene un poquis de relleno. Pero las partes importantes siempre están al final.

Gracias por leer.
Hasta el próximo capitulo.
Besos y saludos cordiales :v

Tatii-❤

Boku No NekoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora