Hoy es una tarde más, fria y oscura, estoy solo en casa y me viene su nombre a la mente una y otra vez. Lo único que hago es recordar todas esas tardes con ella.
Cuando me sonreía.. No podia explicarme como mierda podia hacerme sentir tan increible con ese simple gesto. O quizá era ella la increible.
Entonces la llamé, le dije que viniera a mi casa, que la necesitaba. Ella solo dijo "espera 15 minutos" y colgó.
Joder, cuanto necesitaba de ella. Me ponía nervioso solo con pensar que la volvería a tener entre mis brazos.
Sonó el timbre de mi casa. Ella ya había llegado.
Me levanté, me peine el pelo y abrí la puerta. Le di un abrazo y la invité a que entrara; cojí su frio y empapado abrigo para colgarlo en la entrada.Nos sentamos en el sofa. Por lo menos yo tenía intención de jugar un rato a la play, pero parece que ella no tenía previsto hacer lo mismo. Pasaron 20 minutos exactos y ella ya empezaba a acercarse peligrosamente a mi cuello.
Notaba como sus suaves piernas se ponían sobre las mias. Yo permanecia tranquilo e inmovil y mirando de reojo cada cosa que hacía ella.
Derrepente me cojió la mano de mi bolsillo del chándal y la puso encima de su muslo derecho, en donde había un lunar demasiado sensual, se podía ver perfectamente gracias a las medias negras transparentes que tenía. Ya veía sus intenciones, pero me quise hacer un poco el loco, y volví a guardar mi mano.
Ella hizo un puchero de enfado y me besó el cuello descaradamente, probocandome un escalofrío de pies a cabeza.
Volvió a coger mi mano del chándal y esta vez la acercó hasta el dobladillo de su falda. La mire con una cara de pircadia mientras ella me daba una mirada angelical, mordiendose el labio inferior.
Ya con esa cara tenía ganas de hacerle de todo. Pero fui despacio a la hora de acercarme y besarla. Fui lento y tierno con ella. Me ponía, todo lo que llega a ser mi miembro durismo cuando me mordía mi labio. La cogí de las caderas y la senté encima de mis muslos. Ella quedó con sus brazos enganchados a mi cuello y seguíamos bensandonos apasionadamente.
Me estaba desesperando, tenía tanta ropa puesta... O me lo parecía a mi. Cojí con mis dos manos sus nalgas y las apreté más contra mi, ella también hacia un poco de esfuerzo para que rozaramos un poco.
Con sus delicadas manos me empezó a quitar la camiseta, dejé un rato sus labios para ceder a su petición. Ya empezaba a hacer calor y tenerla así a ella mirándome con deseo, era lo más.
Se inclinó un poco para poder besar mi cuello. Me estaba proporcionando descargas eléctricas hacia mi polla. Yo de mientras miraba sus voluptuosos pechos, cogí uno y empecé a besarlo por la parte superior. Ella gemia una y otra vez, entonces decidí quitarle la camiseta que llevaba.
La mire con asombro, "no sabía que estaba de tan buen ver", pensé. Me lancé a ella como un tigre a su presa. Besando cada centímetro de su cuerpo.
Ya me estaba cansando y tenía una erección que dolía. La cargué encima de mi, ella entrelazó sus piernas al rededor de mi cintura y la lleve a mi cuarto, me seguía besando y yo intentaba no tropezar con algún mueble.
Llegué a mi cuarto y la tumbé delicadamente en la cama, la miré con picardia. Ella seguía mordiendose el labio como para provocarme.
Se acercó sigilosamente a mi y desde donde ella estaba tenía una vista perfecta de su culo. Ella a cuatro mirándome y yo frente a la cama.
En un rápido movimiento cogió el elástico de mi chándal y lo bajo poco a poco. Pero no dejaba de mirarme, como si estuviera pidiendo permiso. Yo asentí con la cabeza y acabó bajando el chándal completamente. Miraba mi miembro con lujuria.