-Venga...Odio las sorpresas.-Me quejo. Tropiezo con una piedra y casi caigo si no llega a ser porque los brazos de Marcos me sujetaron con fuerza.
-Queda poco, no te extreses.-Intenta calmarme.
-¿Porque no puedo quitarme la cinta?-Preguntó tocandome la banda negra que tengo en los ojos.
-¿Estás de coña? Nadie sabe donde está éste lugar. Ni nadie lo sabrá.
-¿Entonces porque me traes a el?-Pregunto, ya que no entiendo sus contradicciones.
-Porqué 1. No has visto como se llega. 2. Me pareces lo suficiente especial como para conocerlo.
Estoy prácticamente segura que he sonreido como una tonta. Y apuesto a que él también al verme. Camino un poco más y con sus manos sobre mis hombros, me para y me sienta en un banco. Me quita la banda de los ojos y ante mi me encuentro en una montaña en la que no se oye ni un solo ruido. No hay ni siquiera pajaros cantando ni grillos. Estamos sentados en un banco de madera algo viejo que cruje cada vez que Marcos se mueve. Pero el silencio y la tranquilidad no es lo mejor. Frente a nosotros, se ve toda la gran ciudad. El sol juega al escondite con la luna entre los altos edificios, dejando un rastro de colores morados, amarillos, rojos y naranjas. Mi asombro es increíble. No había presenciado tal escena en toda mi vida. Es el mejor atardecer que podría haber visto alguien.
"Ya, ya. A ti te gusta el que tienes al lado."
Le miró e instintivamente sonrio. El mira a la nada con los ojos cerrados y suspira.
-¿Es o no es la mejor sensación del mundo?-Dijo en un tono super bajito. Si no llego a estar tan cerca de él, apenas le hubiera oído.
-Si.-Dije mirando al mismo punto. que él.
-Es...Mi lugar. Nadie lo conoce y vengo aquí a pensar, estudiar, dormir...-Una leve risa salió de sus labios.
-¿Qué estudias?-Le pregunté mirandole.
-Periodismo.-Dijo abriendo los ojos y posando su mirada en mi. Estabamos más cerca que antes. Todo era confuso. Nos mirabamos directamente a los ojos. Podía ver mi reflejo en su pupila, que brillaba con cierto esplendor. ¿Porqué estabamos tan cerca? Me separé un poco y me levanté del banco.
Hemos estado a punto de besarnos. ¡Nos acabamos de conocer! Pero es un sentimiento de conocerle de toda la vida. De poder confiar en él, que es buena persona. No se, es un presentimiento.
-Vuelve a ponerte la cinta.-Me ordenó algo más serio. ¿Le había sentado mal que yo me separa? Es lo normal.¡Tengo 16 años! Y lo peor...Él 25.
Agarré con fuerza la banda y me la coloqué sobre los ojos. Él se puso detrás mío y noté su respiración en mi cuello. Me ato el pañuelo y me cogió de la mano. Mi corazón me dio un vuelco al sentir sus dedos entrelazandose con los míos.
"¿Que te está pasando, Emma?"
Andamos despacio. Por un momento sentí morriña de no volver a pisar ese fantástico lugar. Pero espero que Marcos me llevé algún día más. ¡Soy la única persona que me ha llevado!
"No te sientas guay. Es una simple montaña."
Y he aqui...Mi maldito subcosciente cagandome los sueños. Subimos al coche y me apoyé ligeramente en el cristal. Estaba cansada, había sido un día duro. Éste viaje con Marcos me había hecho olvidar lo más importante: tengo poderes.
Soy un bicho raro. Puedo hacer que las cosas vuelen con tan sólo pensar y mover las manos. Me odio. Es asqueroso. ¿Que pensaran de mi Luca e Irene? (Lou,no acuer) y Jared me dan exactamente igual pero...¿Y mis amigos?¿Mis padres?¿Pablo?
Es una locura. Una locura extrema.
Marcos subió el volumen de la radio y pronto comenzó a sonar "Heart by Heart" De la fantástica Demi Lovato. No podía evitarlo. Me encantaba esa canción. Me la sabía de memoria. Tan sólo tararee, ya que lo de cantar no es lo mío. Noté la risa descarada de Marcos.
-¿De que te ries?-Pregunté, ya que no veía nada.
-Ea gracioso. Cualquiera que te vea pensará que eres una secuestrada. Y no es así. Estás sonriendo.
-Es porqué me gusta la canción.-Digo como una niña pequeña.
-¿Te gusta Demi Lovato?-Me pregunta.
-Por supuesto.¿A quién no le gusta Demi?
-A mi.-Contesta gracioso.
-Buuah, tu no tienes gusto musical.-Le atacó gratuitamente.
-¿Escuchas rock? ¿Freddy Mercury?-Yo niego con la cabeza.-¿Metalica? ¿Guns'n roses?
-No.-Contesto firme.
-¿Y a los Beatles?
-¡Pues claro! Los Beatles, son los Beatles.
-Me da que tengo yo más gusto musical, enana.-Me dice y a continuación ríe.
-¡Eso no tiene nada que ver! Tengo distinto.-Recalque la última palabra.-Distinto que tu. Pero eso no significa que tenga malo.-Me defendí.-Todos tenemos derecho a tener nuestro propio gusto. Y por eso no la música es mejor que otra.-Miré al frente. Marcos no dice nada. Tan sólo veo negro. Entonces no se que cara está poniendo. No contesta.-¿Porqué no hablas?-Le pregunto.
-Estoy asumiendo lo que me has dicho, Emm. Enhorabuena. Al fin has dicho algo como una persona adulta y no como un niña de 14 años.
-Gracias.-Contestó orgullosa y sonrio. Pude notar como él también sonreia.
-Quitate el pañuelo, ya estamos llegando.-Me ordena. La luz me hace un poco de daño al principio, pero luego mis pupilas se van acostumbrando. Ya estamos entrando en mi barrio.
-¡Para!-Le ordeno. El frena y se coloca en segunda fila alarmado.
-¿Que ocurre?-Pregunta asustado.
-Si mis padres ven que me ha traído un chico de 25 años en un coche empezarán a hacerme preguntas y ha decirme que quien eres, donde trabajas, porque conduces, de que te conozco...Bla, bla, bla...
-¡Y aquí está otra vez la niña de 14 años!
-Gilipollas, tengo 16.-Le digo con repudio. Marcos ríe.
-Adios, Emm. Ya nos veremos.
-Si, el próximo día que pierda el bus.-Le guiño un ojo y loa dos reimos.-Sólo espero que el desyuno sea gratis.-Le digo graciosa.
-Eso sólo es para gente especial.
-Lo sé, pero yo soy más que especial.-De nuevo ambos reímos.-Gracias, Marcos.
-Adios, Emma.-Tras una simple sonrisa se acaba la maravillosa historia entre Marcos y yo. El coche arranca y se pierde en la esquina de la calle.
¿Será este el final?
Camino despacio. Algo más animada.Aún sigue en mi cabeza la voz de Demi y su canción pegadiza. Saco mi móvil y mandó un whastapp a Luca e Irene.
-Hola Babys, tengo que hablar con vosotros. ¿Podéis a...-Miró el reloj: 7:35.-Las 8 menos diez en el parque? Besiitos.
A los minutos ya tenía la aprobación por parte de los dos.
Era hora de revelar mi gran secreto.
