5. Excursión a lo desconocido parte 1

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Laila caminaba con la mirada fija en el piso, no importaba que hubiera pasado 10 años entre universitarios nunca se acostumbraría a ser la más pequeña en ese tipo de lugares. Llego a su casillero y después de poner la clave lo abrió para sacar sus libros de la siguiente clase.

—No es posible— dijo lamentándose así misma.

El libro que necesitaba estaba en lo más alto de su casillero, eran esos momentos en los que no le gustaba su altura de 1.56; se puso de puntillas intentando inútilmente tomar su libro, por desgracia puso mal el pie y se fue para atrás.

Sin embargo, nunca tocó el suelo.

—Ten más cuidado, enana— dijo Gerry con una sonrisa ladina.

—No te burles de mí baja estatura— se rió Laila hasta que se dio cuenta que la razón por la que no había caído era porque había caído en el pecho del mayor —¿ya...me puedo quitar?

—Jaja claro.

Gerry se quitó para que Laila se pudiera parar bien y después tomo el libro de su amiga para después pasárselo. Ambos comenzaron a ir hacia su salón llamando la atención de los que estuvieran en los pasillos.

—¿Por qué nos miran tanto?— pregunto algo incomoda.

—No acostumbro a estar con alguien que no sea Terry.

—¿Y dónde está el?

—No lo sé, solo me dijo que tenía que ir rápido al patio y me dejo solo.

Los dos entraron a su salón y mientras seguían hablando vieron como Terry entraba cargando a Yuki como si fuera un costal de papas y que esta última no paraba de patalear ni de gritarle que la bajara y cuando finalmente lo hizo la chica se puso a reír al ver que su amigo más serio tenía en la cara restos del humo; no sabían que había hecho Yuki...pero tal vez era mejor no saberlo. Hacía ya un mes que se habían conocido y hecho amigos y la verdad es que aunque ninguno lo admitiera les había ayudado mucho eso, incluso ya habían estado haciendo planos de varios prototipos que harían juntos. Vieron como la maestra llegaba y cada uno se fue a su lugar.

—Buenos días a todos, hoy voy a darles estos permisos que tienen que darles a sus padres para que los firmen— decía mientras le daba un montón a cada primero de cada fila.

—¿Y para qué es esto?

—Bueno Yukino es para un excursión que daremos en él desierto.

—Ahhhh, ¿es en serio?

—Si Yukino y si no te gusta la idea puedes quedarte castigada en lo que el resto de la clase no está.

—¡Agh! está bien.

Laila, Gerry y Terry no pudieron evitar reírse un poco al ver la actitud de su amiga, ya sabían muy bien que a falta de algún laboratorio equipado para sus queridos proyectos solo se encerraba en el salón de música para tocar su guitarra a todo volumen. Llego la hora del almuerzo y aun a pesar de que afuera estaba lloviendo los cuatro salieron hasta quedar en su lugar de siempre.

—Tu sí que sabes poner de malas a la profa.

—¿Pues qué querías que hiciera? Nos van a llevar al desierto donde lo único que halláremos será arena en partes donde no queremos. Siempre hay algún tonto que se pone a lanzar bolas de arena.

—¡Oye!...¿Cómo supiste que iba a hacer eso?— hablo Gerry a lo que Laila y Terry se dieron un facepalm.

—No quiero ir, pero tampoco me quiero quedar castigada.

—Eso solo te deja una opción— hablo Laila.

Los tres vieron como la japonesa se cruzaba de brazos y se dejaba caer al piso derrotada.




Transformers prime: Era decepticonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora