Pasé la tarde caminando por la costa, no quería volver a casa porque necesitaba pensar con la cabeza fría. Así que me paseé hasta que se puso el sol. Sabía lo que tenía que hacer, pero ¿cómo soportar abandonar la casa de mis padres? Lo único que me habían dejado en este mundo.
Llegué a casa luego de la hora de cierre de la tienda, por lo que Trisha ya se había ido. Me preparé una ligera merienda pues no había almorzado y el estómago ya me lo reclamaba. Me puse los shorts de tela que acostumbraba a usar entrecasa y la camisilla gastada que tenía desde hace al menos cinco años.
Me senté en el patio a contemplar las orquídeas de mamá, todas florecidas, y lloré. Me quedé sentada en el suelo mientras el viento se llevaba mis lágrimas, hasta que el cielo se cubrió totalmente de estrellas.
El sonido del timbre me sacó de mis recuerdos de infancia. ¿Quién podría venir a esta hora? Me limpié las lágrimas con la ropa pensando que tal vez Trisha estaría en frente con unos refrescos, pero cuando llegué a la reja me encontré a la limusina estacionada y con las luces encendidas.
—¿Ethan? —me sorprendió verlo de pie frente al portoncito de metal.
—Hola, Jackie. ¿Puedo?
—Claro —dije un poco nerviosa y saqué el candado. Él ingresó y me miró de arriba a abajo.
—Vaya, ¿por qué tan formal, vas a algún lado?
Me hizo reír y avergonzarme al mismo tiempo.
—No esperaba visitas, pero si vas a quedarte iré a cambiarme un momento —le dije mientras lo conducía por el caminito de piedra hasta la casa.
—Lamento haber venido sin avisar, es que te fuiste tan rápido esta tarde que me quedé un poco preocupado.
—No tienes que hacerlo, estoy bien.
—¿Bromeas? Te ves terrible.
—Ya te dije que iré a cambiarme.
—No me refiero sólo a tu ropa, sino a todo. Estás despeinada, tus ojos lucen hinchados y tu nariz roja. Pero debo admitir que tienes una casa muy bonita —agregó cuando lo hice pasar a la sala de estar.
—Gracias —le ofrecí sentarse y me dirigí hacia mi habitación para cambiarme. Mi ánimo estaba por el suelo, pero no podía recibirlo tan mal puesta. Él me siguió por el pasillo y me tomó de la muñeca antes de que abriera la puerta.
—Jackie, espera. —Volteé a mirarlo—. No tienes que ir, si saliste a verme así es porque pensabas que era otra persona.
—Creí que podía tratarse de Trisha o Curi.
—Bueno, ¿ves? Ellos son tus amigos, y yo también.
Le lancé una mirada de reprobación. —Eres un chico que conocí la semana pasada.
—Bueno, por ahora sí. Pero Trisha y tú me agradan, si me lo permites puedo ser tu amigo.
—Lo dudo —fui cortante, creo que demasiado.
—¿Y eso por qué? ¿Yo no te agrado?
Lo miré directamente a los ojos. Si no hubiera estado con tanto pesar encima probablemente me hubiera callado, pero me sinceré por completo.
—Si nos hubiéramos conocido de otra manera me hubieras agradado. Pero vienes aquí con la intención de sacarme mi hogar, lo único que me dejaron mis padres —mis ojos se llenaron de lágrimas otra vez—. Encima me dices que es para el bien común y me haces sentir la peor persona del universo porque aun así no quiero vender, y porque sin importar lo que suceda no voy a soportar ver cómo reducen a escombros el lugar donde viví con ellos toda mi vida —las lágrimas afloraron como salidas de un grifo, él intentó tranquilizarme colocando su mano en mi hombro, pero la aparté de un manotazo. —Entonces no, Ethan, no podemos ser amigos porque no es sólo que no me agradas, ¡sino que te detesto! —ya no podía detener el llanto y mis palabras se trabaron por completo.
Contrario a lo que pensé que haría, él me enredó entre sus brazos y me atrajo hacia su pecho con delicadeza.
—Lo siento tanto Jackie, lo lamento de verdad —pareció dolido y acariciaba mi cabello con ternura.
Enterré mi rostro en su hombro y lo abracé también. Ahora me sentía peor, por haberlo tratado así. Ethan se había comportado tan amable conmigo.
—El mes pasado se cumplieron seis meses —expliqué.
Él me separó hasta tener mi rostro frente al suyo, lucía sorprendido.
—No me lo dijiste... pensé que había sido hace tiempo.
Negué con la cabeza y él secó mis lágrimas con sus dedos.
—Lo siento Jackie, olvida todo lo que te dije esta mañana. Me reuniré con los arquitectos el lunes y cambiaré el anteproyecto de obra. No tienes que dejar la casa, no llores más.
Asentí empezando a recobrar la calma.
—Gracias.
—No me lo agradezcas, sólo dame la oportunidad de ser tu amigo y cambiar ese concepto que tienes de mí.
Volví a asentir y en su rostro surgió una leve sonrisa.
—Y ahora te diré lo que vamos a hacer. Voy a enviar un mensaje al chofer para que lleve la limusina a casa y tú y yo vamos a buscar la película cómica de mejor valoración que exista y la vamos a mirar juntos.
—No te gusta ver llorar a las chicas.
—En realidad, no me gustó verte llorar a ti —dijo con ternura y me hizo sonreír.
Cuando la película terminó nos despedimos y se fue a su casa en taxi. Dormí mucho mejor esa noche, se me había levantado el ánimo totalmente gracias a Ethan.
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Casa NO en venta (completa✔)
RomanceElla vive y trabaja en la casa que le heredaron sus padres. Él quiere hacer ahí un centro comercial. ¿Quién de los dos vencerá? ** ESTA NOVELA ESTÁ DISPON...