Prólogo

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— ¡Y me besó! — chilló Hyuna, logrando que las otras chicas soltaran exclamaciones de emoción.

— ¿Y? ¿Qué tal? ¿Cómo fue? — interrogó Rin, encaramándose sobre la mesa para acercarse más. — Dinos y no omitas detalles.

Solté un gruñido de fastidio mientras apoyaba mi mentón sobre mi mano izquierda y me dedicaba a observar por la ventana junto a mí. Sentí la mirada de las chicas sobre mí persona y, luego de un pequeño silencio, Momo fue la que decidió romper el mutismo que nos envolvió.

— ¿Qué pasa, Miyeon? ¿Por qué te molestas?

— Porque siempre es lo mismo. Nos juntamos y ustedes no hacen más que parlotear sobre los chicos que besaron y esas baboseadas. — Me crucé de brazos y apoyé mi espalda en el respaldo de la silla de la cafetería en la que nos encontrábamos. — Es que acaso... ¿No tienen nada mejor de que hablar? Como por ejemplo... ¿Sobre la nueva malteada de frambuesa que están vendiendo aquí?— Levanté el batido al nivel de mi cara para enseñárselos y las miré con una ceja alzada, cuestionado su tema predilecto para hablar cada vez que nos reuníamos.

Las quería, de verdad que las quería, eran mis mejores amigas y me gustaba verlas felices, pero estaba harta que de lo único que supieran hablar fuera acerca de compartir saliva con un chico. Porque al principio no me importaba que hablaran de ello, pero ya me parecía demasiado.

Hyuna sonrió con diversión, apoyó ambos codos sobre la mesa y se inclinó hacia mí mientras me señalaba con su delgado y pálido dedo índice.

— Tú~ pequeña saltamontes, estás celosa — dijo con el usual tono cantarín que utilizaba cuando me molestaba.

Mis ojos se abrieron un poco por la sorpresa ante su comentario y seguido, mi ceño se frunció. Quité su dedo de mi cara con fastidio, pero sin llegar a lastimarla en lo absoluto.

— ¡Yah, Hyuna! ¿Qué estupideces dices? Yo no estoy celosa de ustedes. — Tensé los labios y me encogí de hombros. — Es solo que no le encuentro lo fantástico de compartir bacterias y esas cosas con otra persona.

— ¡Vamos, Miyeon! ¿Es que acaso nunca te ha gustado alguien a quien te den ganas de agarrarlo a besos? — cuestionó Momo, abrazándome por los hombros y con su dedo índice, comenzó a picar mi mejilla — Todas sabemos que jamás has besado a nadie, tus labios son vírgenes pero... De verdad, Miyeon ¿No te han dado ganas de besar a algún chico?

¡Claro que sí! Pero eso era algo que no les diría. Los chicos que han sido de mi agrado se pueden contar con los dedos de una sola mano y admito, que ha pasado más de una vez por mi cabeza la idea de besarlos, pero no lo haría por el simple hecho de que me avergonzaba el hacerlo. No tenía tanta personalidad como mis amigas para tomar la iniciativa con un chico.

Desvíe la mirada de la rubia y negué.

— Realmente, no.

— Eres una amargada. Es por eso que nadie te ha querido besar.

— ¡Hyuna! — la regañó Rin, la cual se había mantenido al margen de la conversación hasta el momento.

— No, Rin. Déjala, ella tiene razón, nadie jamás querría besar a alguien como yo — hablé, sintiendo un molesto dolor en mi pecho gracias a sus palabras que consiguieron herirme. Las ganas de seguir ahí compartiendo con las chicas se esfumaron por completo, por lo que me levanté de mi asiento, alejando al mismo tiempo a Momo de mí.

— ¿A dónde vas?

— A casa. Nos vemos el lunes en la escuela.

Tomé mi malteada y salí del lugar enfadada, ignorando por completo los ruegos de Rin y Momo porque no me fuera.

KISS » JEON JUNGKOOK ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora