De compras y Kiku

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Sus ojos se abrieron de golpe y se sentó. Lovino seguía en su cuerpo humano, pero el sueño que había quedad grabado en la mente. ¿Por qué estaba cubierto de sangre en el sueño? ¿Por qué estaba sentado un muro tan delgado y doloroso? ¿Que significaba?

Bostezó y se estiró. El reloj en la mesa de Antonio decía que eran las apenas las cuatro con diecisiete minutos de la mañana y Antonio dormía profundamente junto a él. Sonrió suavemente, pero rápidamente se deshizo de aquella embarazosa sonrisa y se levantó de la cama. Tenía que ir al baño.

Luego de lavarse las manos como le había enseñado Antonio, el chico gato miró a su alrededor. Seguía cansado, pero no quería irse a dormir ya que temía que aquel sueño volviera. Ya no sentía el dolor que había tenido en el sueño, pero fue bastante real.

Se dirigió al sofá y encendió la tele, quedándose viendo un estúpido infomercial de una porquería que se supone que cocinaba todo lo imaginable al mismo tiempo. Sus ojos lentamente se fueron cerrando y lo primero que vio al abrirlos lo primero que vio fue a Antonio despertándolo con expresión confundida.

—¿Lovi?

Lovino le fulminó con la mirada —Lárgate, bastardo... tengo sueño —se estiró y rodó a un lado.

Antonio suspiró —Supongo que no fue un sueño... de verdad eres un humano ahora... o algo así...

Su anterior mascota gruñó al ser molestado. 

—¡Bueno, tal vez deberíamos ir a comprar tu propia ropa hoy~! ¡Despierta~! ¡Salgamos a desayunar~! 

—¿De verdad querrías que te vieran con un chico mitad gato en público? —espetó Lovino. 

—Bueno, puedes usar un gorro. Estamos a medio de Octubre, así que no se verá tan raro, pero tu cola será un problema... en realidad... hay una tendencia entre algunos adolescentes que usan colas de animales falsas... así que si corto un agujero en uno de mis pantalones o algo así, ¡podríamos pasar tu cola a través de el y parecerá solo un accesorio~! —parecía completamente contento con su idea. 

A Lovino no le agradaba mucho la idea, pero poca elección tenía. Antonio encontró un par de jeans viejos que le habían quedado chicos y cortó un pequeño agujero en la parte de atrás perfecto para que Lovino sacara su cola. Entonces le volvieron a vestir con la chaqueta y el gorro. 

—¡Perfecto~! —sonrió Antonio, y entonces se fue a vestir. Un rato después Antonio abrió la puerta y dejó que Lovino saliera al balcón de concreto. El español cerró la puerta y sonrió —¡Muy bien, Lovi~! ¿Listo para irnos? 

El estómago de Lovino rugió y Antonio soltó una carcajada —Tomaré eso como un sí~ —Tiró de la manga de Lovino y lo llevó hasta el auto. Era un artilugio en el que Lovino solo había estado dos veces y que había asociado con el abandono. 

Estaba reacio a entrar, pero finalmente se obligó a sentarse en el asiento de pasajero cuando se convenció de que Antonio no podía deshacerse de él en esta forma.

El viaje puso algo inquieto a Lovino, que vigilaba cada cosa y lugar por el que pasaban. Su cola se sacudía con energía, haciendo reír a Antonio.

—¿Qué es tan gracioso, bastardo? —moviendo la cabeza en la dirección del otro hombre. 

—Nada, es solo que... luces humano... pero sigues actuando como un gato a veces, ¡Es adorable! 

—¡No soy adorable! —frunció el ceño cruzándose de brazos y se recostó en su asiento.

NekoRoma - Hetalia [Traducción]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora