Diagnóstico

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Con un horrible despertar en Lunes, tosiendo, sangre y pesadillas, Lovino tiritaba levemente cuando Matthew vino a recogerlo.

Lovino miró a su plato en frente de él que Kiku le había servido. Huevos, tocino y unos panqueques que hizo Matthew. Su estómago rugía de hambre, pero aún así no pudo comer nada.

—Lovino, tienes que comer algo... —Insistió Matthew— Y trata de calmarte un poco también... Creo que estarás bien, me parece que tú tos es el único problema. Solo tengo que examinar tus pulmones y garganta para saber qué anda mal. Un jarabe para la tos puede ser lo único que necesites.

Eso pareció animarlo un poco y el italiano empezó a comer. Se las arregló para tragar unos pocos bocados de cada cosa, pero solo lo suficientemente para acallar a su estómago y la gente que le acompañaba. Por una parte deseaba estar con Antonio mientras lo examinaran, pero entonces recordó las horribles palabras que le había dicho el español.

Kiki le deseó suerte y se despidió cuando Matthew arrancó su vehículo del estacionamiento con Lovino en el asiento de pasajero, diciéndoles que le verían pronto en su camino al trabajo.

—No te preocupes, Lovino.... —Susurró Matthew

Lovino asintió y se apoyó en su asiento y cerró los ojos. Antes, era él quien trataba de convencer a Antonio que estaba bien. Ahora el era el qué temblaba, preocupado del por qué continuaba escupiendo sangre.

Llegaron al edificio y Lovino se inquietó. Claro que tenía que ser el mismo centro de cuidado animal donde trabajaba Antonio. Pero gracias al cielo, Antonio no sé encontraba en el escritorio de recepción cuando entró junto a Matthew, pero Ludwing caminaba a través de los pasillos.

–¡Lovino! —El alemán frunció el ceño, acercándose.

—Buenos días, Ludwing. —Matthew agarró la manga de Lovino metiendo prisa.

–Espera, Antonio te está busca...

—No menciones ese puto nombre en frente de mi otra vez, bastardo patata. —Siseó Lovino— Ya lo he superado. ¡Me fuí de casa! ¡Soy tan humano como tú o Feliciano! ¡Tengo derechos ahora! Así que déjame en paz... No quiero tener nada que ver con él. —Lovino camino rápidamente con Matthew a su oficina. Ya no iba a llorar.

—Vale, quítate la chaqueta y tú camiseta y siéntate en esa banca. Voy a realizar unas pruebas básicas contigo y entonces vamos a echar un buen vistazo a saber qué está pasando dentro tuyo ¿Sí?

Lovino asintió e hizo lo que le pidieron. Matthew escuchó su respiración, tomó su temperatura y más revisiones así, incluyendo reflejos.

—¿Sueles toser así en otros momentos del día?

—No, solo después de la pesadilla

—Matthew frunció el ceño. —¿Pesadilla?

Lovino suspiró. —Cada noche desde que me convertí en humano he tenido esta pesadilla. Cuando despierto de ella estoy tosiendo, sudado y sintiéndome muy enfermo. Cómo hace tres días atrás empecé a toser sangre y desde entonces no se ha detenido.

El canadiense le pidió a Lovino que abriera la boca. Miró adentro y suspiró. —No hay obstrucciones, ni heridas, ni inflamación... Nada... Por lo que puedo ver, tu garganta está bien, tus pulmones están bien, libres de fluidos. —Trajo el equipo de rayos X y comenzó a prepararlo—. Ven, párate frente a esto. Disculpa si es raro, es pequeño ya que es para perros, gatos y otras criaturas pequeñas.

El italiano sonrió levemente. —Eres el primero que me considera como un humano...

Matthew sonrió. —Eres una de las pocas personas que puede verme o al menos recordar mi nombre.

NekoRoma - Hetalia [Traducción]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora