Doble Divergente

Capítulo 4

[Quince días después]

Llevaba dos semanas de la peor iniciación que podría haber elegido.

Tenemos que hacer servicios a la comunidad, dar comida, algo ropa y demás cosas a los abandonados...

¿Qué por qué elegí abnegación?

Para que mis padres no perdieran a sus tres hijos en un mismo día.

Para que a mí madre no se le rompiera el corazón.

Pero hoy haría algo mucho mejor. Hoy era el día de visita. Hoy podría ver a mi hermana gemela por última vez en mi vida.

El día de visita era cuando quince días después de la ceremonia de elección, las familias pueden visitar a sus hijos en sus nuevas facciones para despedirse después de ellos para siempre.

Una vez pasaba el día de visita, estaba prohibido relacionarse con tu familia en el caso de que estuvieras en otra facción. También habían familias que no visitaban a sus hijos.

Mi madre y yo íbamos a ir hasta osadía, para visitar a Beatrice.

Mi padre no había querido ir. Seguía un poco enfadado con mi hermana pero sobretodo con Caleb. Mi padre decía que nos había traicionado para irse con "el enemigo". Desde pequeña, siempre me han enseñado a odiar a erudición, igual que ellos odian a abnegación.

Erudición lleva meses publicando artículos falsos contando mentiras horribles sobre nuestra facción.

— Cassandra. — me llamó mi madre.— ¿Estás lista? Nos vamos ya.

— Si, vamos ya.

...

Cuando llegamos hasta osadía, ya habían familias esperando a que sus hijos trasladados llegaran. Cuando estas nos vieron empezaron a cuchichear sobre nosotras. Los informes de erudición habían llegado a todas las facciones.

Veo como los demás iniciados se reúnen con sus familias. Entre la multitud, distingo la cabeza rubia de Beatrice. Lleva un vestido negro y su cabello suelto sobre los hombros.

Nuestras miradas se cruzan y ella sonríe. Me alegro muchísimo de verla. Es extraño pasarte toda tu vida con una persona y de repente no poder volver a verla nunca más.

Llega hasta donde estamos y abraza a mi madre.

—Beatrice. — susurra, pasándole una mano por el cabello a mi hermana.

— ¡Cassie! — exclama mientras me abraza. — ¡Te he echado muchísimo de menos, hermanita!

— Ni te imaginas lo mucho que te he echado de menos yo a ti, Beatrice. — le contesto. — Y mi nombre en Cassandra, no Cassie.

— Para mí siempre serás mi Cassie. — dice ella. Mi madre sonríe ante nuestra conversación, creo que ella también echa de menos que estemos juntas. — Por cierto, ahora me llaman Tris.

— ¿Tris? — digo yo, mientras me río. Ella me fulmina con la mirada como tantas veces ha hecho desde que éramos solamente unas niñas. — Te queda bien el nombre.

— Mírate, estás más ancha. — dice mi madre, poniéndole un brazo sobre los hombros. — Dime cómo te encuentras.

— Tú primero.

— Hoy es una ocasión especial. — le dice. — Hemos venido a verte, así que mejor hablemos de ti. Es mi regalo.

Sigo la conversación entre mi madre y Beatrice pasando la mirada de una a otra, como si fuera un partido de tenis.

— Solo una pregunta. — dice Tris tras una pausa. — ¿Dónde está papá? ¿Está visitando a Caleb?

Hice gestos a Tris para que no lo preguntara, pero ya estaba hecho. Desde la ceremonia de elección, Caleb se había vuelto un tema tabú en mi casa. Mi padre pretendía actuar como si Caleb y Beatrice nunca hubieran existido, pero para mí eso era imposible.

— Ah. — responde, sacudiendo la cabeza. — Tu padre tenía que trabajar.

— Si no quería venir, podéis decírmelo. — dice, bajando la mirada. Yo le paso el brazo por los hombros para reconfortarla y mi hermana me sonríe.

— Últimamente tu padre está siendo muy egoísta. — contesta mi madre, mirando a Tris a la cara. — Eso no quiere decir que no te quiera, te lo prometo.

— ¿Y Caleb? — pregunta. Vuelvo a hacer señas para que se calle. — ¿Lo visitareis después?

— Ojalá pudiéramos, pero Erudición ha prohibido que los visitantes de Abnegación entren en su complejo. Si lo intentáramos nos echarían.

— ¿Qué? ¡Eso es horrible! ¿Por qué lo hacen?

— La tensión entre ambas facciones es mayor que nunca. Ojalá no fuera así, pero poco puedo hacer al respecto.

— Eso es horrible. — repite Tris, mirando hacia el abismo.

Sigo su mirada y veo a un chico unos años mayor que nosotras. Va vestido de negro, supongo que será un osado. Está apoyado en la barandilla, solo.

— Ese es uno de mis instructores. — dice Beatrice. — Intimida un poco.

— Es guapo. — dice mi madre. Yo suelto una risita que rápidamente transformó en tos.

Tris asiente con la cabeza sin darse cuenta. Mi madre ríe también. Veo los intentos de mi hermana por apartar a nuestra madre de él, pero justo cuando está apunto de sugerir irnos a otro sitio, él mira atrás.

Sus ojos se abren como platos al ver a mi madre, que le ofrece a una mano.

— Hola, me llamo Natalie, soy la madre de Beatrice.

— Cuatro. — repite mi madre sonriendo. — ¿Es un apodo?

— Sí. — responde él sin dar ninguna explicación. — Su hija lo está haciendo muy bien, he estado supervisando su entrenamiento.

— Me alegra oírlo. — dice ella. — Se unas cuantas cosas sobre la iniciación de Osadía y estaba preocupada por ella.

— No tiene de qué preocuparse.

— No sé por qué, pero me resultas familiar, Cuatro. — comenta mi madre, ladeando la cabeza.

— No sabría decirte. — contesta, y su voz se vuelve fría. — No suelo relacionarme con abnegados.

Mi madre se ríe.

— Pocas personas lo hacen estos días, no me lo tomo como algo personal.

— Bueno. — responde él, algo más relajado. — Las dejo a solas.

Antes de irse, cruzamos una mirada.

Y en ese momento todo cuadra.

Cuatro es Tobias Eaton.

Hola lectores!

Gracias a todos los que leen esta historia, espero que os guste y muchísimas gracias por votar y comentar. Me encanta leer vuestros comentarios ;)

Lo siento mucho por dejaros siempre con la intriga, de verdad que lo siento.

Este capítulo está copiado del libro de Divergente, solo que he añadido algunas cosas.

Nos vemos en el próximo capítulo,

Natalia y Paula (@chica_unicornio_)