Capítulo 3 - Desesperación

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Mientras tanto, en Tweek Bros...

Entre tanto Richard hablaba de negocios referentes a su última adquisición por su móvil, la sra. Tweak, emocionada por saber novedades al respecto, esperaba para hablar con él mientras repasaba las mesas comerciales con un paño y juntaba las tazas de los clientes que habían dejado la cafetería recientemente.

Al sonido digital de la tecla de finalizar llamada, ella no pudo sino apresurarse al mostrador para preguntar con curiosidad.

—¿Y de qué te hablaron ahora los abastecedores, querido?

Richard se frotó la frente, pensativo, intentando encontrar una forma sencilla de abordar el tema.

—Me dijeron que nos seguirían probando, que trabajar con su producto de manera apropiada no era fácil, ni promoverlo tampoco. Pero que estaban ansiosos de oír los resultados luego, para ver si somos capaces de promocionarlo y venderlo de forma efectiva.

Su esposa se quedó en una clase de laguna mental momentánea, descifrando lo que aquello podría significar.

—Es la primera vez que me hablas de esa forma tan poco detallada, amor. ¿Hay algo aquí que yo no sepa?

—Nada. —al momento de confesar eso, sacudió su cabeza y se reivindicó rápidamente.— Es decir, nada importante cielo, sabes que yo siempre te comento todo lo que hay que saber.

—Richard... —la mujer usó la típica táctica de tortura femenina, que consistía en colocar la expresión más severa y silenciosa que podía llegar a emular. Esa expresión era un recurso muy poderoso, indicaba que si no obtenía respuestas, las cosas se pondrían muy feas.

—C-cariño...

Su esposo comenzó a ponerse bastante nervioso, y se resistía a hablar cuanto podía, pero no lograba esconder la incomodidad implícita que aquella mirada le provocaba. De un segundo a otro, suspiró en un intento de darse coraje.

—Es una sorpresa cielo, cuando tengamos los resultados, voy a decirte de qué se trata.

El sentido agudo de intuición femenina en su cónyuge se reflejaba en su mirada. Se notaba en ella un semblante turbado seguido de un notorio hormigueo de mal augurio, por lo que la vio arrugar la frente y adoptar más bien una expresión de preocupación severa.

—Tomaste una taza de ese café bien cargada esta mañana. Ya deberían haber resultados. Ya debería haber visto yo los resultados.

—Amor, ¿Crees que me atrevería a tomar un café así en la mañana? ¿Un café que claman que tiene efectos altamente afrodisíacos que me pueden alterar durante las horas en las que recibimos más clientes?

Ahora tenía un peor presentimiento. Ella siempre había tenido la idea de que su esposo hacía ciertas cosas a espaldas de ella, pero nunca se atrevió a preguntarle. Aún así, tenía la ínfima esperanza de que no fuera nada turbio.

—Querido, sabes muy bien que esperarán nuestra decisión antes de que termine el día, y debemos informarles cómo vamos a promover su mercancía, o perderemos la oportunidad de hacer negocios con ellos.

—Sabes... Me equivoqué de café, ¿De acuerdo? Aún así tendremos los resultados más tarde, ¿No es así?

La señora Tweak lo razonó. Le pareció justo que él quisiera probar el café más tarde luego de que terminara la hora de comercio. No obstante, al analizar de nuevo lo que dijo primero, se detuvo unos quince segundos para procesar lo que había escuchado, hasta que pudo soltar una respuesta del calibre apropiado para la situación.

—Richard, por empezar ¿Qué tan seguro estás de que te equivocaste de taza...?

Permanecía inalterable y sonriente. Su esposo conservó la calma y dejó algo de su tensión de lado, ya que hasta hace pocos segundos estaba asustado de las consecuencias de lo que había dicho.

Relegación. [Tweek & Craig (Creek)]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora