—Te lo haré saber—dijo Serena. Bueno, eso me recordó a la frase de el Señor Burns en los Simpsons. Bueno, ¿se nota que me gusta los Simpsons? Cada viernes después de ir a el Little Rocker Restaurant con Hailey, veíamos los Simpsons. ¿Qué es el Little Rocker Restaurant? Mi lugar favorito, el primer restaurante al que fui cuando llegué a Londres. Conozco a todos los que trabajan allí y siempre me hacen descuento.
—No seas pendeja—dije—. Esa frase la dijo el Señor Burns. ¡Sé original!
—¿Porque quieres que vaya contigo?
—Bueno, eres la única que sé qué dirá que si.
—¿Cómo estás segura?
—Oí lo que dijo tu amiga de mi. ¿Le parezco misteriosa y hermosa?—dije y sonreí—. Bueno, tú amiga, Azul se llama ¿no?—Serena asintió—. Tampoco está mal.
Ella se puso más roja que un tomate y reí. Pensándolo mejor, está chica vive sonrojada.
—Bueno, deja de morbosear a mis amigas.
—Solo si vienes conmigo.
—Okay. Vamos.
¿Qué? Esto es de verdad. ¿Serena Wood quiere salir conmigo? Vaya, no sabía que eso iba a funcionar.
—¿Enserio?—Salté de la emoción.
—Ajá.
Tomé su mano y nos fuimos caminando hacia el Little Rocker Restaurant. La mano de Serena no era tan suave. Como su corazón. Se le nota que tiene el corazón algo amargado. No me importa, si Serena se gana mi corazón, yo la ayudaré a curar el de ella. Me valía verga que los homofóbicos de Londres nos veían raro. Le puedo tomar la mano a quien yo quiera,
—Toma mi mano más fuerte. Vamos a cruzar una calle y no quiero que te lastimes—Serena me soltó la mano—. ¿Qué?, solo me preocupo por ti. Eres menor.
Ella frunció su ceño.
—Tengo veintidós. ¿Y tú?
—Veintidós.
Vaya, vaya. No es menor.
—¿Entonces?
—¿Cuándo cumples?
—Mayo diez.
Yo pensaba que yo era extraña. Pero ella es peor. Tiene una tía llamada Zureka, en realidad se debía llamar Selena por la cantante mexicana y ahora me dice que cumple en el día de las madres.
—¿Día de las madres?
—Ajá.
—Que seca eres—dije—. Yo cumplo en febrero dieciocho. Dame la mano ahora, niña.
Esa no es mi fecha de nacimiento, de hecho, no la recuerdo. Esa fue la fecha en la que los hombres me secuestraron. Serena me dio la mano y cruzamos la calle. Llegamos el Little Rocker Restaurant.
—¿Este es el mejor lugar del mundo?—preguntó irónica. Me miró así por el edifico viejo, sucio y lleno de graffitis.
—No juzgues a un libro por su portada—dije, tomé su mano de nuevo y entramos.
Ella se sorprendió porque todo era todo luminoso, luces LED y había un mural hecho con pinturas fluorescentes. El mural eran dibujos hermosos y bellos de aves. En el centro de la habitación había otra cortina en la mitad. En ese momento apareció Claudia. Una amiga hippie con rastas, ropa holgada y ojos color chocolate.
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Iris
RomanceSerena Wood era solo una chica entre millones. Tenía sus imperfecciones: hablaba mucho de cosas que a casi nadie le importaban, era algo tímida, era insegura de sí misma, decía lo que pensaba sin que le importara lastimar a nadie, etcétera. Pero yo...