Como Hilos de Seda

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Al llegar al departamento del susodicho, Shinra se quedo algunos minutos dentro del ascensor tratando de ordenar sus pensamientos procurando no cometer algún error dentro del departamento del informante.

Tenía que hacerle frente, ya llevaba a lo menos ocho minutos dentro del recinto y todavía no se dignaba a entrar al departamento, suspiro dándose un golpe mental por lo infantil de su comportamiento.

Con paso seguro subió al decimotercer piso de quince y avanzó hasta la puerta del fondo. Arregló su camisa, dejó su maletín en el piso y se colocó su delantal; tomando su maletín divisó el timbre y con su mano libre lo tocó.

Como si los segundos se volvieran minutos, Shinra desespero pensando lo peor.

Y si a Tsugaru le había pasado algo.

¿Shizuo aparecía?

Realmente la mente humana es capaz de crear los peores escenarios en tan pocos segundos, Shinra trató de eliminar esos posibles futuros dejándose llevar por la realidad que estaba viviendo ahora, en estos instantes.

Tocó por segunda vez, apretó el timbre más fuertes haciéndolo sonar hasta afuera. Se detuvo cuando escucho un leve "ya voy" de parte de Tsugaru.

Abrió la puerta dejándose ver, traía una camiseta de manga larga blanca que se difuminaba hasta llegar al color azul en el final, junto con unos pantalones color gris. Tenía cara de cansado, pero lo recibió con una débil sonrisa de agradecimiento.

—Shinra-san, de verdad. Muchas gracias por venir. —expresó agradecido, haciendo pasar al médico, el cual agradeció dando un leve gesto de cabeza.

El de lentes con una pequeña sonrisa entra al departamento, observándolo detenidamente; va y se sienta en el gran sillón en forma de "L" que estaba ubicado en el centro del salón de estar.

—Iré a ver a Psyche—avisó Tsugaru mientras subía la escalera bajo la atenta mirada del médico.

Observando como el muchacho subía y se perdía en el segundo piso, el de lentes dejó su maletín encima del sillón. Se levantó en silencio y recorrió todo el primer piso observando detenidamente algún cambio en ella, mas el médico solo buscaba algo en particular.

La cabeza de su amada.

Shinra no pensaba en robarla ni nada, él pensaba que estaba mucho más segura con el informante que donde su padre u otros lugares. Solo quería confirmar que luego de "eso" la cabeza hubiera sido movida de su lugar por sus nuevos "dueños".

Se acercó a la gran estantería de libros que tenía Izaya hacia el lado izquierdo del escritorio, miró todos los niveles de libros que tenía el estante. Se detuvo en el sexto nivel de libros; removió un poco hasta hacer notar una pequeña esquina de metal que se asomaba entre medio de las grande enciclopedias.

Sonrió.

La había encontrado, su sonrisa rebosaba en felicidad. Ver el rostro de su amada era el mejor regalo que le podían dar, con esos ojos cerrados parecía un ángel, solo quería tocarla.

Pero no, aunque su deseo era tenerla al igual que Celty; no podía permitírselo. Juntarlas a ambas era la pérdida total de memoria de su amada, algo a lo cual no estaba dispuesto a hacer, no si quería conservar las memorias de la Dullahan.

—Shinra-san, ¿Qué está haciendo?—interrumpió Tsugaru que se encontraba en los primero escalones observándolo extrañado.

El médico dio un sobre saltó ante la sorpresiva aparición de Tsugaru, se dio vuelta para encarar al muchacho.

DisociaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora