Durante el trayecto en taxi, Becket que se había quedado un poco adormilada, empezó a moverse.
-¿Dónde vamos? – preguntó.
-A mi casa – respondió él.
-Pero yo no quiero ir a tu casa – dijo volviendo a moverse.
-Pues antes sí que querías. ¿Quieres estarte quieta de una vez?, me estas poniendo nervioso.
-¡No me grites! – exclamó ella – me duele la cabeza.
-No te he gritado, ni siquiera he hablado fuerte y es normal que te duela la cabeza con lo que llevas bebido. Nunca pensé que fueras capaz de beber de esa manera.
-¿Me estás llamando borracha? – exclamó ofendida.
-No mujer, ni se me ocurriría – dijo él con tono irónico.
-No me encuentro bien, quiero bajarme del coche – se lamentó ella.
-Ya casi estamos llegando – dijo él, bajando la ventanilla al ver que se estaba poniendo verde.
-Creo que me estoy mareando.
-¡Oiga señora, no me vaya a vomitar en el coche! – exclamó el taxista – yo paro y lo hace en la calle.
-¡Vamos aguanta, Becket! – dijo Castle – ya casi estamos llegando, solo quedan dos manzanas.
El taxista iba tan deprisa intentando evitar lo que iba a ocurrir, que el traqueteo estaba mareando más a Becket, y cuando llegó a su destino fue tal el frenazo que dio, que ella sin poder evitarlo empezó a vomitar dentro del taxi.
-¡Señora, que asco!, y ¿quién me va a pagar la limpieza del coche? – preguntó irritado el taxista.
-Por el dinero no se preocupe, espere que voy a sacarla del coche antes de que vomite más – dijo Castle también con cara de asco, ya que además del coche se había manchado ella y lo había manchado a él.
La sacó como pudo del taxi tirando de ella y diciéndole:
-Espera un momento que le pago al taxista – y sacando la cartera del bolsillo le dio un fajo de billetes – con esto tiene suficiente para limpiarlo.
-Desde luego amigo – dijo el taxista con ojos sorprendidos al ver la cantidad de dinero – si me paga así dejo que su amiga vomite otra vez.
Cuando se marchó el taxi, Castle se giró buscando a Becket y no la vio por ningún lado.
-Pero ¿dónde se ha metido esta mujer? – se preguntó mientras la buscaba.
La vio sentada en el suelo, tenía muy mala cara y estaba dejada caer contra el poste de una señal. Se acercó a ella y cogiéndola por los brazos la levantó del suelo, pero el movimiento no le sentó muy bien y empezó de nuevo a vomitar bastante, poniéndolos a los dos perdidos.
-Wow… para ya, que pareces la niña del exorcista, ¡qué barbaridad!, claro con la cantidad de alcohol y todo lo que cenaste anoche no me extraña que vomites de esa manera.
La cogió del brazo y la condujo hasta el portal. El portero de noche lo saludó.
-Buenas noches señor, espere que le llamo al ascensor, ya veo que su amiga no se encuentra muy bien.
-Sin comentarios Joseph.
-Por supuesto señor.
Y al subir al ascensor y estar los dos más juntos, Becket un tanto aturdida lo mira con ojos vidriosos y cara de asco.
-¡Qué mal hueles!
-Así que ahora huelo mal, ¿eh?
-No soporto el olor a vómito, ¿por qué estás así?
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Un fin de semana diferente
FanfictionDespués de llevarse un disgusto, Kate decide ahogar sus penas en el alcohol. Situada en la tercera temporada.