Mathew decidió buscarlo en internet. Le aparecieron varias historias. Pero en una página de noticias lo decía, al leerlo, Mathew quedó sorprendido:
Se encontró un barco lleno de dinero en la costa del país. Las autoridades buscan al sospechoso de los 30 millones de dólares. A continuación una entrevista con Michael Hummel el jefe encargado de esa revisión:
~Buenas tardes señor Hummel
*Buenas tardes
~¿Puede contarnos un poco de su experiencia en este caso?
*Con gusto
~Lo escucho
*Era un día normal, como siempre hacía revisiones. A las 4:37 pm ví un barco rojo a lo lejos. Estaba seguro de que no lo había revisado, ya que el número del barco era 1789076 y ese número no estaba en los registros. Me subí a la lancha y deje a mi compañero registrando más barcos. Perseguí al barco hasta que paro. No querían dejarme registrar las cajas. Hasta que lo hice. Encontré 30 000 000 dólares. Y en una cabina había personas capturadas algunas con leves daños, otras con graves. Encarcelamos a los conductores pero todavía no encontramos al responsable.
~Muchas gracias.
...
*Mathew no quería seguir leyendo. Era horrible. Estaba sorprendido. Si Caroline se enteraba... Creía que se divorciaría. Pero no podía hacer eso. No lo hacía por una simple, pequeña, y tierna razón. Amelia. Eso la destrozaria. Era muy pequeña.
Decidió guardar silencio. Pero supo una cosa. No debía meterse con ese tipo, porque a pesar de que la página en donde descubrió todo esto tuviera muchos comentarios de mentiras y dislikes. Lo creía. Era más lógico que las otras historias. Decidió irse a dormir. Tratando de olvidar aquello que lo atormentaba. Lo que él no sabía es que eso lo atormentaría por mucho tiempo.
Al día siguiente Mathew se despertó con el timbre. Creyó que no habría nadie, así que se levanto de mala gana, cuando vio a Caroline a punto de abrir la puerta se devolvió. Hasta que escucho un gran grito:*
-¿¡AURELIA!?— grito Caroline
-¿Y usted qué hace aquí?— pregunto groseramente Aurelia, si Aurelia Parkson.
*En seguida Mathew salió corriendo a la puerta. Y si, vio a su madre. Por suerte ella no se había dado cuenta de que él estaba ahí viéndolas.*
-Mire señora, esta es mi casa.
-¿SU CASA?— Aurelia soltó una risa, muy grosera, e irritante— seguro está trabajando aquí pero de sirvienta.
-Señora, no todos estamos en su situación económica.— dijo Caroline viéndola de arriba a abajo.
-Esta casa podrá ser suya... Pero su aspecto sigue siendo de una pobretona.
-Y usted podrá parecer muy elegante, pero sigue siendo una sucia mujer cruel y despiadada.—Caroline intentó cerrar la puerta pero Aurelia no la dejo.
-¿Dónde está mi hijo?
-Su hijo no está aquí.— dijo Caroline sorprendida
-¡CLARO QUE SI! Lo está escondiendo ¿o qué? Lo sé porque cuando era bebe le puse un chip y sé dónde está a toda hora.
-Loca maniática. Su hijo, no está aquí. Y si lo estuviera yo misma lo sacaría de esta casa. Porque aquí no se permiten genes suyos. Aquí no se permiten personas malas.
*De repente Aurelia volteo la mirada, y vio a su hijo. Ahí parado. Mathew se dio cuenta pero actuó como si no la conociera. Hizo lo posible por actuar de forma natural. Así que bostezo y bajó por las escaleras como si nada.*
-Buenos días Caroline. ¿Quién es la hermosa señora que te acompaña?—dijo Mathew entre nervioso y serio
-Hola Mathew. Esta señora es la madre de alguien que me arruino la vida.
-¡EL ES MI HIJO!—grito Aurelia muy nerviosa
-Perdon señora, yo no la he visto antes.—Mathew al decir eso, se sintió tan mal, que le daba ganas de vomitar por su forma de ser.
-Aurelia, no me sorprende que tu hijo se haya alejado de ti porque hasta el se da cuenta de que eres una bruja. Pero no metas a mi asistente en esto.
-El es mi Hi-hijo... A ver, si n-no lo e-es como se lla-llama, ¿eh?— a Aurelia se le aguaron los ojos.
-Señora, yo-yo soy Mathew Lawell—dijo Mathew casi llorando.
-Listo, ahora puede irse, hasta nunca.
*Caroline le cerró la puerta en la cara. Mathew se sentía muy mal. Era horrible oír cómo insultaban a tu madre, pero peor aún era negar a tu madre, pero lo más horrible, era ver a su madre llorar. Caroline suspiró, le pidió perdón a Mathew y subió. Apenas se fue Mathew entro al baño, y empezó a llorar. No podía creer lo que había hecho. Así que cogio su celular, y marcó el número de su madre. Aunque el que contesto, fue su padre*
-¿Hola?
-¿Papá? ¿Papá? ¡pásame a mamá te lo suplico!
-Espera un minuto hijo... Mathew... Tu- tu madre no quiere hablar contigo.
-¿¡QUÉ?!
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Las vueltas de la vida
RomansaCaroline en su infancia fue una chica de pocos recursos, pero ganó una beca para un gran internado, donde conoce a Mathew. Pasan años y la vida da muchas vueltas. Uniendo a Caroline y a Mathew de nuevo. -Todos los derechos reservados®