Mientras la morocha cruzaba la puerta, el hombre que tanto la amaba, esperaba ansioso el momento de decir "Sí, acepto." Desde el primer momento en el que la vio, supo que era lo más hermoso que iba a ver en su vida. Esos ojos marrones profundos, y llenos de sentimientos, cautivaron a Marino. Todavía se acordaba de lo nervioso que había estado ese primer día que la vio, era apenas un niño, toda esa tarde estuvo intentando hacerla reír, quería comprobar si la risa de Mariana era tal cual la imaginaba. Cada día desde que se conocieron, pensó como sería el día en que la besara, JAMAS pensó que sería mientras su Lala estaba internada, pero agradecía que haya sido así.
Lali, apenas miro a su comprometido, se acordó de muchas cosas. Mariano, siempre había sido su mejor amigo, su amor imposible, pero verdadero, jamás pensó que su sueño de casarse con él se haría realidad, pero eso la hacía más feliz todavía.
Mientras ella caminaba hasta el altar de bodas, sus amigos y familia la miraban orgullosos. A nadie le importo lo que pasaría luego, aunque el embarazo era muy delicado e importante, todos ignoraron ese tema, no querían pensar que pasaría con Lali luego del parto. Ese iba a ser el día más importante de sus vidas, el casamiento de ellos era algo que a todos les hacía sentir feliz.
Los que la conocían a la novia, sabían lo que había luchado para poder vivir con su enfermedad, y los que eran amigos del novio, sabían que había estado toda su VIDA junto a ella, acompañándola en cada momento.
-Estamos reunidos para unir en el santo matrimonio a Mariana Esposito, y a Mariano Gastón Martínez –Empezó diciendo el cura, cuando los próximos marido y mujer, estaban juntos- Mariano, empieza con tus botos.
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-Yo, Mariano Gastón Martínez –Dijo agarrando el anillo de casamiento- Te tomo a vos, Mariana Esposito como mi mujer, para amarte y respetarte hasta el fin de mis días. Porque desde que te conocí supe que no había nadie más en mi vida, todavía me acuerdo de cuando cumpliste 4 años. Ese día estaba dispuesto a confesarte lo que te amaba, pero me acobarde –La miro con dulzura y suspiro, ella ya estaba llorando por la emoción- Desde ese día, te cuide como a una caja de cristal, aleje a cada hombre que se te acercara –Comentó con gracia, y todos rieron- Pero sobre todo, JAMAS deje de amarte. Porque tus ojos marrones, me trasmiten más que mil cosas, siento que atreves de ellos puedo ver tu alma, tu ser. Porque con solo verte por las mañana se alegra mi día. Porque vos, junto con nuestros dos hijos, son lo más importante que tengo –Hizo una pausa, y seco las lágrimas de su amada- Te amo Lala –Dijo concluyendo su discurso
-Yo, Mariana Esposito –Empezó diciendo Lali después de que el padre pida que de sus votos- Te desposo a vos, Mariano Gastón Martínez, como mi esposo, para amarte y honrarte hasta el fin de los tiempo. Sé que sería imposible que te dejara de amar en algún momento en este mundo, y es por eso, que te elijo. Porque sos la única persona que logra calmarme, y que siempre me acompañas –Una lagrima se cayó del ojo de la morocha, y él le seco los ojos- Porque se, que pase lo que me pase, vas a ser un buen papá, y que elegí al hombre indicado para tener hijos –Sin aguantar más, Mariano, la abrazo y la beso- Te amo Marian –Dijo terminando, después del beso.
-Por el poder que me concede la iglesia, los declaro marido y mujer –Dijo el cura, después de preguntarles si se aceptaban como esposos- Puede besar a la novia –Nos fue necesario que dijera más, para que él, la besara con amor y ternura.
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Lali era todolo que necesitaba en su vida para ser feliz. Sin ella no sabría que pasaría consu vida, era una columna que lo mantenía en pie, si esa columna desaparecía, élse caería.
